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08 CUEVAS DEL BECERRO: ACUNADO ENTRE ROCAS

martes, 2 de junio de 2009

Una leyenda cuenta que en el cobijo oscuro y húmedo de una cueva, tiempo ha, un campesino del pueblo encontró un becerro. Un becerro dorado como el sol y de brillo tan intenso que iluminaba el último resquicio de su recóndito escondite. Un becerro de oro puro, oro intenso. Un becerro de oro. A esta leyenda se le atribuye el nombre de esta población: Cuevas del becerro. Aunque también hay otra más prosaica y tanto menos misteriosa e igualmente válida. Cuenta el cuento popular que un becerro se perdió en la profundidad de la noche. Sus balidos de lamento se escuchaban desde el pueblo. Los campesinos, impresionados por el llanto lo siguieron cual flautista de Hamellín y hete aquí que en una de las muchas cuevas que circundan el municipio encontraron a la criatura aterida de frío. Cuevas del Becerro, quizá con este nombre no podría ser otro su santo que San Antonio Abad, patrón de los animales. Más leyendas aún se desprenden de este municipio y que se contarán más adelante.


La llegada, el trazado y el aparcamiento


Rodeado de agrestes picos, emerge el caserío blanco de Cuevas del Becerro. Izado a un promontorio rocoso observa impávido los campos que le rodean. Columna vertebral natural del tránsito entre Ronda, Campillos y Antequera, Cuevas del Becerro vive en el paso nutridamente transcurrido de estas dos grandes localidades. Paso natural porque en las lindes del municipio circula un paso abierto entre las montañas, Cuevas del Becerro se yergue como frontera natural. Tiene la población un trazado rectilíneo que avanza hacia el frente siguiendo el trazado natural del promontorio al que parece rebosar. Desde el corazón del centro urbano apenas si entre dos calles se pueden observar las montañas que le rodean, auténticos puntos de interés geológico y que forman parte de la ruta del Torcal de Antequera. Se intuyen, tras los balcones de forja y las rejas de las ventanas, amplios y frescos patios de desahogo. Nos introducimos en el pueblo y seguimos la indicación de ayuntamiento. En la primera parte de sus calles estrechas, dos franjas amarillas junto a la acera nos indican que el estacionamiento está prohibido. Un poco más allá de la Casa Consistorial se puede aparcar sin mayores problemas. En época estival se recomienda llevar sombrero, gorra, crema de protección solar y abanico. No ha entrado aún la temporada estival y se presiente el calor que puede apretar en pleno verano. Aún con todo, y dada su altitud y proximidad a la sierra, tampoco estará demás pertrecharse, incluso en el tórrido verano, con alguna ligera ropa de abrigo.
La Iglesia de San Antonio Abad

Nos acompaña en el inicio de nuestro recorrido un continuo e intenso trinar de pájaros, es una banda sonora de frescor agradable. Nos encaminamos hacia la iglesia de san Antonio Abad, que se sitúa en la misma calle que el ayuntamiento, la Calle Real, pero unos cien metros hacia atrás. La Iglesia de San Antonio Abad es un templo sencillo, de una sola nave y con una profunda fragancia de flores en su interior. Ocho imágenes saludan desde sus flancos y el altar, curioso por su sencillez y conformado por tres arcos de medio punto construidos en ladrillo alberga otras tres imágenes. A la derecha del altar, una pequeña capilla, donde tres mujeres charlan con voz queda. Al final de la nave, a la izquierda, un San Antonio con dos becerros a sus pies.

Camino al Nacimiento y las eras


Salimos, de nuevo a la calle Real y caminamos por ella hasta prácticamente el final del pueblo. Tomamos una indicación a la derecha, donde se nos subraya la dirección a la Plaza de la República. Caminando por esa calle que discurre paralela a calle Real, llegamos hasta una señal que nos ofrece varias posibilidades. Hornos romanos, nacimiento, polideportivo, etc... Caminamos de frente, en busca de los hornos romanos. No los encontramos. Preguntamos en un par más de ocasiones y nos dicen que estamos en la dirección correcta. Seguimos sin hallarlos. Optamos por llamar a una casa. Nos atiende una chica joven. - Los hornos los retiraron hace unos años, la idea es construir un museo en el lugar donde se ubicaban, pero por ahora... Damos la vuelta y ponemos pies hacia el nacimiento. No tiene pérdida, sólo hay que seguir el entramado de calles paralelas a la calle Real y continuar por "Salida pueblo". Tras algo menos de un cuarto de hora andando llegamos hasta el nacimiento y las eras.

Las eras y el nacimiento


Nos llama la atención un cartel que se sitúa antes de subir hacia las eras. En amplias letras blancas indica: los Resbalaeros. El cartel hace referencia a tres tajos desgastadísimos que hay en unas rocas a la derecha y cuya leyenda dice así "Estos tajos, conocidos popularmente como Los Resbalaeros han sido para muchas generaciones de niños y niñas de La Cueva, lugar de diversión donde pasar las tardes usándolos como toboganes, dada su singular forma. Más de una rodilla y de un trasero han sufrido desollones y nuestras madres han tenido que tirar algún que otro leotardo y pantalón a la basura, tras haber pasado la tarde resbalándose con ellos puestos". Curioso y popular entretenimiento de tiempos pasados donde el contacto con lo natural era moneda corriente. Tras subir una tramo de escaleras accedemos a las eras, una pequeña explanada usada tiempo atrás para aventar las mieses del trigo y hacer que el viento realizara su trabajo, dejando sobre el empedrado el fruto del cereal. Muy próximas a las eras se encuentra el nacimiento, por lo que se ve, lugar solicitado de esparcimiento donde los cueveños y las cueveñas, al fresco de las fuentes, espantan el calor. Una red de acequias canaliza el agua y dos caños ofrecen una agua cristalina y fría, perfecta para ahuyentar el bochorno. Charlamos un rato con los lugareños y uno de ellos nos refiere otra historia que también podemos leer en las señalizaciones. Una historia de guerra y de conquistas. Parece ser que "en este lugar, conocido en la edad media como Fuentes de Huéxbar se asentó el Rey Alfonso XI "El Justiciero", con su séquito real para preparar la conquista de Ronda". También nos comentan los lugareños que poco queda de las ruinas del castillo medieval que se erigía en el Cerro del Castillón, pero que en la cara norte, subiendo por el sendero de Juan Durán (junto a la eras) se puede llegar hasta la reconstrucción de un poblado neolítico. Tomamos nota, nos refrescamos de nuevo y vamos camino del coche. El poblado se sitúa a unos cuatro kilómetros por pista del centro urbano. Regresamos junto al carrizal y la acequia que parte del Nacimiento, atravesamos la plaza de la República y por una calle lateral accedemos hasta calle Real, lugar en el que hemos aparcado el coche esta misma mañana.

Malograda visita al neolítico


Con el coche hacemos el mismo recorrido que hace unas horas hemos hecho a pie. Llegamos a Los Resbalaeros" y a las Eras y tomamos la pista hacia la derecha que se da en llamar de Juan Durán. Avanzamos despacio y con cautela. La pista está en condiciones un tanto irregulares y hay que ser precavido. Ascendemos entre un paisaje de piedra y cereal fantástico. Mientras, el camino va empeorando. Grandes surcos se abren sobre la tierra. Hemos avanzado casi dos kilómetros cuando decidimos, muy a nuestro pesar, regresar. El camino no es impracticable, pero con un turismo ordinario puedes arriesgarte a tener algún tipo de avería, así que la vuelta se hace necesaria. Con un coche mejor preparado o algo más alto el camino podría ser más fácilmente transitable. Las vistas que, desde aquí, se nos ofrece del pueblo son inmejorables. Cuevas del Becerro casi parece situarse sobre una cuna de piedra. Paramos, sacamos un par de fotos y nos dejamos llevar por la tranquilidad y el silencio que nos rodean. Ante tanta quietud nos percatamos de cierto pellizco en la boca del estómago... Es hora de comer.
Lagarto Ibérico


La mayoría de restaurantes de Cuevas del Becerro se encuentran a la entrada/salida del municipio. Dado que la carretera que comunica Ronda, Campillos y Antequera transcurre por aquí, parece lógico este desplazamiento. Optamos por el que vemos más concurrido y animado, el Mesón Pelayo. Un restaurante sencillo, con una carta sencilla, pero curiosa y eficaz. Leemos, dentro de la oferta en la que sobresalen los ibéricos a la parrilla hay un nombre que nos deja helados: Lagarto Ibérico. Hemos visto algunos en los campos próximos a Cuevas del Becerro, pero de ahí a saltar de la mesa... Ante la curiosidad y para paliar nuestra ignorancia, preguntamos: - ¿Qué es esto de lagarto ibérico, no será...? - No, no. Es una parte del cerdo que está bajo la costilla, nada grasienta y muy tierna y jugosa. Nos apuntamos al lagarto. La proximidad de Antequera se hace notar y, en temporada, también sirven porra antequerana. Nos apuntamos a la porra. Para cerrar, una presa ibérica. A la comida añadimos 2 cervezas y una botella de litro y medio de agua. Por tanto, lagarto ibérico, 9€; presa ibérica, 12€; dos porras antequeranas, 10€. Total: 35, 70€. precio razonable, La porra, fresca fresca, estaba deliciosa, el lagarto y la presa también. Los platos venían acompañados de una patata asada y guarnición de tomate y zanahoria. Todo muy recomendable.

En el retrovisor

Nos sumergimos en los campos que rodean a Cuevas del Becerro. Cereal y pinos, fragancias poderosas del mediterráneo próximo. Los roqueríos que lo protegen señalan las bibliografías geológicas fueron antes un mar. De ahí, quizá las oquedades que lo rodean, de ahí quizá la importancia espeleológica de otro de sus enclaves, la Cueva del Moro, ruta obligada para los amantes de este deporte. Dejamos atrás Cuevas del Becerro, y aún lo vemos erguido sobre su promontorio, en el espejo retrovisor, como una presencia totémica y mayestática.

Recomendaciones y enlaces de interés

Recomendaciones turísticas: En verano, imprescindible llevar gorra o sombrero. No está demás, como se ha indicado antes, pertrecharse con algo de ropa de abrigo, refresca en las noches. Visitar, como curiosidad popular , los Resbalaeros. Y degustar con fruición la fresca agua que brota de los chorros de nacimiento. Imprescindible, probar el lagarto ibérico en el Mesón Pelayo, una delicia.
Enlaces de interés: Recomendamos como guía principal la página web del Patronato de Turismo de la Costa del sol y la web municipal de Cuevas del Becerro.

Este blog queda abierto a todas las sugerencias y recomendaciones de sus lectores. Quiere ser una puerta abierta y cuantas más opciones haya, mejor. Os esperamos en El Color Azul del Cielo.

6 comentarios:

Nekane dijo...

Me atrae más la leyenda del becerro dorado.Me quedo con ella.
La vista del pueblo acunado por esos roquedales es sorprendente y me dan ganas de nuevo de ponerme botas de monte y explorarlo todo con tiempo.
Por lo que estás sacando en este blog observo encantada que esn todos los sitios hay fuentes,frescor,y nacimientos de agua y manantiales.La naturaleza se compensa a si misma.
Tiene una pinta excelente el lagarto ibérico. IRÉ POR TODAS cuando visite Cuevas del Becerro.
Otra sorpresita ensoñadora para empezar bien el martes.
gracias,Israel.
Vamos descubriendo contigo.

Anonymous dijo...

Cómo sabes hacer que lo que ya es bonito parezca inevitable de visitar.
Un abrazo,Israel.

Mentxu dijo...

En el mes de julio iremos para abajo.Estamos planificando para ver de forma organizada la mayoría de los pueblos que tu nos sugieres.
Son muchas las visitas que tienes en tu blog.Es que nos tienes enganchadísimos.
Ikusi arte.

Elba dijo...

Y tanto que visitadísimo.Como que salimos a mil y pico visitas por pueblo.Felicidades,Israel.
Nos gusta muchísimo y nos hace soñar.

Bego dijo...

Me gustan las acequias y las fuentes,me imagino con calor, descansando y refrescandonos en ellas.¡Que sensación más agradable!

Anónimo dijo...

Me han dicho que fabrican muy bien la forja.. lo habeis oido..?