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09 TOTALÁN: ECOS DE CANTE Y OLIVARES

martes, 9 de junio de 2009

"Canta el viento, canta el río y compone una canción que en mi pecho hace sonido, que en mi pecho hace sonido cantando en mi corazón", con esta letra cantaba Antonio Molina la copla Bendita Tierra, y algo de bendita hubo de tener Totalán para el insigne cantaor cuando la plaza más destacada de la localidad lleva su nombre. No hay misterio. Los padres de Molina son oriundos de este municipio, fueron totalatenses o totalateños o "rebotaos" como popularmente se les conoce por su apodo. Se rinde así homenaje a dos vecinos que dieron al mundo uno de los más grandes cantaores de coplas de todos los tiempos según aseguran los aficionados y la crítica del momento: Antonio Molina. Y sigue: "La verde rama del limonero perfumaré con el eco de mi cantar....."

Totalán

Totalán es un pueblo pequeño, rodeado de lomas agrestes cargadas de olivos sobre un terreno seco y duro. Desde algunas de sus calles superiores se puede observar el espejismo del mar, tan lejos y tan cerca, como un anhelo de salida, de escapada. Es un caserío blanco, apretado y, pese al seco derredor, fresco, muy fresco. Calles estrechas y sinuosas buscando la cima de los oteros próximos, dédalo laberíntico de rincones sin salida, pasajes que no llevan a ningún sitio. Un vestigio del trazado presumiblemente mozárabe que llegó a tener la población. Mozárabe, como su nombre, que se cree, así lo indica T.E. El Pasero en un panel explicativo en el interior del pueblo, provenía de la palabra andalusí Totalán que significaba torta, teoría fundamentada "en los documentos encontrados que hablan de los diferentes cortijos llamados Tortela, Tortila y Tortalán". La página web del ayuntamiento de Totalán ofrece la posibilidad de imprimirse una cómoda ruta que nos ayudará a recorrer los monumentos más emblemáticos de la población. Una ruta por el casco histórico que llevamos con nosotros desde el lugar de origen y que será de utilidad. Es un pueblo pequeño, pero como ya apuntaba ciertamente complejo en su trazado. Vamos a seguir las indicaciones de la ruta ofertada.

Los ecos de Antonio Molina

Tras recorrer una carretera de ascensión entre olivos, siguiendo el cauce seco del río Totalán, dejamos a la izquierda la desviación hacia el caserío de Olías para dirigirnos al núcleo urbano. Pronto nos acoge una plaza de considerables dimensiones en la que poder estacionar el coche sin mayor preocupación. Resulta ser, como descubriremos más tarde la plaza Antonio Molina. Apenas a cien metros se sitúa el comienzo de nuestra ruta, la Plaza de la Constitución, centro neurálgico de Totalán, donde además de la Iglesia de Santa Ana se encuentra la panadería y, un poco más adelante, un banco, una farmacia y una de las entradas del ayuntamiento. Ya percibimos a través de los laterales del templo su complejo trazado de callejas estrechas. Sombrerío fresco para recorrer despaciosamente, a paso tranquilo, con cierta morosidad. Dejándose llevar por el transcurrir cadencioso del tiempo. A la izquierda de la iglesia, visto de frente, y en la calle que lleva el mismo nombre, calle Iglesia, un arco de medio punto irregular une las casas próximas y el templo, forjando un juego de sombras y uniendo irremisiblemente ambas construcciones. Intentamos indagar el porqué de este arco, su justificación arquitectónica, pero no lo hallamos. La puerta de la iglesia está cerrada, preguntamos a la panadera, que nos indica que hay una mujer que tiene la llave, pero no sabe donde vive. Interrogado un hombre sentado en uno de los bancos contesta: - Es ahí mismo, en el portal número 1. Llamamos. No aparece nadie. Llamamos. Se asoma una mujer que nos mira, que escruta nuestro atuendo e intenta averiguar sólo con su mirada cuáles son nuestras intenciones. Le inquirimos sobre nuestros deseos de contemplar la iglesia a lo que respondió: - La llave se la llevaron ayer. Nada más. Sostiene la mirada, cruza la calle y desaparece por otra puerta. Nos miramos y levantamos los hombros.

Las cascadas
Tomamos la calle arroyuelo y caminamos hacia la plaza homenaje a Antonio Molina, una placa reza "hijo que fue de Paco y María, vecinos de Totalán, en Málaga nació y en Totalán aprendió a cantar". En el centro de la plaza, junto a una fuente, el busto del cantaor la preside. Escultura realizada por el artista Antonio Gallero en 2001. Junto a la placa, unas escaleras ascienden hasta el siguiente punto de nuestra ruta, las cascadas. Una moderna construcción que proporciona frescor a la entrada del municipio y que consiste en un ingenioso juego de fuentes que caen en cascadas sobre una loma empedrada, repleta de árboles y con varios bancos donde reposar y descansar. Las cascadas son frescor al rumor del agua, salpicaduras, bancos de piedra y forja. Contemplamos a dos hombres mayores sentados, miran el mar en el horizonte, permanecen callados. Un educado "buenos días" a nuestro paso y otra vez silencio. Desde las cascadas ascendemos por la calle Axarquía hasta el Barrio del Morro, dirección campo de fútbol. Un intenso aroma a guisos y pucheros nos sale al paso. Y recordamos que en Totalán es muy popular la Chanfaina, un plato modesto a base de patatas acompañadas de un "majaíllo" de vinagre, orégano, comino y otras variadas especias y que tiene su contundencia en el chorizo, la morcilla y la carne de cerdo y asaduras que le acompañe. Un plato tradicional que además se ha transformado en una Fiesta de la Chanfaina que se celebra durante el mes de noviembre y que ha sido declarada por la Diputación de Málaga como Fiesta de Interés Turístico Provincial. Caminamos hacia arriba.

En las alturas y el mar
La senda de la calle Axarquía se transforma en calle Canela Fina y después en un camino de subida recia que nos lleva hasta el Campo de Fútbol, punto más alto del centro urbano y desde el que se contempla el espejeo del mar azul que se abre por entre los montes amarillos y verdes de olivares. Un entorno del que se presupone dureza en sus labores cotidianas. Descendemos por una curva a la izquierda y nos sumergimos de nuevo en el laberinto de calles. Pese a la dureza del terreno, las callejas siempre parecen frescas y apretadas de macetas con flores rojas, azules, amarillas, verdes... Calle Enrique Castillo, calle Morro, calle Pasionaria.. así recorremos el centro del pueblo hasta llegar de nuevo a la Plaza de la Constitución y la Iglesia de Santa Ana. Es aquí donde optamos por pasear y perdernos, dejar la guía planificada a un lado y callejear, parándonos para fotografiar un arriate, para saludar a los vecinos y vecinas, para buscar el cobijo de la sombra, para leer algunos de los paneles explicativos que salpican aquí y allá las paredes del pueblo. Todo hasta notar cierto cosquilleo en la boca del estómago.

Parada y tapa(s)


En el paseo sólo hemos localizado un bar abierto, una taberna que responde al nombre de Arriba y Abajo, que se encuentra a la entrada del pueblo y que antes era conocida como Arroyuelo. La primera pregunta: - Tenéis chanfaina. - No, hoy tenemos callos. Recuperar las comidas tradicionales ha de ser una labor de todos, eso que se ha dado en llamar Patrimonio Intangible y que refrenda la historia, labores y economía de los pueblos. Tras la fiesta que se organiza en noviembre, la Fiesta de la Chanfiana, lo propio sería encontrar este plato a lo largo del año en sus casas de comidas, pero no es así. Sucede en otros lugares. La dificultad de encontrar comidas eminentemente locales es en cada ocasión mayor. La postura de los empresarios es lógica, no se va a servir en mi establecimiento algo que ya se hace de manera habitual en casa propia, pero los visitantes nos quedamos con la miel en los labios, con ganas de probar, de conocer, de valorar. Aún con todo, estos olvidos o despistes o faltas, siempre son un buen aliciente para volver, por ejemplo, a la Fiesta de la Chanfiana. Degustamos otros productos, muy buenos, que nos ofrecía Arriba y Abajo, entre ellos una tapa de callos (intensamente perfumados), una tapa de pipirrana de pulpo, una tapa de filetitos "aliñaos" y una tapa de albóndigas, a lo que se suma 4 cañas de cerveza y da un total de 13'10 euros. El bar tiene un techado de paja magnífico bajo el que sentarse al amparo de la sombra, fresca y necesaria. Charlamos y nos dejamos llevar. Queda uno de los monumentos destacados por visitar: el Dolmen.


El Dolmen del Cerro de la Corona

Montados de nuevo en el coche y siguiendo las explicaciones que nos ha ofrecido el dueño del Arriba y Abajo vamos a la búsqueda de la carretera que asciende hasta el Dolmen. Situada a algo menos de un kilómetro por la carretera de acceso al centro urbano por la que hemos legado, una indicación señala la carretera de acceso. Es una calle peatonal que acaba en un camino de tierra entre varias casas, así que la mejor de las opciones es dejar el coche abajo y ascender, tranquilamente andando. Siempre hacia arriba, tras superar las últimas casas, una senda estrecha marcada y preparada con barandillas de madera nos guía hasta el monumento megalítico. Es una ascensión corta pero seria en grados de elevación. Lo mejor resulta tomárselo con tranquilidad. Una vez llegados al monumento, que data del siglo III ó IV y del que quedan unas escasas ruinas, se puede contemplar de nuevo el Mediterráneo. Parece ser que en el entorno de el Dolmen se encontraron abundantes vasijas y restos óseos humanos. Ahora, el nicho en sí está vallado y un panel explicativo ofrece algunos detalles más. El ayuntamiento informa en su página web que se estás a la espera de constituir un museo más amplio. Descendemos.


Queda atrás

Dejamos atrás Totalán, que desaparece casi instantáneamente entre las cortinas de campos y olivares, tras una curva pronunciada. Vemos el lecho seco del río del mismo nombre y, sin querer, silbamos una nueva tonada de Antonio Molina. Nos arrancamos por: "Soy minero y mi corazón templé con pico y barrenaaaaa"...


Recomendaciones y enlaces útiles

Recomendaciones turísticas: Si se visita el pueblo en la época estival, llevar ropa fresca. No está demás parar durante el recorrido y ayudarse del refugio de las sombras.
Enlaces de interés: Recomendamos tres páginas web, la del Patronato de Turismo de la Costa del Sol; la web municipal de Totalán, muy completa y de la que se puede extraer la ruta que hemos seguido para esta visita; y una web personal totalan.net que posee diversos y prácticos contenidos.

Este blog queda abierto a todas las sugerencias y recomendaciones de sus lectores. Quiere ser una puerta abierta y cuantas más opciones haya, mejor. Os esperamos en El Color Azul del Cielo.

7 comentarios:

Juna dijo...

Sigo de sorpresa en sorpresa,de descubrimiento en descubrimiento.
Sigo con las zapatillas deportivas buscando las vistas tan maravillosas que se aprecian y refrescándome en en los manantiales y fuentes.
Totalán.
me gusta todo¡pena de chanfaina! me sonaba mucho el nombre pero no sabía que era.Bueno,objetivo pendiente:pasarme por allí en noviembre de 2010.
Muy bonito,Isra.No quiero caer en topicazos pero la verdad es que me encanta todo.Un abrazo.

lur dijo...

Increible. Increible los lugares que nos estas regalando e increible como los describes.
Yo tampoco quiero caer en topicazos pero me encanta.

Anonymous dijo...

Israel, tienes muchisima razon acerca de lo dificil, cuando no imposible, que es comer en los bares y casas de comidas de esos pueblos sus platos tradicionales fuera del dia que anualmente se escoge para festejarlos. Creo que es un gravisimo error, turisticamente hablando,,,,
sopas, ajoblancos, gazpachuelos bolos, chanfainas, caracoles, etc. etc, que para probarlos casi no te queda mas remedio que ir ese dia y darte de "bofetadas" para acceder a un platillo y una cuchara de plastico para poder probarlos.
No me parece normal. a mi personalmete ya me desmotiva acercarme a Totalan,,, con lo que me gusta comer a mi....

Israel Olivera dijo...

Anónimo:
Ese día no había chanfaina, lo que no significa que pudiera haberla otros. En general es complicado, pero no imposible, degustar gastronomía tradicional, y desde el punto de vista de algunos pueblos pequeños y sus empresario, parece lógico que acundan al lugar común. Este ha de ser un esfuerzo de todos. De los viajeros, vecinos y turistas en reclamarlos, de los empresarios ofrecerlos y de las instituciones potenciarlos, ayudarlos o subvencionarlos de algún modo. Conozco algunas experiencias que van en ese camino y que estáb funcionando bien, pero habría que ahondar en ello.

Un cordial saludo

PD: Totalán tiene otras cosas más allá de la chnafaina. Jaja!!

nekane dijo...

¿Y quien encuentra por Bilbao un bacalao al pil-pil un domingo cualquiera? Hombre, habelo,haylo pero hay que buscalo(En casa sobre todo).
Totalán con chanfaina o sin chanfaina tiene toda la pinta de valer la pena.Buscamos la receta y nos la hacemos en el campo dejando que sus aromas se extiendan...

Anonymous dijo...

Acabo de llegar de trabajar y me encuentro con la sorpresa de que somos más de 11000 los viajeros guiados por el rumbo tan atractivo que nos marcas.Te seguimos de verdad,como puedes comprobar.
Enhorabuena a todos los blogeros y principalmente a ti,Israel.Eres un artista.
Un abrazo.

Bego dijo...

Antonio Molina, madrileño de adopción,en los años 50-60 sus canciones se oian en todas las radios y todo el mundo las canturreaba,el primero de una saga de artistas.
Las tapas y las aceitunas tienen muy buena pinta.