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23 CAÑETE LA REAL: HINS QANNIT, LA MIRADA DEL VIGÍA

martes, 15 de septiembre de 2009

Hins Qannit se llamaba con su otero almenado como testigo y vigía del paso del tiempo. Hins Qannit de moros y cristianos, de guerras y fronteras. Hins Qannit de pasado convulso y presente adictivo. Hins Qannit que hoy se llama Cañete la Real. Hins Qannit con la imagen de la campiña a sus pies. Hins Qannit a la que se rindieron los árabes a la que se rindieron los castellanos, a la que se rinde hoy el viajero. Hins Qannit que conjuga el pasado y el presente en una fusión deliciosa. Cañete la Real para descubrirse, para disfrutarse. Cañete la Real que fue Hins Qannit.

Aproximación y primeras impresiones

Denso y profundo amarillo, cereal y olivo que nos acompaña en el camino a Cañete la Real. Los modernos y quijotescos molinos mecen sus aspas al compás que les marca el viento. Las lomas, ondulaciones breves que ascienden y descienden con suavidad, transmiten una sensación de profunda serenidad en este paisaje que fue terreno fronterizo repleto de batallas y sangre, de guerras inacabadas, de posesiones moras y árabes y castellanas y cristianas y vuelta a empezar. Cerros que vieron crecer a la romana ciudad de Flavia Sabora entre el perfume del trigo aventado. Así, se asoma Cañete la Real acunada entre dos montañas como un manchón blanco sobre su falda. Destaca entre el caserío la torre cuadrangular, sólida, seria, enhiesta e imaginamos allí arriba, encaramado la pose estatuaria de un vigía, quizá del propio Omar Ben Hafsun oteando el horizonte. Según nos acercamos al casco urbano el horizonte se torna apabullante, ante nosotros se extiende la campiña que precede a la comarca antequerana.

El espectáculo de la arquitectura

Seguimos las direcciones que nos llevan hasta el centro del casco urbano y a la vera de la iglesia de San Sebastián estacionamos el coche. Un tramo más adelante se encuentra la plaza del ayuntamiento y en la misma calle también se pueden encontrar algunas plazas libres donde aparcar. Salir del coche y quedar gratamente sorprendidos es todo uno. A izquierda y derecha se erigen diversas casas de fachada señorial, casas del siglo XVIII majestuosas y cuidadas al detalle que impresionan por su estado de conservación y su poderío. En esa misma calle, la esquina izquierda está ocupada por una de las paredes laterales del convento del Santísimo Sacramento. A nuestra espalda, despegando hacia el cielo se encuentra la iglesia de San Sebastián un edificio casi etéreo que destaca por los colores grana y albero intenso de la portada y la torre y los ribetes de azul que marcan un fuerte contraste con el resto de los pigmentos. La entrada a la parroquia preside la calle y la transforma en una suerte de antesala de la misma. Su interior, de profusa decoración, está repleto de frangancias florales. El altar mayor decorado con la delicadeza previa a las fiestas de la Santa Patrona la Virgen del Cañosanto que se celebran el tercer fin de semana de septiembre y que han traido hasta la iglesia ramos y ramos de flores. El templo, con sus camerines decorados al detalle, no resulta exagerado ni artificioso. Y ésta es quizá una de las cualidades que presiden Cañete la Real, todo resulta afable y natural, desde su posición estratégica y arquitectura destacada hasta las ganas de agradar de sus gentes. Charlamos con una feligresa que nos explica que esta misma noche, a las diez, se rezará una novena, que la iglesia se llena y que entonces, iluminada, cobra realmente todo su esplendor. Después de sacar varias fotografías, salimos al exterior, de nuevo a esa calle señorial que resulta casi apabullante. Nos llama poderosamente la atención una casa de fachada azul, algo desvencijada, pero que con su balconada de cristales emplomados asomada a la calle y su aire indiano nos subyuga. Su color, su estructura, el patio que podríamos adivinar en su interior atrae como un imán. Destaca entre todas ellas, todas blanco puro, precisamente por su color azul que nos remite al cielo y al mar y que, pese a su estilo, completamente castellano nos hace recordar algo del mundo andalusí. Continuamos caminando por la calle y, accedemos a la plaza de Andalucía, rodeando el convento del Santísimo Sacramento y Sta. Teresa de Jesús de las monjas carmelitas, fundado en el año 1662. La puerta al convento permanece entornada y sabemos que se pueden adquirir dulces. El torno permanece abierto de 09:30 a 13:00 horas y de 16:45 a 18:30 horas. En una placa situada en el hall de acceso y sobre la entrada al torno donde se depositan las compras realizadas se solicita que las peticiones se realicen dentro del horario de torno y a ser posible los domingos, así que optamos por no molestar la calma de las carmelitas y continuar nuestro recorrido por Cañete la Real.

Camino del Castillo

Desde la plaza de Andalucía, donde a la derecha se sitúa el ayuntamiento de Cañete se puede acceder al castillo por tres direcciones. La que está indicada y que es aconsejable si se quiere subir en coche u otras dos. La primera de ellas es atravesando un arco que precede a una calle ascendente y empedrada, situada tras una estatua con la Virgen del Cañosanto, patrona del municipio. Se cruza el arco y tras caminar de veinte a treinta metros se llega a una bifuracación con una curva que hace un giro de casi 180º o que continúa hacia adelante. Debemos tomar la curva, adentrarnos en la calle Porras, donde a la izquierda veremos la verja de entrada al castillo. No tiene perdida porque vamos a caminar continuamente a su sombra. La segunda de las opciones es continuar caminando por la calle del ayuntamiento hacia adelante y tomar la primera a la derecha, la calle Porras que dobla, nuevamente a la derecha, de esta manera, también encontraremos la verja de entrada. Tanto por un camino como por otro no se tardan más de diez minutos en ascender hasta el que fuera probable origen de Cañete la Real, el castillo de Hins Qannit.

Hins Qannit

Las vistas desde esta atalaya que es el castillo imponen. Imponen por su majestuosidad y por lo inabarcable que parece el horizonte. La vista que cuando nos aproximábamos a Cañete la Real teníamos del municipio, la captamos ahora a la inversa. Somos nosotros, desde lo más alto los que estamos encajonados entre dos montañas, somos nosotros los vigías, casi los hijos y herederos del rebelde Omar Ben Hafsún. Se extiende ante nuestra mirada parte de la llanura cerealista que precede a la comarca antequerana, cerrando la línea del horizonte, una imponente hilera de montañas. Hemos visto algunas fotografías desde el mismo lugar que ahora ocupamos. Es invierno, los tejados de Cañete, cargados de nieves, el color grana de la iglesia refulge como una brasa, la llanura que se extiende ante nuestra vista, como un enorme colchón blanco. Debe ser espectacular. Ahora nos muestra el paisaje del último retazo del verano y los amarillos y ocres priman por encima del resto. Estamos enrocados sobre las almenas y las murallas del castillo restaurado y reconstruido. Leemos los paneles explicativos que detallan las funciones de cada parte del recinto y, poco a poco, llegamos hasta el lugar que ocupa la Torre del Homenaje. Un imponente torreón cuadrangular de ventanas muy pequeñas y que se convierte en otero principal del pueblo. En su interior nos espera el Centro de Interpretación "Los Vigías del Territorio", un completo e intenso recorrido por el patrimonio histórico de Cañete y de la comarca del Guadalteba. En el centro nos acoge Gerardo, uno de los guías del centro y nos ofrece la posibilidad de acompañarnos. Aceptamos. En la primera planta realizamos un completo recorrido por la prehistoria y por la ciudad romana de Flavia Sabora, que fue por un tiempo la prolongación de Hins Qannit en la vega. Más próxima al agua, más próxima a los cultivos. Con las revueltas y las luchas fronterizas, los habitantes regresan a las alturas donde permanecen mejor y más guarecidos. Aquí podemos observar diversas monedas y utensilios de la época. En el segundo piso nos acercamos al mundo de Al-Ándalus a través de los objetos de uso cotidianos expuestos. Monedas, agujas, dedales, vasijas y ánforas. Gerardo nos explica todo con paciencia y detalle hasta la llegada de una veintena de moteros talluditos que reclaman su presencia para realizar la visita. Continuamos en la tercera planta por nuestra cuenta y vemos las réplicas de algunas armas de asedio, auténticas obras de ingeniería al servicio de la guerra. En las paredes se hace un recorrido por los diferentes castillos de la comarca y la historia de revueltas permanentes que protagonizaron durante años. Vemos un documental de diez minutos que nos relata la historia de Cañete la Real y sus diferentes enclaves y épocas. A la salida nos cruzamos con los moteros y nos despedimos de Gerardo que ya nos había pertrechado con abundante documentación a la entrada. Este castillo es un ejemplo de recuperación y rehabilitación de un espacio y de su aprovechamiento para el visitante y el vecino como un recurso cultural y turístico más. Los horarios son: de martes a sábados de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas; los domingos de 10:30 a 14:30 horas; y los lunes permanece cerrado excepto festivos. El teléfono para consultas es el 952.71.34.75.

Descenso, el convento de San Francisco y la discoteca

Para bajar al centro del pueblo, optamos por tomar la calle Porras y acceder así a la calle del ayuntamiento. Perderse por este dédalo intrincado es una delicia. La gran mayoría de las casas se encuentran en perfecto estado, cuidadas, mimadas, se dejan entrever algunos patios interiores a través de las puertas abiertas, umbríos, frescos, repletos de flores y macetas. Los vecinos y vecinas nos saludan amablemente al paso. Las calles empedradas acentúan este aspecto un tanto señorial que posee Cañete y algunas guirnaldas que preceden a la fiesta del próximo sábado ponen el toque desenfadado. Llegamos hasta el ayuntamiento y dejamos a la derecha los pósitos municipales que están en fase de rehabilitación. Descendemos por la calle Conde de las Infantas hasta llegar a la plazuela que precede a la entrada del convento de San Francisco. Un edificio robusto y serio, sin concesiones ni alharacas. Con una espadaña sin campana y una puerta con un dintel sencillo. Hay una placa junto a ella. Leemos que el convento tuvo adosado un claustro que se utilizó durante varios años como discoteca hasta que el ayuntamiento de Cañete lo compró para destinarlo a usos culturales. El paseo nos ha abierto el apetito, así que ascendemos la pequeña cuesta que nos ha llevado hasta el convento y entramos en un bar: Bar Andaluz.

El almuerzo y la charla en el Bar Andaluz

Antes de comenzar el relato de los hechos, pedimos disculpas por no publicar fotografías del almuerzo. Las consumiciones fueron saliendo una tras otra y la charla con el dueño del bar, Juanma, nos hizo olvidar la cámara fotográfica. El Bar Andaluz es una tasca típica y popular, varios cañeteros y visitantes se dan cita en la misma y piden cervezas a tercios y quintos acompañadas de tapas variadas. Es un establecimiento bullicioso, alegre, de ambiente distendido, de hablar alto y desenfadado. Pedimos dos cervezas, quintos, y una tapa de morcilla y una de caballa. - No tenemos morcilla, pero tengo una longaniza ibérica que quita el sentido, - nos informa Juanma. - Pues sea longaniza entonces, por cierto ¿qué son mogollones? (aparece en la pizarra de pedidos y no logramos identificar qué tipo de producto es). - Pimientos morrones, a mogollones para acompañar la tapa- contesta ufano el encargado. Entablamos conversación con Juanma y nos comenta que Cañete es un pueblo que merece la pena ser visitado, que el próximo sábado es la feria y que el municipio se pone impresionante de ambiente, de gentío. Mientras conversamos se deja caer una tapa de anchoas, otra de queso de Navarra, dos cervezas más, esta vez tercios. Se nota que Juanma ama su pueblo. Atiende a unos y a otros y regresa de nuevo con nosotros a seguir la charla. Le contamos en qué consiste el proyecto de El Color Azul del Cielo y nos dice que dejemos bien alto el nombre de su pueblo. Insiste y le aseguramos que recomendaremos la visita a Cañete la Real de todo corazón, además, como diría el propio Juanma - A un amigo, lo que haga falta. Seguimos charlando y seguimos y seguimos y pensamos que este próximo sábado, tercero del mes de septiembre, quizá sea una buena idea acercarse a la feria de Cañete la Real.

Recomendaciones y enlaces de interés

Más visitas: En Cañete la Real también se puede visitar la pedanía de Ortegical donde se ubican una torre vigía y un puente romano en las inmediaciones de lo que antiguamente fuera Flavia Sabora.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, a la que sumamos la página web municipal de Cañete la Real y la de la Red de Patrimonio del Guadalteba.

Este blog queda abierto a todas las sugerencias y recomendaciones de sus lectores. Quiere ser una puerta abierta y cuantas más opciones haya, mejor. Os esperamos en El Color Azul del Cielo.

8 comentarios:

nekane dijo...

Me encanta y me encanta y me encanta.
Las vistas:desde la intimidad del pueblo hasta la inmensidad.
El colorido tan (digamos coloreado).
Cuando nieve...
Ah! Y que ya voy a ir yo a ver a Juanma del bar Andaluz.
Agur,Israel.Hasta prontito.

Ana dijo...

DIVINO

Ana dijo...

DIVINO

Israel B dijo...

Isra(me imagino que todo el mundo te llamará Isra como a mi,mejor dicho Irra):El jueves fuimos a visitar Cañete la Real que no conociamos
Belén,un amigo Juanrra,y yo(Irra).
Nos pareció especial.Casi está el segundo o el primero entre mis favoritos.Disfrutamos muchísimo vagabundeando y sacando fotos.Esta vez sin bocata,bar Andaluz incluido.
Una experiencia para guardar con afecto.
Sigue guiándonos que nos acompañas fantásticamente en nuestros viajes(aunque somos un poco anarcos y a veces te desobecemos un poco).
Un abrazo
Israel

Israel Olivera dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios.
A mi tocayo le diré que, en efecto, Cañete la Real tiene algo especial... Quizá su ubicación, arquitectura, paisaje, la amabilidad de su gente... Sin duda es una muy buen recomendación turística. Y con respecto a vuestra anarquía, deciros que nos encanta, de este modo, con vuestros comentarios se enriquecerá muchos más el blog.
Un cordial saludo.

Vero dijo...

He vivido varios meses en Cañete la Real y corroboro que es de verdad un pueblo muy especial por su belleza,su riqueza histórica y cultural y sus gentes.
Saludos,Israel desde este blog tan especial también de una malagueña que te sigue.
Vero

Anónimo dijo...

¿Qué nos contarás mañana?Intriga...

Anónimo dijo...

Es uno de los pueblos más encantadores que conozco, por su tradición, arquitectura, paisajes, historia, etc. Recomiendo, sin lugar a dudas, su visita. Ah, gracias y enhorabuena por esta iniciativa!