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24 BENAHAVÍS: EL SABOR DE LA NATURALEZA

martes, 22 de septiembre de 2009

Benahavís de angosturas y ríos. Benahavís que se mece acunada en el corazón de la sierra. Benahavís de nombre rotundo, sonoro, inequívocamente árabe. Benahavís de aromas dulces y simples y complejos. Benahavís de restaurantes y cultura gastronómica. Benahavís de aventuras y charcas con nombre de moza. Benahavís, la historia te contempla, el castillo de Montemayor te vigila.

Las angosturas y el Charco de las Mozas

El camino que nos conduce a Benahavís se va cerrando sobre nosotros, como un guiño a las angosturas que llevan su nombre, como queriendo borrar nuestro rastro en un deseo de mantener intacto el caserío blanco. La carretera serpentea sobre la ladera de la montaña sin que, en ningún momento, se pueda vislumbrar siquiera el destino último de nuestro camino. Nos engulle entre sus fauces de verde intenso con aquellos riscos de piedra como auténticas mandíbulas prestas a engullirnos. Paramos en uno de los miradores que se erigen antes de llegar al centro urbano. El silencio es arrebatador hasta que la brisa del primer otoño se adentra sin contemplaciones por el encajonado cauce del río y produce un susurro de melodías imposibles y antiguas a las que acompañan el crujir cadencioso de las ramas de los árboles. Algunos farallones de piedra se yerguen sobre el tajo del río y escuchamos esa melodía como una suerte de tonada de Hamellin que nos condujera hasta el corazón de la sierra.

El descenso

Irrumpen en esta quietud los ecos sordos del bullanguerío de un grupo de aguerridos excursionistas que descienden el río de roca en roca, como un paciente parque acuático de antigüedad imposible, como si el ser humano conjugara un sortilegio para vencer a la naturaleza a base de adrenalina. Son jóvenes, una decena, y al salto les animan un par de adultos. Vemos como encaramados a una roca de zambullen en una poza de agua verde y oscura y fría que responde al nombre de Charco de las Mozas. Saltan desde lo alto del roquerío mientras jalean y aplauden y vitorean los que ya han probado el sabor de ese primer miedo. Nos miran y saludan y saltan de nuevo. Y es que una de las características que tiene Benahavís es esta, la posibilidad de practicar deportes de aventura entre los que se incluye el descenso del río Guadalmina. Apuntan los expertos a este respecto que es un río ideal para la iniciación en este tipo de deporte gracias al recorrido por el que discurre. Hay algunas empresas como Exploramas o Aljibe que realizan la ruta guiada por este tramo de río. Pese a su aparente sencillez es aconsejable ir convenientemente preparados y con una persona que conozca el lugar para que sirva de guía. Dejamos atrás las estrecheces con las que nos ha obsequiado la naturaleza y continuamos.

Entrada y aparcamiento

Tras la última curva, el caserío de Benahavís nos recibe alojado sobre la ladera que asciende desde el río Guadalmina hasta Montemayor, donde vislumbramos las ruinas del que fuera castillo, fortaleza y otero. Una fuente situada en una rotonda y que posee forma de torre vigía recoge la carretera y la dirige hacia la derecha o de frente, centro urbano. Continuamos adelante y nos adentramos en la localidad. Hay numerosos lugares de aparcamiento libres en el primer tramo, pero forzamos un poco la marcha hasta llegar al centro mismo. Dejamos a la derecha el edificio de la Escuela Hispano Árabe de la Cocina Mediterránea . La calle nos obliga a girar a la derecha en un tramo bastante estrecho, después de nuevo a la izquierda y descendemos. Hemos optado por aparcar en esta parte del pueblo porque el recorrido ascendente que vamos a realizar nos lleva desde un moderno jardín de aguas cantarinas hasta la plaza principal para adentranos después en sus intrincadas calles. Estacionamos. El día es de un otoño radiante. Y, probablemente sugestionados por saber el sobrenombre con el que se le conoce a Benahavís (El comedor de la Costa del Sol o el restaurante de la Costa del Sol), llegan hasta nuestra pituitaria aromas profundos de buena cocina. Por ahora es sólo sugestión, más tarde comprobaremos que es pura realidad.

La visita

Comenzamos la visita desde el parque-jardín que comunica la parte baja con la parte alta del pueblo. Es un parque empedrado, con caminos de tarima de madera en el que predomina el agua y su murmullo por encima de los elementos florales. Algunos bancos, una fuente y un ambiente de placentero sosiego nos envuelve. Todo es frescor. Tomamos la calle Pilar, en cuesta ascendente, y apenas a veinte metros nos topamos a la izquierda con un palacio del siglo XVI. Es una construcción curiosa con muros de piedra muy oscuros en contraste con la blancura de los marcos que rodean a las ventanas. Es un edificio sencillo, en el que sobresale una torre cuadrada a la que se adosa un cuerpo rectangular construido de la misma manera. Los textos dicen que se construyó al estilo nazarí y conociendo este dato es cierto que nos remite a esa época. El interior está ocupado en la actualidad por las dependencias del ayuntamiento benahavileño. Continuamos adelante y llegamos a la plaza de España. Ya comenzamos a comprobar una de las características ineludibles de Benahavís: la enorme profusión de restaurantes y recintos hosteleros que ofrecen sus menús a los visitantes entre un amplísimo surtido de exquisiteces. Muchos de estos visitantes ya toman el aperitivo en algunas de las mesas, protegidos del sol bajo sombrillas coloristas. Subimos, por una calle a la derecha, hasta la vía principal, donde se encuentra la parroquia de la Virgen del Rosario. En la calle principal hay un estanco y una oficina de correos donde adquirir la preceptiva postal y el franqueo necesario para realizar el envío. Junto a la oficina de correos se encuentran una de las dos escaleras de acceso a la plazuela de entrada a la iglesia de la Virgen del Rosario. Sorprende su interior por la sencillez inmaculada, por su blancura sin parangón. Preside el altar mayor un gran mosaico realizado en piedra, a los laterales, unos paneles confeccionados con azulejo relatan la historia de la Pasión. Es una iglesia de formas muy definidas, muy simples y que la dotan de cierta trascendencia, de un misticismo puro que no se deja distraer. Salimos.
La parte más moderna de Benahavís ha sabido adaptarse al fondo y forma de la parte más antigua, así, la mayoría de las construcciones aledañas al centro histórico son también casas blancas bajas con rejas de forja en las ventanas y umbríos patios con fuentes. Callejear por Benahavís es necesario antes de escoger un lugar donde comer, tapear o cenar. Es tal la oferta que mientras paseamos anotamos mentalmente aquellos platos, menús y precios que nos gustaría probar en otra ocasión. Pero la decisión ya la hemos tomado de antemano.

La comida: un homenaje en Los Abanicos

Optamos por el restaurante Los Abanicos, situado en la calle Málaga. Nos decidimos por él por ya conocido y por saber de su calidad. No es barato, pero merece la pena con creces. Un servicio excelente, una carta completísima y una especialidad en carnes a la brasa y grill de primer orden. Antes de pedir, un aviso... Todos los platos de carne llevan guarnición de patatas fritas caseras, verduras al vapor y arroz basmati con perejil y ajo o pasas, además en el acompañamiento se sirve paté y pan de ajo, así que ¡¡cuidado con las cantidades que se piden!! A esto hay que sumar que las raciones son generosas. Para dos personas, un plato para cada uno y un entrante para compartir es más que de sobra. Los precios oscilan entre los 8 euros de unos boquerones en vinagre hasta los 28 euros de un chuletón de ternera roja. Pedimos una ensalada caprese (tomate, queso, aguacate, albahaca y lechuga rizada con una emulsión de vinagre de módena), 9 euros; cochinillo (una de las especialidades y recomendaciones de la casa), 22 euros; entrecot a la brasa, 14 euros; 2 botellas de agua, y tres tercios de cerveza; total, al que se suman los cubiertos: 69,55 euros. La ensalada caprese está deliciosa, delicada y fresca, el cochinillo jugoso y con la piel crujiente, el entrecot en su punto. La reflexión del pago la hacemos a tripa llena, ¿ha merecido la pena? Rotundamente sí. Un homenaje tampoco se realiza todos los días.

Un paseo hasta el parque de Torre Leonera

Para bajar la comida optamos dar un buen paseo que nos llevará por el jardín que hemos visto al principio, hasta la circunvalación del pueblo, hasta el parque de Torre Leonera, un hermoso espacio de hierba mullida, bancos a al sombra, olivos centenarios y aparatos de gimnasia para los más pequeños y para los mayores. Consta además de un pequeño anfiteatro y un pequeño lago que ayudan a refrescar el ambiente. Presidiendo el parque, la torre que le da nombre, Torre Leonera, una de las tantas que conformaban el cinturón de seguridad que rodeaba Benahavís en los tiempos de lucha entre musulmanes, entre cristianos y moriscos, entre tropas napoleónicas y ejércitos regulares españoles. Ahora, esos tiempos paracen olvidados, y Torre Leonera nos ofrece la mejor de sus caras, apacible, silenciosa, lejana y tranquila.

Despedida

Regresamos hasta donde se encuentra estacionado el coche. El paseo nos ha despejado y despedimos Benahavís con la sensación de dejar atrás un buen lugar. La carretera serpenteante nos atrae de nuevo y escuchamos la cadencia del viento internarse desde las angosturas hacia el nacimiento del Río Guadalmina. Nos invade cierta sensación de júbilo y comunión con la naturaleza. Escuchamos la melodía de ese Hamellin que nos pide regresar. Y regresaremos.

Consejos y enlaces de interés

Deporte de aventura: Benahavís tiene en el río Guadalmina uno de los focos de interés más destacados para realizar turismo activo. El descenso del río, apto para principiantes, lo convierte en destino muy atractivo. Empresas como Exploramas o Aljibe ofrecen a las personas interesadas el material y los guías necesarios para realizar esta excursión atrevida.
Los restaurantes: La oferta gastronómica de Benahavís es muy muy extensa y con presupuestos ajustados para todos los bolsillos. La mejor recomendación es dar un paseo por las calles del municipio y echar un vistazo a las cartas y menús que nos ofrecen. La gran mayoría de locales ofrece al visitante calidad.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la complementamos con la página web municipal de Benahavís.

Este blog queda abierto a todas las sugerencias y recomendaciones de sus lectores. Quiere ser una puerta abierta y cuantas más opciones haya, mejor. Os esperamos en El Color Azul del Cielo.

8 comentarios:

Nekane dijo...

Benahavís:nombre de auténtica sorpresa.
Vamos de sorpresa en sorpresa.
Me encanta como cuentas "La angostura y el charco de las Mozas". Vuelvo a ponerme mentalmente las zapatillas deportivas y cojo una makila para descubrirlo.
Una escuela hispano-árabe de Cocina Mediterránea,un delicioso palacio del siglo XVI y bueno,el pueblo y sus alrededores y esa luz...y esa ensalada caprese.Quiero ir.
Un abrazo,Israel.

otra vez nekane dijo...

Acabo de observar que pasamos de 23000 tus amigos y seguidores del blog.¡Qué maravilla!

Jon Mikel dijo...

Benahavís lo vimos de paso antes de describirlo tú tan bien.
Para Semana Santa Cañete La Real cae,seguro.Me ha parecido muy sugerente.
Agur,Israel.

Elba dijo...

Precioso.Contigo todo es un descubrimiento.
Agur,Isra.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Saludos a los más de 24000 vijeros y viajeras y un abrazo para ti,Israel

aitite dijo...

Un abrazo del PRINCIPAL receptor de postales.Seguid mandando que las recibo con enorme ilusión.
Un abrazo
aitite

Bego dijo...

¡ Que bonitos los parques y que rica la comida !

Mentxu dijo...

Cada día me gusta más descubrir cosas contigo.Oye,Israel,que Jon Mikel y yo estamos enganchadísimos.
¡Qué lástima que esté tan lejos...!
hombre,ya comprendo que entre los 101 pueblos de Málaga no se pueda camuflar algo de Euskadi o de Cantabria que lo tenemos a tiro de piedra.Bueno,no podemos quejarnos porque este veranito ha sido espléndido y fructífero.Te diré que no habíamos pensado en ir hacia allí hasta conectar con tu blog a través de Las estaciones y los días.Bueno,eso creo que ya te lo había dicho.
hasta mañanita,Israel.Agur.