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29 BENAMOCARRA: BAJO LA BATUTA DE EDUARDO OCÓN RIVAS

martes, 27 de octubre de 2009

Viene impregnada de melodías nuestra visita. Seguimos la música hipnotizados, embebidos. Canalizamos la energía del viaje subidos a lomos de un andante, de un miserere. Casi cabalgamos sobre las notas como si estas fueran un rastro que nos atrae con la fuerza de un flautista de Hamellin. Y es que, Benamocarra es la cuna donde nació uno de los grandes compositores malagueños de música clásica. Su nombre era Eduardo Ocón Rivas y vivió en el último tercio del siglo XIX y principios del XX. Así que hoy añadimos a nuestro caminar una banda sonora excepcional. Para acompañarnos sólo hace falta pulsar "play":




(Concierto Extraordinario de Cuaresma de la Banda Municipal de Música de Málaga junto a la Coral Carmina Nova. Domingo 22 de Marzo de 2009 en la Santa Iglesia Catedral de Málaga. Suena: Miserere (Benigne Fac Domine) (Eduardo Ocón Rivas) (Arr: Juan C. Díaz Campello). Dirige: D. Francisco Vallejo)

Aproximación y llegada

La carretera que une Vélez-Málaga con Benamocarra discurre custodiada por una miríada de juncos, cañaverales, naranjos y limoneros. Es un paisaje atípicamente axárquico, han desaparecido los barrancos y los tajos más o menos abruptos para dar paso a lomas suaves, casi mecidas por el mar próximo, infladas por la brisa de la campiña. Son cerros achaparrados que configuran un paisaje amable salpicado de cortijos, de blancas casas de labor, de corraletas y antiguas alquerías... Las calles del centro urbano de Benamocarra son sinuosas, estrechas y quebradas. Para aparcar en ellas tenemos que zambullirnos en el pueblo y estacionar en el primer lugar que encontremos libre. El centro no es extenso y podremos llegar a todos los lugares caminando. A partir de ahí, perderse.

La visita

Comenzamos en la parte más alta del pueblo, quizá una de las más antiguas, y que recibe el nombre de Barrio Nuevo, no tenemos más rumbo que el del instinto, el de capturar las sensaciones que destila Benamocarra, observar despacio y con sosiego, caminar a la búsqueda de su esencia, siempre precedidos por las notas de Ocón Rivas. Una de las primeras cosas que nos sorprenden son los arcos que unen unas paredes con otras, que dan paso a calles o a plazas o pequeños rellanos, casi adarves, a escaleras. No parecen tener ninguna función arquitectónica más que la puramente estética. El piso, adoquinado en su mayoría, dibuja en el suelo un trazado geométrico que resalta la luminosidad de las paredes. Las casas destilan el sabor de lo auténtico. Ventanas pequeñas, puertas con alharacas colgando de sus dinteles, patios interiores, rincones exquisitos, dédalo de pasajes y pasadizos que confirman su indiscutible pasado árabe. Nos asaltan aromas de cocina tradicional, de ollas y pucheros. Para acentuar esta sensación añeja, de autenticidad, sobre algunas de las paredes se incrustan una serie de paneles-mosaico de cerámica que ponen en valor algunas antiguas tradiciones que se llevaban a cabo en el municipio, cuentan cosas como esta: "Durante los meses de verano se organizaban veladas de familias y vecinos para cantar coplas y romances agrupados alrededor de la zambomba. Con un cántaro, una orza o un atanor, la piel de cualquier animal y un carrizo atado en el centro, se hacían diversos tipos de zambombas cuyos sonidos roncos y monótonos servían de rítmico acompañamiento a viejas historias del pueblo que como legado cultural se transmitían de padres a hijos a través de sencillas canciones". No podemos dejar de imaginar al pequeño Ocón Rivas sentado en el suelo, a la fresca, escuchando algunas de estas tonadas populares y descifrando su música en notas que más tarde transformaría en sus propias composiciones, pero esto es sólo imaginación. Las gentes de Benamocarra son conversadoras y así, los vecinos y vecinas departen en las entradas de sus casas y comentan las vicisitudes de la feria pasada o los "mandaos" y recados de la mañana. Tanto nos hemos adentrado en el interior del pueblo que perdemos, literalmente, el rumbo cuando queremos llegar a la iglesia de Santa Ana. Y no es difícil perderse dado el estrecho trazado por el que se cruzan calles aquí y allá. Preguntamos: - Y así, a la izquierda, una calle larga, luego el estanco, después así y así (gesticulando), a la izquierda ora vez por esa misma calle y después, allí, mejor preguntáis. Dicho y hecho. Esta pérdida del rumbo nos permite disfrutar un tanto más de las calles y, también, de más paneles como ese que dice: "En las fiestas de carnaval, en primavera, o como entretenimiento en las largas tardes veraniegas, el "meceor" colgado de un algarrobo o bajo una "enramá" animaba las reuniones de mocitas y mocitos, que acompañaban el balanceo de las "mecías" con canciones llenas de humor y requiebros: A la niña del "meceor"/se le ha caído el volante/y no lo puede recoger/porque está el novio delante... A la uy...papauyy... a la uyyyy". Las flores, macetas y arriates, decoran muchas de las paredes y rincones del municipio, pintando de colores su blancura original. Hay casas que parecen auténticos vergeles. Llegamos por fin a la iglesia de Santa Ana con la ayuda inestimable de los benamocarreños. Es una construcción gótico mudéjar del siglo XVI, es el único templo de la Axarquía que tiene la cabecera de su nave central ochavada, además se acompaña de una torre alminara. Entramos. Es una iglesia sencilla, trufada de flores. Entre las bancadas de madera se encuentra un trono, donde reposa el Cristo de la Salud, el altar... ¡está vacío! Nos cuentan que la semana pasada fue la feria de Benamocarra y que en esta fecha, el Cristo de la Salud desciende del altar para ser procesionado por las calles del municipio. De ahí que ahora permanezca subido a un trono procesional y no en su lugar habitual. -Tiene muchos feligreses, a la romería viene mucha gente de fuera-, nos comentan. Y es que el Cristo de la Salud es muy milagrero, no en vano dice la tradición que salvó a Benamocarra de la terrible epidemia de cólera que asoló la comarca hace doscientos años... Nos facilitan una programa de la feria para que el año próximo la visitemos. Tomamos nota: 15, 16, 17 y 18 de octubre. Salimos del templo. Justo detrás de la iglesia se encuentra el monumento que el pueblo de Benamocarra ha dedicado a su vecino más ilustre: el compositor Eduardo Ocón Rivas. Una lira coronada de laurel, que parece estar insuflada por el aire de las musas, se recorta sobre las casas y el cielo. En una calle próxima se sitúa la casa natal del autor, de la que no queda más que el lugar simbólico. Llega hasta nosotros, de nuevo, la música del compositor:



(Se escucha un bolero de Ocón Rivas acompañando pinturas del autor malagueño Félix Revello de Toro. Vídeo extraído del canal de You Tube tuandaluza.)

Con las notas de este bolero aún en la mente caminamos de nuevo por entre las calles del pueblo, disfrutando de un paseo lento y tranquilo. Y así abrimos el apetito. Muy próximo a la plaza del Calvario se encuentra el Bar del Parque. Entramos. Es un lugar típico, donde los mayores del municipio toman los últimos cafés y las primeras cervezas y refrescos del mediodía. Pedimos dos sin alcohol y un pitufo de queso. Más que pitufo parece un auténtico bocadillo de queso untado de aceite. Realmente bueno, reconfortante, reconstituyente. Total: 3,20 euros.

Despedida

Caminamos hasta donde hemos estacionado el coche. Introducimos un cedé en la radio y dejamos que fluya la música. Bajamos la ventanilla, y junto a los ecos de Ocón Rivas recorremos las sinuosas calles que nos llevarán fuera de Benamocarra y nos sumergirán en ese mar de juncos y cañaverales que le rodea... titín titín tititi... titín titín tititi...

Enlaces útiles y consejos de interés

Eduardo Ocón Rivas: la grandiosidad de la figura de este músico malagueño es incontestable. Son numerosas las páginas web que ofrecen información sobre él como Wikipedia, la Fundación Juan March u Opus Música. Una de sus obras más destacada es su Miserere del que podemos encontrar un estudio detallado en Ommalaga.
Páginas de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la del ayuntamiento de Benamocarra.

Este blog queda abierto a todas las sugerencias y recomendaciones de sus lectores. Quiere ser una puerta abierta y cuantas más opciones haya, mejor. Os esperamos en El Color Azul del Cielo.

4 comentarios:

nekane. dijo...

De descubrimiento en descubrimiento.
Me ha encantado el vídeo del bolero y me he quedado absolutamente extasiada con las pinturas de Félix Revello del Toro.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Dejar mecerse en el meceor.
Me sé la canción con variaciones.

César dijo...

Pues ya conozco algo que no conocía. Te debo un descubrimiento, Israel.

Ana dijo...

Creo que ya son ocho los pueblos de Málaga que vamos visitando cuyo nombre empieza por Ben.
Todo chulo y magistralmente contado,Isra.
Saludos muy,muy cariñosos.