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71 ALPANDEIRE: BAJO LA MIRADA DE FRAY LEOPOLDO

martes, 17 de agosto de 2010


Y cuentan que Fray Leopoldo dormía con su cabeza reposada sobre una piedra. Cuentan. Y cuentan que en la serranía de Ronda existe una catedral de grana y rosa. Cuentan. Y cuentan que aparecieron dos momias embalsamadas en un sótano. Cuentan. Y cuentan que el paisaje se transforma en un manto dorado al llegar los otoños. Cuentan. Y cuentan también que desde aquí se puede llegar a ver un espejeo del mar. Cuentan. Y cuentan que hay un pozo de los deseos en el tirar una moneda para solicitarlo. Cuentan. Y cuentan que se llama Alpandeire y que late con fuerza en el Alto Genal. Cuentan. Y los que cuentan, cuentan verdades.


Una aproximación

El paisaje que rodea Alpandeire es un contraste de amarillos de cereal, verdes de olivos y alcornoques, grises de picos calcáreos. Parece el municipio abrazado por las montañas, repantigado sobre la ladera que forma la Sierra de Jarastepar. Suenan las chicharras en la mañana entrada como única banda sonora. En nuestra aproximación ya hemos podido contemplar el edficio que preside el centro urbano. Un edificio de considerables proporciones que destaca sobre cualquier otro. Edificio que sobresale en el paisaje, que acapara la atención de la mirada y que lleva a preguntarnos cómo es posible que se encuentre ahí. Tales son las proporciones de la Iglesia de San Antonio de Padua en Alpandeire que la han llegado a calificar de catedral. Hasta Alpandeire se puede llegar desde Ronda o desde Faraján, pasando antes por Cartajima y por Júzcar. Hemos optado por esta segunda opción pese a ser una ruta ya conocida, o quizá por eso, ya que nos va a ofrecer una panorámica inmejorable a pie de tierra del Alto Genal. Recorremos la sinuosa carretera bordeando con deleite cada una de sus curvas. Haciendo que el mar de castaños que tapiza todo el terreno cercano aparezca y desaparezca como mecido por la brisa.

Camino de las Cruces

Seguimos la dirección de "Aparcamiento", que nos obliga a descender por una calle estrecha, de fuerte pendiente y de doble sentido no apta para conductores mojigatos. Una vez abajo preguntamos a un pandito si ésta es la única salida. Con cierto brillo en los ojos y sonrisa socarrona pintada en el rostro señala: - Sí, es la única salida, y a la subida vosotros no tenéis preferencia. Sonreímos a un tiempo. Llegamos a una plaza en la que no se puede estacionar, la cruzamos y continuamos hasta aparcar el coche junto al polideportivo, en el Camino de las Cruces, el viacrucis que con quince estaciones cuenta la Pasión de Cristo. Junto al camino encontramos una picota (o columna de piedra) que se utilizaba antiguamente para atar a los reos para escarnio público (de ahí la expresión "Estar en la picota") y que en Alpandeire recibe el siniestro nombre de La Horca. Desde el viacrucis tenemos una visión excelente del skyline de Alpandeire presidido por su iglesia.

La plaza y Fray Leopoldo

Fray Leopoldo de Alpandeire (Francisco Tomás de San Juan Bautista Márquez Sánchez) preside cada rincón del municipio. Su figura, su efigie y perfil aparecen aquí y allá. Pues Alpandeire fue cuna de nacimiento en 1866 de este fraile capuchino que siempre miró por los más necesitados y que murió en Granada en 1954 tras recorrer los caminos de la serranía con sus ajadas zapatillas de esparto llevando ayuda y socorro a aquellos que no disponían de poderes. Si desde aquí vemos en lontananza la escultura situado sobre un pico que luego visitaremos, podemos sentir su presencia aquí en la misma plaza, donde otra escultura, de reciente composición, parece amansar con su quietud el carácter indómito de la serranía rondeña. Apreciamos también los carteles que anuncian la beatificación de Fray Leopoldo que se producirá el 12 de septiembre de 2010 y que trae en estado de gozo a gran número de panditos. y panditas. No pierde Alpandeire su esencia árabe con una trazado imposible de calles. La historia así lo certifica, ya que el origen de Alpandeire se sitúa en el año 711, inmediatamente después de que los árabes invadieran la península, por lo que se puede asegurar sin temor a equivocarse que este fue uno de los primeros que los musulmanes fundaron en la serranía de Ronda. Desde la plaza, accedemos a un mirador que nos permite observar los manchones blancos de Gaucín, Benalauría, Benadalid y Atajate. Huelo fresco y huele dulce, a tomillo y almoradux.

Hasta el Pósito y la visita hasta la iglesia

Desde la plaza seguimos las indicaciones que nos señalan la dirección "Antiguo Pósito" y "Casa de Fray Leopoldo". Nos sumergimos en el laberinto de calles y preguntando y callejeando llegamos hasta el antiguo pósito, transformado ahora en Sala de Exposiciones y casi cuartel general de la beatificación de Fray Leopoldo. En el local se venden artesanías decoradas con la efigie del fraile como tejas pintadas, estampitas, llaveros y pulseras, dedales, libros... Adquirimos un llavero de la Plataforma Popular Nuevos Amigos de Fray Leopoldo, una estampita del futuro beato que reza "El que se humilla será ensalzado" en su parte trasera y un mechero, de la Nueva Ruta de la Fe... Charlamos con las mujeres que regentan la sala de exposiciones y preguntamos por la casa natal de Fray Leopoldo. Nos remiten a Paquito, un chaval joven que hace las veces de guía voluntario. Salimos del Pósito y, casualmente, nos encontramos con nuestro guía. Le saludamos y nos acompaña solícito a un recorrido turístico por Alpandeire que comienza, cómo no, con la Catedral de la Serranía. La iglesia de Alpandeire, consagrada a San Antonio de Padua, es imponente, impresionante en continente y en contenido. Vaya aquí la explicación histórica y arquitectónica de la catedral que aparece en un panel explicativo situado en unas escaleras al pie de la portada: "Fue construida a principios del siglo XVI y reconstruida casi totalmente en el siglo XVIII. Vista de lejos impresiona por sus dimensiones y por su robusta arquitectura rosa rodeada del abigarrado blanco y rojo de su característica trama de herencia islámica. La planta de la iglesia es rectangular y consta de tres naves cubiertas por bóvedas de cañón y separadas por arcos de medio punto apoyados sobre pilares. (...) En el interior se conserva la pila bautismal de Fray Leopoldo, de gran devoción en toda Andalucía lo que atrae a numerosos grupos de peregrinos hasta esta parroquia". El interior del templo es de un blanco impoluto, inmaculado, sólo salpicado por el color intenso de algunas flores. Decoradas sus columnas, sus capiteles, sus arcos con vueltas y revueltas de yeserías. Al ver la compleja decoración nos sorprende la paradoja de que tal edificio se encuentre ubicado en un pueblo de 278 habitantes. Salimos.

Las momias, el pozo de los deseos y la casa natal de Fray Leopoldo

Con cierta sonrisa burlona, Paquito nos conduce hasta la parte inferior de la catedral, hacia los bajos, donde tras una puerta enrejada nos dice con cierta solemnidad: - Las momias. No las vemos, a lo que nuestro guía nos indica que se encuentran tras una puerta de madera y cristal. Nos entra cierto escalofrío. Y es que la historia y la leyenda se mezclan en este hecho, ya que... "Hace ahora más de cinco décadas, cuando aquella bella localidad era incluso más tranquila y aislada que en la actualidad, los niños de Alpandeire jugaban a ver quién era capaz de penetrar en la “habitación prohibida”. Se trataba de un pequeño habitáculo, una cripta olvidada llena de trastos viejos, ubicada en las entrañas de la iglesia parroquial, más conocida como “la catedral de la serranía” por su colosal tamaño. Y es que en un rincón de esa siniestra habitación, motivo de pesadillas para los más pequeños, yacían olvidados los cuerpos incorruptos de un hombre y una mujer. Según las autoridades locales, las momias habían sido halladas en la propia cripta algunas décadas atrás junto con los restos de repobladores cristianos del siglo XV. Estaban situadas dentro de un nicho mucho más amplio y alejado de los demás, como en un lugar privilegiado al que no podía acceder el resto de los mortales. Su estado de conservación era sorprendente. Tras un estudio, los historiadores han llegado a la conclusión de que los cuerpos pertenecen a un matrimonio adinerado, que se costeó un proceso de momificación practicado inmediatamente después de morir. Debido a lo curioso del caso, las autoridades de Alpandeire decidieron apartar las momias del resto de los cadáveres, que fueron trasladados a una fosa común. Nuestros dos protagonistas quedaron olvidados durante casi tres décadas en un rincón de aquella vieja cripta, donde fueron deteriorándose por la acción del aire al tiempo que avivaban la imaginación de los más pequeños", según apunta José Manuel Frías. Paquito no muestra el menor temor y nos señala otro objeto que se encuentra encima de una mesa: - Es la zapatilla de Fray Leopoldo, la que dejó aquí antes de ir a Granada. Allí se encuentra, una sobria zapatilla de esparto, empolvada. ¿Será la auténtica zapatilla de Fray Leopoldo? Dejemos volar la imaginación y aseguremos que sí. Desde aquí caminamos hacia el Pozo de los Deseos, donde hacemos la preceptiva petición, que nos vemos obligados a repetir por no cumplir los cánones del proceso, esto es, ponerse de espaldas, cerrar los ojos y echar la moneda hacia atrás. Esperamos que se cumpla. Desde allí nos dirigimos a la casa natal de Fray Leopoldo. Contrasta la majestuosidad de la Catedral de la Serranía con la humildad de la casa del fraile. La wikipedia resume así la vida de Fray Leopoldo: "Fray Leopoldo de Alpandeire (24 de junio de 1864, Alpandeire (Málaga) - 9 de febrero de 1956, Granada), fue un fraile capuchino que goza de gran devoción entre los católicos andaluces. Su verdadero nombre fue Francisco Tomás de San Juan Bautista Márquez Sánchez. La mayor parte de su vida fue fraile limosnero por las calles de Granada, ciudad a la que se trasladó tras ser ordenado en Sevilla y donde era conocido por su generosidad hacia los necesitados. Su disposición a ofrecer consejo y comprensión, han hecho que la devoción a este fraile se haya extendido considerablemente y que sea frecuente encontrar una estampa con su imagen en las casas andaluzas. Poco a poco su figura fue haciéndose popular, numerosas personas solicitaban su consejo o intermediación y se le empezó a conocer como "el humilde limosnero de las tres Ave Marías", porque eran estas las oraciones que dedicaba a quienes le pedían su bendición". Su casa natal es un edificio sencillo, construido en el siglo XVIII y que consta de dos plantas y fachada encalada. Nos despedimos aquí de Paquito y dirigimos nuestros pasos hasta el coche.

El Cerrajón y la estatua de Fray Leopoldo

Ponemos el coche en primera y ascendemos la vertiginosa cuesta sin que ningún otro vehículo nos obligue a retroceder. Al llegar a la carretera principal giramos a la derecha, dirección Faraján hasta llegar a una explanada donde detenemos el coche. Hasta la estatua de Fray Leopoldo situada en el paraje conocido como El Cerrajón y que dista menos de medio kilómetro del centro urbano. Ascendemos por unas escaleras de piedra y al llegar arriba nos encontramos con una escultura en la que el fraile aparece de pie, apoyando su mano izquierda sobre la cabeza de un niño. Desde el brazo derecho cuelgan rosarios, escapularios, estampitas, etc... Fray Leopoldo mira la horizonte. Desde su posición observa los pueblos del Genal que en su vida recorrió caminando. Se observa la iglesia de San Antonio de Padua en el centro urbano, las montañas recortadas contra el cielo, los castaños en las laderas del valle, los caminos y trochas del ganado campesino... Estos fueron los dominios primeros de Fray Leopoldo de Alpandeire que mira el presente desde el pasado.

Despedida

Observamos el horizonte, el caserío de Alpandeire que se mimetiza con el paisaje, reposado y sosegado sobre la ladera de la sierra de Jarastepar, las estribaciones de Sierra Crestellina en Casares, el perfil de la carretera que une Ronda con Algeciras, los pueblos blancos que salpican las laderas del Valle del Genal, los verdes cambiantes de los castaños mecidos al son de la brisa, el cielo azul e intenso sobre nosotros... Se levanta cierto viento levantisco, cerramos los ojos y dejamos que la imaginación nos lleve.

Enlaces de interés y consejos útiles

Ruta de Fray Leopoldo: Alpandeire es la cabeza de la conocida como Ruta de Fray Leopoldo que visita los pueblos de la Serranía de Ronda, hasta el Valle del Genal y que incluye los municipios de Pujerra, Igualeja, Cartajima, Júzcar, Faraján y Alpandeire, por donde Fray Leopoldo anduvo hasta los 33 años, cuando ingresó en la orden capuchina. La ruta es rica en esencia andaluza, muestra además un legado histórico de importancia destacada y, sobre todo, grandes ejemplos de arquitectura civil y su traslación a la vida cotidiana, un ejemplo de cómo los habitantes de estas tierras se adaptaron al duro medio en el que habitaban. Destacan las pequeñas ermitas que se encuentran en cada municipio, para rematar en la ya comentada Iglesia de la Serranía, la parroquia de San Antonio de Padua en Alpandeire.
Senderismo y El Chorrerón: Fuera del entramado urbano, pero sólo a unos 200 metros del pueblo, pasa un río subterráneo que en época de abundante lluvia aflora a la superficie. Un kilómetro más abajo, este caudal de agua forma una cascada de 50 metros de altura en la zona conocida como El Chorrerón, de visita obligada por su espectacularidad, que sólo puede contemplarse por unos días y después de que en la zona haya llovido lo suficiente. Dentro del entorno natural de Alpandeire destaca la Sierra de Jarastepar, desde cuya cima se divisa un extenso paisaje serrano y, al fondo, el Peñón de Gibraltar. Dada la orografía del término municipal, resulta ideal la práctica del senderismo. Desde el núcleo urbano parten hasta once caminos y senderos que unen Alpandeire con Atajate o Fajarán, o que llevan hasta Las Cruces, Las Amarillas, o hasta la Cruz de Fray Leopoldo.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la páginas web municipal de Alpandeire.

Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.

2 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Tus reportajes son magníficos. Eres como uno de aquellos viajeros románticos del XIX. Te felicito.

nekane dijo...

PUES YO A PERDERME POR ALPENADIRE.
Un abrazo,Israel.