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EN / 09 EL TORCAL: Jardín de piedra

martes, 9 de agosto de 2011

La piel de la piedra, que a través de sus cicatrices nos cuenta una historia tan antigua que parece leyenda, un relato que nos habla de un mar prehistórico en las alturas que respondía al nombre de Tethys, que sumergía el paisaje de piedra que ahora desafía al sol. Un mar imposible de imaginar, habitado por seres pétreos extraídos de la profundidad de la tierra. Un paisaje colmado de formas caprichosas, de seres imaginarios, de cumbres volátiles, de espigadas crestas, de retorcidas rocas, de equilibrios inimaginables…. Más aún el poeta malagueño Salvador Rueda lo dotaba de habitantes inquietantes, de arcaicas fortalezas…

El Torcal es heráldico, combina
Con sus piedras cuarteles y dragones
y –dominó gigante – arremolina
con grandes fichas, rotos, torreones

…y Rafael de la Linde dio a estas formas título de catedral, de templo glorioso, de musa poética en la forma de estos versos…

Tu altiva sierra con sus torcales
Nos forja templos y catedrales
Nos teje sueños a la ilusión
¡Torcal grandioso, sierra bravía
tienes tesoros de poesía
eres veneno de inspiración!

Nos les faltan razones a los poetas. No les sobran motivos para dedicar al Torcal de Antequera y de Villanueva de la Concepción palabras de este calado. Entre las calles estrechas y sinuosas de esta insólita formación geológica podrían transitar todas y cada una de las leyendas concebibles. Pueblan el Torcal los seres de la imaginación que cada uno quiera ver tatuados en sus piedras, tallados a base de agua y viento y lluvia, de fuerzas telúricas que hacen desaparecer mares y crear montañas en su lugar. Que no espere el viajero un parque temático, porque aquí no lo hay, solo el resistente, insólito, brutal, caótico, hermoso hacer de la naturaleza. Esto es el Torcal, el jardín de piedra.

El Paraje Natural de El Torcal

Es de antiguo, su historia. La conversión de este reino de peñascos en Paraje Natural se remonta lejos. Los malagueños, los visitantes, los habitantes de su entorno entendieron pronto el valor de este paraje singular y así lo protegieron como Sitio de Interés Nacional en 1929, como Parque Natural en 1978 y como Paraje Natural en la actualidad. El Torcal, tiene en su geomorfología su particularidad, de hecho es el paisaje kárstico más importante de España y de Europa. La piedra calcárea que ha sido pulida, erosionada, cincelada hasta crear mutaciones inexplicables de piedras a dragones, de cimas a barcos, de rocas a rostros humanos. Y todo ello en una superficie concentrada de 20 kilómetros cuadrados dentro de un área protegida de 1.171 hectáreas.
En los días de bruma, visto El Torcal desde Villanueva de la Concepción, se acrecienta esta sensación mágica que ha sido catalogada por los científicos hasta su mínima expresión. Una dualidad, la de la imaginación y la del estudio que hace este lugar más especial aún. Se conoce mucho del Torcal, pero aún permite dejar volar la imaginación a aquellos que lo deseen.
Sabemos del Torcal que está conformado por cuatro partes diferenciadas: Sierra Pelada, el Torcal Alto, el Torcal Bajo y las Carihuelas y el Cortijo del Navazo Verde.
Además se conoce que entre los picos se hunden también los abismos, escondidos. Simas como la Azul con 114 metros de profundidad, la de la Mujer con 90 metros o la impresionante sima de la Unión con 143 metros. Y las cuevas, como la de Marinaleda, en la que se han hallado restos de cerámica funeraria, o como la de Toro, con restos arqueológicos del Neolítico Medio agazapados en su interior.
Es rico el Torcal desde el punto de vista geológico y arqueológico, y también faunístico. Se han catalogado 116 especies de vertebrados entre los que se cuentan anfibios, reptiles, aves y mamíferos, es, además, Zona Especial para la Protección de las Aves, y no es raro en el paseo descubrir majestuosas rapaces y tétricos carroñeros evolucionando en círculos en el aire. Sería baladí relatar aquí las especies de aves que el visitante puede encontrar, nombrar tan solo algunas de ellas, las más significativas como el águila real, el buitre leonado o el halcón peregrino, a los que habría que sumar el búho real, le herrerillo o el jilguero. Lo mismo ocurre en relación a los reptiles, tal es el caso del lagarto ocelado, la víbora hocicuda (precaución con esta especie), la culebra bastarda o la lagartija. Más visibles aún, los mamíferos como la cabra montesa (muy habitual y fácil de ver), el zorro, el tejón o el conejo.
Y conviene prestar atención a los números. Si se registraban 116 especies de vertebrados, se tiene constancia de 664 especies de plantas diferentes entre los que se encuentran además de líquenes, briofitos, pteridofitos y espermatofitas. Pero la comunidad vegetal más destacada son las rupícolas, que se valen de las grietas y fisuras abiertas en las rocas para crecer.
Y la importancia silente del agua, de los acuíferos, que corona y destrona las montañas con su sutileza impenitente y continuada, con las gotas de la lluvia, con las filtraciones, con el rocío y las brumas adheridos a la piel de las rocas, con su solidificación en forma de nieve y hielo. El agua, auténtico artífice del Torcal, que fue mar y dejó vestigios de su paso salado en formas de fósiles.
A toda esta información científica hay que añadir los seres creados por la imaginación. Caminar por el Torcal es descubrir dinosaurios escondidos, galeones embarrancaos en los alto de una montaña, antiguos tótems indios, temibles esfinges egipcias, camellos, etc… Todas ellas sin domesticas, sin dejar lugar al raciocinio, apelando a las fábulas que cada uno anhele construir. Nos adentramos en el Torcal y como cada ocasión en la que hemos realizado este viaje extraeremos una experiencia nueva y única.

La visita

El automóvil serpentea por la lengua oscura de carretera que parece emular a una de esas culebras bastardas que pueblan el Torcal. El paisaje de Antequera y de Villanueva de la Concepción, amarillo, ocre, salpicado de los manchones blancos de los cortijos deja paso a un mundo nuevo. Se encuentra tan alejado de cualquier concepto posible de paisaje que sobrecoge aún sin descender del vehículo. Torres grises que se yerguen aquí y allá, farallones de piedra blanca, esculturas imposibles, túmulos… Los prados, impracticables para el cultivo, se ven salpicados de piedras que sobresales como mil promontorios de mil tamaños diferentes. Los calificativos de lunar, marciano, extraterrestres vienen de inmediato a nuestra cabeza. Es un paraje sin concesiones a la galería, rotundo y fascinante. Serpeamos un tanto hasta llegar al aparcamiento próximo al Centro de Visitantes. Es una parking con capacidad para cien vehículos aproximadamente, cuando el cupo se complementa, un servicio de autobuses gratuitos cubre el trayecto desde la carretera hasta el parking del centro con el objetivo de no congestionar innecesariamente los accesos. Escaladores equipados (previo permiso), familias enteras, senderistas avezados, turistas nacionales y extranjeros, expertos biólogos…. La fauna humana que puebla el Torcal es también variante y profusa y se concentra en las épocas de primavera tardía y primer otoño.
Se aconseja antes de elegir una de las dos rutas que se adentran en el Torcal acudir al Centro de Visitantes, donde se puede hacer una idea cabal de cómo se ha formado este paisaje tan singular, de cómo la naturaleza ha podido convertir un mar en un jardín de piedra. Olores y sonidos, paneles informativos, tacto… Sólo falta el gusto para completar un recorrido por los cinco sentidos que habitan el Torcal. El Centro de Visitantes es moderno, pedagógico y eficaz en su función de explicar los sistemas geomorfológicos que configuran el Torcal. Los eruditos ratificaran sus conocimientos y los neófitos comprenderán de manera muy didáctica rodo el proceso de formación. Así pues, con los conocimientos bullendo en nuetsro interior iniciamos la ruta.
Hay dos y ambas son circulares y comparten una tramo. La Ruta Verde, de 45 minutos y dificultad media-baja y la Ruta Amarilla, de 2 horas y también de dificultad media-baja. La primera nos va a ofrecer un completo muestrario de lo que es el Torcal, la segunda nos ayudará a profundizar más sobre este complejo sistema. Ambas rutas discurren por el interior del Paraje Natural, por senderos rotos y quebrados, así que se recomienda dos cosas casi obligadas: calzado adecuado y agua. Al equipo se puede añadir cámara de fotos, prismáticos y un gorro para el sol.
Optamos por la Ruta Verde.
El sendero esconde, oculta y, de pronto, muestra el corazón del Torcal. Nos adentramos en un mundo en el que la imaginación juega un papel fundamental, en el que las formaciones rocosas se transforman en dragones, en galeones piratas, en gigantes ensombrerados, en manos, en tótems indios, en animales prehistóricos, en murallas y almenas de castillos. Es frecuente encontrarse con otros viajeros, pero pese a ser un recorrido transitado, prima el silencio, la banda sonora de la naturaleza por encima de la posible injerencia del ser humano. Caminamos, pisamos las piedras milenarias, comentamos esta o aquella forma rocosa, fotografiamos una y otra, y nos dejamos llevar. Todo parece imposible el Torcal y nos acechan las preguntas… ¿Cómo puede mantenerse erguido ese muro? ¿Cómo puede continuar esa roca en esa posición? ¿Cómo puede…? ¿Cómo puede…? Y pese a parecer imposible, la realidad nos ofrece la verdad ante nosotros. Es posible. Está ahí.
El sendero está perfectamente señalizado y no hay posibilidad de pérdida. Ante una bifurcación, aparece la señal preceptiva. Y así llegamos hasta el cruce que nos permitiría recorrer la Ruta Amarilla. La dejamos a la derecha y seguimos nuestro caminar. Observamos un grupo de cabras, alguna lagartija escurridiza. Caminamos hasta llegar a un pequeño circo montañoso presidido por un gigantesco murallón de piedra, tendrá 25 metros de altura e impone. Sus paredes, húmedas, arboladas incluso. Nuestras voces rebotan contra la pared y se nos devuelven transformadas en eco. Seguimos camino y nos adentramos en un paso más angosto, entre árboles y piedras blancas. El sendero es amarillo y nos permite recordar, vagamente, aquel de baldosas amarillas que se recorría en el Mago de Oz. Y es precisamente un mago el que parece haber situado, colocado, dejado caer, las piedras en el Torcal, por arte de magia. Nos cruzamos con otros viajeros, con niños, que intentas descubrir figuras aquí y allá. Pese a los viajeros, El Torcal aún parece indomable, un tanto indómito, dispuesto a cerrar los caminos, a cerrarse sobre sí mismo en el momento en el que el ser humano dejara de recorrer sus senderos. Se tiene esa sensación de vacío cuando se visita. Más allá de las cuestiones metafísicas el Torcal es un paraje perfecto para recorrer con niños, para hacerles volar su imaginación al viento, para que busquen e ideen formas donde hay roquedales, para que bosquejen un completo imaginario en este bosque de piedra.
La última parte del camino antes de llegar al Centro de Interpretación de nuevo se transforma en una cuesta, se amplía un nuevo circo montañoso y ya podemos ver la pasarela que nos llevará hasta el Mirador de las Ventanillas. Aún tenemos en el cuerpo la sensación de abandonar un mundo mágico, de ensueño. El mirador nos traslada de nuevo a la realidad. Nos permite contemplar ahí abajo el caserío de Villanueva de la Concepción, como un guardián de los secretos del Torcal, y enfrente, al este de los Montes de Málaga, el mar Mediterráneo, el heredero pequeño del antiguo Mar de Tethys, esa lámina de agua que cubrió todas y cada una de las rocas que pisamos, de las plantas que tocamos, del suelo por el que caminamos.
La brisa nos refresca el rostro, nos damos la vuelta y ahí está de nuevo el Torcal, como un secreto íntimo en el corazón de Málaga, un jardín de piedra único.
Nos encaminamos hacia nuestro próximo objetivo, muy próximo… El Monumento Natural del Tornillo del Torcal…

Despedida

Caminamos despacio por el sendero, saboreando el silencio de las rocas, el perfume de las flores, la intensidad de los colores. Alzamos la vista y vemos un ave rapaz alzando el vuelo hacia el cielo azul. El capricho de las formaciones se nos antoja cada vez más conocido, interpretamos sus formas y en la imaginación vamos dándoles formas, adecuándolas a los personajes de nuestros cuentos, de nuestras películas. No dejamos de sorprendernos. Sonreímos, caminamos y seguimos pintando seres imposibles con nuestra imaginación. Estamos en el Torcal, pero gracias a sus formas podríamos estar donde soñáramos.

Enlaces de interés y consejos útiles

Enlaces de Interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la página web de la Junta de Andalucía, Ventana del Visitante. Además, las páginas web municipales de Villanueva de la Concepción y de Antequera ofrecen todos los datos necesarios para visitar el Torcal.

Turismo rural: En la comarca Antequera y su área de influencia confluyen tres espacios naturales de Málaga. El Torcal, el Tornillo del Torcal y el Pinar del Hacho. Una buena opción de visitar los tres sin desgastarnos mucho puede ser alquilar una casa rural en la zona, muy bien equipadas e ideales para la época estival ya que la mayoría tiene piscina. A través de la Asociación de Turismo Rural Sur de “El Torcal” se puede obtener un buen catálogo de casas muy próximas a los tres destinos. En esta ocasión los dos viajeros habituales hemos estado acompañados por nueve más, tomando como base de operaciones y de ocio la casa Villa Alba.

Fotografías: Se muestran en este apartado la colección completa de fotografías correspondientes al post.



Ubicación: En este mapa de Google se puede referenciar el lugar de este Paraje Natural.


Ver El Color Azul del Cielo "Espacios Naturales de Málaga" en un mapa más grande

Gracias a Jon, Mariví, Arregui, Paco, Sara, Andrés, Pepa, Rosamari, Jesús y especialmente a Antonia por acompañarme en este viaje.

2 comentarios:

Nekane dijo...

Increible sorpresa.Un mundo mágico en el me gustaría perderme(por un rato )porque yo sería capaz de perderme de verdad.Fotos maravillosas.Otro martes poniéndome los dientes largos.
Un abrazo,Isra.

Juana dijo...

Me despierto comprobando que pasamos de 125000 los viajeros visitantes y seguidores de este blog ensoñador,ilustrativo y sugerente.
Para mí es una gran cifra que tú,Israel, has conseguido con tu forma tan especial de hacernos sumergir en los lugares.
Un grandísimo abrazo y ...ADELANTE.