Hunde su proa en el mar la Sierra de Tejeda Almijara, como un mascarón de barco pirata espumeando sobre las olas. La verticalidad de sus paredes y la elasticidad del mar se funden en un instante único, en una foto fija, donde parece que el barco vaya a remontar de nuevo y cabecear sobre las olas, cabalgar sobre ellas, como si la sierra quisiera escapar a su destino. En esa lucha titánica del Mediterráneo con la feroz montaña hay un claro vencedor, el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. Ese espacio ambiguo y brutal que se mece entre el poder erosivo del mar y la
contundencia de la montaña que se sumerge en él. Mientras, el paisaje muta según los caprichos del Mediterráneo y cambia, muta, se mueve, se transforma, se reinventa ofreciendo al visitante un panorama distinto sujeto a sus veleidades. Si el mar está calmo, nos mostrará un rostro amable. Si el mar, enfurece, nos enseñará su rostro fiero. Abandonamos tierra firme para someternos al antojo del Gran Azul.
Una aproximaciónSe forjan en esta franja costera un ecosistema y paisajes excepcionales. Abandona el paisaje la suavidad a la que la Costa del Sol nos tiene acostumbrados para crear un lugar único, en la que la comunión entre el mar y la sierra se hace más que singular, radical, combinando los barrancos cortados a pico y de formas caprichosas con el paisaje marino más vital. Entre los vericuetos que dejan las rocas, se encuentran playas de piedra fina, de aguas límpidas y transparentes, de difícil acceso. Estas características las dotan de una exclusividad solo
disfrutada por conocedores y por algunos de los últimos hippies costasoleños, que hacen de sus juncos y carrizos hogar incluso en los breves inviernos de Málaga. Hay al menos dos rutas senderistas que permiten disfrutar de los acantilados desde la orilla, desde la montaña, desde la costa, pero donde se exprime todo el potencial del paraje es cuando se vive y se contempla desde el mar. Roque
ar en kayak por entre sus cortados, palear por estrechos pasadizos, nadar en sus remansos, hacer snorkel al bies de sus calas, sentir el poder del mar bajo la embarcación, percibir las vibraciones del mar, convierten la experiencia en única. Para realizar este reportaje nos pusimos en contacto con la empresa Educare Aventura, radicada en la
Playa de Burriana, en Nerja, y que realizan todo tipo de actividades durante todo el año, las rutas en kayak por los acantilados incluidas. Si se visita la página web www.educare-aventura.com se puede encontrar toda la información. Pero antes, los datos del Paraje Natural de Los Acantilados de Maro – Cerro Gordo.
Paraje Natural de Los Acantilados de Maro – Cerro GordoPisamos territorio ZEPIM, es decir una Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo, pues así catalogaron al Paraje Natural de Maro – Cerro Gordo las Naciones Unidas. Tal es la importancia de este ecosistema particular. Tiene un recorrido de que abarca una estrecha franja de 12 kilómetros y penetra una milla
en el mar de Alborán, con 395 hectáreas terrestres y 1.415 marítimas. Incluye, además, 2 provincias, porque sus límites se sitúan en la malagueña Nerja y en la granadina Almuñécar. Cuenta con un microclima semiárido que favorece la aparición de especies poco usuales en las proximidades del mar, de hecho es el único lugar en el mundo en el que se encuentran juntas la olivilla y el boj.
A estas dos especies hay que sumar el pino carrasco, los cultivos agrícolas en las terrazas de los acantilados que casi cuelgan sobre el mar, el lentisco, el enebro y algarrobo, el acebuche y el palmito, el cambrón y el arto. Como curiosidad, también se pueden avistar romeros marinos, siemprevivas de los acantilados o hinojo marino.
Todo ello en lo que se refiere a la flora terrestre ya que uno de los grandes tesoros de este espacio natural se encuentra en el mar, en sus grandes praderas de posidonias, de fenerógamas marinas, que alfombran de manera endémica en Mediterráneo. Estas posidonias que conviven con estrecheces en la compañía del ser humano, que tanta pesca irresponsable ha arrancado de los fondos marinos como un manojo de malas hierbas. Una pena, porque al rebufo de las posidonias, el mar de Alborán y el
paraje de los acantilados de Maro ofrecen cobijo para centenares de especies marinas amenazadas como esponjas marinas, corales y anémonas; moluscos como la lapa, la nacra y el coral naranja estrellado.
Más aún, estos cortados de la Sierra Almijara hundiéndose en el mar, albergan gaviotas y lagartos ocelados, cernícalos, halcones, camaleones y la sorpresiva, por estos lares, cabra montés. Si nos sumergimos en el mar, nuestros ojos pueden contemplar congrios y meros, lubinas, peces luna, morenas, delfines y tortugas.
La variedad inigualable que ofrece este ecosistema a caballo entre el mar y la tierra es única en la provincia de Málaga. Para disfrutar de ella plenitud se pueden hacer diferentes recorridos por tierra, cresteando sobre los acantilados en senderos marcados, descendiendo a las calas, a las playas de piedra casi vírgenes, el bosque del Cañuelo, el arenal de Cantarriján, el Molino de Papel… Pero merece la pena también acercarse a los acantilados desde el nivel del mar, percibir su altura, su poder granítico, la maleabilidad del mar, la untuosa forma con la que el Mediterráneo abraza los pies del gigante serrano hasta parecer dominarlo, domeñar su poder. Nuestro viaje hoy nos traslada al mar, al gran azul, para descubrir la majestuosa presencia de los Acantilados de Maro Cerro Gordo.
En el marEl cielo límpido, solo veteado por un jirón de nubes grises que descienden desde la montaña. El mar, azul, intenso. Con un oleaje suave. El agua, cristalina, transparente. Para realizar esta travesía hemos contactado con una empresa especializada radicada en Nerja, en la playa de Burriana: Educare Aventura. Por 15€ se facilita a los asistentes el kayak de mar, unas nociones mínimas de su
uso, gafas de buceo para practicar snorkel, monitores especializados y casi tres horas de recorrido sorteando los roquedales hundidos en el mar. Tienen dos salidas diarias en los fines de semana de otoño e invierno (siempre que la mar lo permita), una a las 11:00 horas y otra a las 16:00. En esta última, al regreso y desde el mar se pue
den contemplar unas puestas de sol grandiosas. Toda la información y contacto se puede encontrar en su página web www.educare-aventura.com.
Hoy es sábado y hemos optado por disfrutar del paseo en kayak matinal en este otoño incipiente. Inscripciones realizadas, presentaciones hechas. José y Alberto son los dos monitores que nos van a acompañar en esta travesía. Como compañeros tendremos una familia alemana compuesta por cuatro miembros (2 de ellos niño y niña no mayores de 10 años), una silenciosa chica europea, el autor de este blog de viajes y un noveno acompañante. En tierra se nos muestra cómo palear hacia adelante, cómo palear hacia atrás, cómo hacer giros. Lo básico para
poder disfrutar de la jornada. La compañía de profesionales y la sencillez del manejo del kayak hace de esta experiencia apta también para los no iniciados.
Hundimos la proa de la caravana de piraguas en el mar de Alborán. Fresco y estimulante en la mañana y bogamos rumbo levante, hacia los imponentes acantilados. En la distancia observamos cómo se recortan en el cielo, como se sumergen en el mar. Los caprichos de sus formas, que se sumergen y aparecen en forma de islotes oscuros. Las gaviotas reidoras que planean hasta posarse en vericuetos imposibles.
Con cada palada nos acercamos más. Y su monumental presencia se hace más impactante. Suena el oleaje más próximo contra las rocas. Comprobamos cómo el mar ha horadado la base de las paredes, cómo ha socavado con paciencia y constancia la granítica.
Llegamos a los primeros parajes míticos, a la Cascada de la Doncella, una cortina de agua fina, suave, que desciende desde las alturas como una película conformada de gotas. Imaginamos allí a esa doncella sirénida, reposado el lomo de
escamas sobre la roca, recibiendo el consabido baño de agua dulce. Nos hemos acercado a las paredes verticales, sentimos el poder del bajo el kayak, tocamos con prudencia los salientes rocosas que cortan como cuchillas. Las olas se han revuelto un tanto y el mar golpea con algo más de ímpetu que al inicio de la travesía. Muestran, asoman recovecos imposibles que se llena de agua
para después vaciarse con cierto estruendo. No queremos imaginar encontrarnos aquí en los
momentos en los que el Mediterráneo abandone su somnolencia para despertar con la furia de sus embates. Qué frágiles nos sentimos ante este espectáculo natural de roqueríos y oleajes.
Cruzamos el Pasaje del Silencio que se transforma en un oasis de mutismo entre la sonoridad reinante. Despacio, paleando delicadamente, apoyando los remos en las rocas para desplazarnos. Salimos de nuevo a mar abierto, siempre próximos a los acantilados que se elevan hacia el cielo. Están coronados de penachos verdes de vegetación, de las vallas de los campos sembrados que cuelgan, de colores ocres y marrones las paredes, de oscuro
granito las rocas inferiores. Se pintan algunas calas minúsculas, donde algunos supervivientes hippies costasoleños han establecido su residencia en casas hechas de juncos, hundidas en la maleza. Se les ve ventear sus ropajes, reposar mirando el gran azul desde lo alto de una roca.
Las formas caprichosas de las rocas ofrecen elementos como el Gran Genital, como el Camaleón. Roquedales esculpidos por el mar, por el viento. Dos hombres observan nuestras evoluciones desde lo alto de uno de los acantilados. Vemos a las gaviotas planear sobre nosotros, graznar. Vuelan y se posan sobre los roquedales, sobre los islotes.
El mar retumba a tramos, las escolleras naturales rompen las olas, las parten, salpican espuma. Aproximarse a los precipicios es una experiencia más que gratificante, saberse en un lugar inaccesible por otro medio que no sea este, el mar casi translúcido bajo el kayak, los fondos rocosos que juegan al escondite, el sol y el salitre.
Llegamos hasta la Caletilla, donde descansamos y reponemos fuerzas. Otras tantas casas de hippies supervivientes se alinean junto a la playa, algunos de ellos toman el sol. Sorprende, al fondo de la playa el manchón blanco de una vela armada sobre una balsa de construcción artesanal. Charlamos sobre las excelencias del paraje natural, sobre el turismo activo, sobre Nerja y sus posibilidades como centro de piragüismo en Málaga y Andalucía. Nos cuentan que aquí fue donde se rodó la famosa escena de la famosa serie “Verano Azul” en la que Pancho anunciaba a voz en cuello: “¡¡Chanquete ha muerto, Chanquete ha muerto!!”.
Nos hacemos de nuevo al mar. Nos aproximamos a los acantilados, a las rocas que parecen a punto de desmoronarse, accedemos a lugares impensables que se inundan con cada nueva embestida de las olas. Penden sobre nuestras cabezas las siemprevivas de los acantilados. Caen torrenteras hacia el mar, volcando sus aguas dulces sobre el salado Mediterráneo.
Tras un farallón, contemplamos uno de los grandes atractivos de la ruta en kayak, la Cascada Grande de Maro, una caída de agua de 15 metros de altura que se vierte al mar con toda su fuerza. La comitiva de kayaks nos aproximamos y Alberto, uno de los monitores, anima a cruzar bajo el torrente de agua. Salpica y sorprende la fuerza de la caída. Por la abertura del caño desde el que se desprende el cauce se ve a dos
montañeros dispuestos a rapelar. José me comenta que en primavera, con el agua más fuerte, resulta imposible cruzar bajo la cascada, tal es la fuerza del agua cayendo. Contemplamos. Escuchamos el sonido casi atronador. Miramos hacia arriba. Son muchos metros. Impone.
Este es uno de los tantos secretos que esconde el Paraje Natural de los Acantilados de Maro – Cerro Gordo. La combinación única entre el mar y la sierra viste a este lugar de un aire mítico, legendario, abierto a la imaginación.
De regreso, aquellos que deseen darse un chapuzón con gafas de buceo, disfrutar de los fondos marinos, de la fauna, de las posidonias, podrán hacerlo. Los más osados incluso podrán adentrarse en la Cueva del Lobo.
Paleamos con despacio, disfrutando del momento, dejando que el mediodía nos lleve. Observamos las cercas de los cultivos, a un grupo de cabras haciendo equilibrios imposibles mirando al mar. La cima de la Maroma esconde sus 2.068 metros de altura tras las nubes. Nerja se acerca a nosotros o nosotros nos acercamos a Nerja, tal es la sensación. El Balcón de Europa nos mira a lo lejos, casi se puede perfilar la efigie egregia del Rey Alfonso XII.
La playa de Burriana se agranda, paleamos a fondo, cogemos fuerza e impulso, nos adentramos en el arenal con la proa del kayak. Un sonido grrrssss-grrrssss nos indica que ya hemos abordado la playa. Descendemos. Comentamos. Nos sacamos la fotografía de rigor. Clic – Clic. El mar sonríe tras de nosotros.
DespedidaEl viento ulula entre el roquedal, rompen las olas con fuerza contra los acantilados. Una vela blanca flamea en el horizonte más próximo. Débil estructura para tan bravío Mediterráneo. Sobre ellas navega un hombre de pelo largo, de barba poblada y recia. Ataviado apenas con dos harapos. Sortea la embarcación un promontorio y se hace al mar abierto, libre. Se asemeja a un Robinson Crusoe moderno. Atrás dejaba la Caletilla, la incólume presencia de los farallones de piedra, las aguas cristalinas de Maro. Regresará. Como lo haremos nostros.
Enlaces de interés y consejos útiles
Enlaces de interés: Toda la información aparece en la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol Occidental y en la web especializada de la Junta de Andalucía, la Ventana del Visitante. Si se quiere visitar Nerja se puede recurrir a la web municipal o a la entrada de este mismo blog en el enlace: 93 NERJA: Azul e intensa. La página web de la empresa Educare Aventura nos ha servido para entrar en contacto con la misma.
Fotografías: Se muestran en este apartado la colección completa de fotografías correspondientes al post.
Ubicación: En este mapa de Google se puede referenciar el lugar de este Paraje Natural.
Ver El Color Azul del Cielo "Espacios Naturales de Málaga" en un mapa más grande
EN / 15 ACANTILADOS DE MARO - CERRO GORDO: Mascarón de proa
martes, 1 de noviembre de 2011
Publicado por Israel Olivera en 0:01 1 comentarios
Etiquetas: Costa del Sol, kayak, Málaga, Maro, Maro-cerro Gordo, Nerja, piragüismo, snorkel, turismo activo, turismo de aventura
93 NERJA: AZUL E INTENSA
martes, 18 de enero de 2011
Nerja es Azul. Azul como el verano de la serie televisiva, azul como la lámina de agua en la que hunden sus manos los acantilados de maro. Nerja es azul, como azul es el mar al que se asoma el Balcón de Europa. Azul como el cielo sobre ella. Nerja es azul como el Mediterráneo que surcaron los fenicios y los romanos y los árabes y los cristianos y los corsarios otomanos. Nerja es azul y azul es Nerja.
Es una cavidad enorme, arrancada de las entrañas de la tierra, sumida en la penumbra silenciosa del paso de los años. Hemos abierto los ojos hacia ese cielo oscuro cuajado de estalactitas, al suelo espinoso alfombrado de estalagmitas. Respira la Cueva de Nerja un aroma antiguo, un suspiro telúrico y ancestral. Y después de visitarla, casi renacemos al sol templado del invierno nerjeño y nos deslumbra la luz intensa, azul, purísima del cielo. Tras el viaje a las profundidades de la tierra nos asomamos a los tajo de maro,
que caen cortados a pico desde las alturas y se hunden en el mar purísimo. Paseamos luego por Nerja , el Balcón de Europa, con la efigie de un rey apoyado en su baranda, reta al mar de tú a tú. Laberinto turístico y marinero el de sus calles entrelazadas, perfumes a pescado fresco, a brasas, a delicias extraídas al mar. Su iglesia rotunda y asoleada, sus parques abiertos a la sierra. Vemos la efigie de un antiguo pescador faenando sobre la cubierta de la Dorada, la memoria infantil se nos agolpa y creemos que podría ser Chanquete.
Sensaciones de Nerja, azul e intensa.
La Cueva de Nerja
No tiene pérdida. Desde la autopista A7 las indicaciones son múltiples y la señalización clara y perfectamente visible. No en vano, la Cueva de Nerja es el monumento de la provincia de Málaga que más visitantes recibe al año, unos 500.000, y sólo por eso ha de tener una serie de infraestructuras básicas mínimas. Y así es. A nuestra llegada nos sorprende el numeroso personal, la situación de los parking (1 euro) y la oferta de distracciones varias que hay en la entrada en forma de tiendas de souvenirs o restaurantes. Estacionamos y nos dirigimos hacia el recinto que indica “Entradas”. Todos los horarios, precios e información sobre la cueva y sobre el festival que se celebra en el interior de la cueva en el mes de julio se incluyen en la página web http://www.cuevadenerja.es/es/, también se puede llamar al teléfono 952 529 520 donde
se ofrece cumplida información. Somos dos personas y cada entrada nos cuesta 8,50 euros aunque el precio para los niños entre 6 y 12 años es de 4,50 euros y los menores de 6 tienen la entrada gratuita, también hay descuentos para grupos, asociaciones, colegios, etc… El flujo de turistas y visitantes es constante, permanente. Accedemos a las entrañas nerjeñas. La Cueva de Nerja es una cueva domesticada, no tan agreste como las de la Pileta en Benaoján o la de Doña Trinidad Grund en Ardales. Tiene la ventaja sobre las dos anteriores de que está preparada para recibir cualquier tipo de visitantes, está iluminada, lo que ayuda a hacerse una idea cabal de su enormidad, y su paseo (de 700 metros aproximadamente) se realiza de manera muy cómoda. La Cueva de Nerja fue descubierta en el año 1959, cuando cinco jóvenes de Maro se acercaron hacia el conocido como pozo de las
Minas del Cementerio con la intención de cazar murciélagos. Se introdujeron de forma precaria por una abertura hasta, tras pasar un pasadizo, llegar a un peralte. Habían llegado a una de las primeras cavidades y la luz de sus faroles y linternas se perdía en la oscuridad. Se inauguró el 12 de junio de 1960. El resto es historia. Primero fue conocida como la Cueva de las Maravillas hasta que adquirió el nombre con la que se le conoce actualmente, Cueva de Nerja. Pese a la gran número de visitantes hay un gran silencio en el interior de
la cueva. Calor y humedad a partes iguales. Caminamos y nos maravillamos con las estalactitas y las estalagmitas, sobre todo en el tamaño que alcanzan en la Sala del Cataclismo, donde se encuentra la columna natural más grande del mundo, de 18 metros de grosor y 49 de altura, inscrita en el Libro Guinness de los Records. La afluencia de visitantes es importante y la gran mayoría de los escolares malagueños visitan en alguna ocasión la cueva. Casualidades, también nosotros nos encontramos con una pareja de conocidos. Ella, precisamente profesora y él, espeleólogo de afición. Charlamos, en murmullos. El interior de la cueva es el escenario natural donde se celebra un festival de música conocido internacionalmente. Por sus tablas han pasado artistas como José Carreras, Monstserrat Caballé, Alfredo Kraus., Rostropovich o Yehudi Menuhin. Seguimos la visita y nos deleitamos con cada excéntrica formación constituidas en las Salas de Los Fantasmas o la Sala del Ballet… Salimos y el cielo azul nos ciega por un instante. Parece mentira que hayamos permanecido en el interior de la tierra por un periodo de casi cuarenta minutos. El tiempo se ha pasado volando. A la entrada nos ha flasheado una cámara de fotos, nos han dado un ticket verde que nos da derecho a comprar una fotografía. La compramos. 8 euros. Preceptiva postal, 0’50 euros. Nos dirigimos al coche.
Maro y sus acantilados cortados sobre el marLa Cueva de Nerja se sitúa en la pedanía de Maro y desde la entrada de la misma se puede descender a pie o en bicicleta por una carril verde específico para estos menesteres y creemos que en otra ocasión deberá ser un buen recorrido a realizar a pie, puesto que desde aquí ya se ve cómo el mar destella en el horizonte azul sobre el caserío inmaculado. Mientras nos dirigimos hacia allí comprobamos como se funden los colores azules y verdes y blancos sobre el mar. Seguimos la dirección que nos señala
“parking”. Maro es una pequeña pedanía que tiene en sus acantilados, su tranquilidad y su ambiente popular ganadero y marinero sus mejores bazas. Pero su mayor atractivo se encuentra en el Parque Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo. La Sierra de Almijara se sumerge con brusquedad en el mar, dando lugar a una serie de abruptos acantilados que caen a pico sobre el Mediterráneo y que aún hoy permanecen casi vírgenes. De ahí que las calas sean pequeñas y de difícil acceso, lo que las dota de un
especial encanto. Son muchos los turistas extranjeros que recalan en Maro con sus autocaravanas para disfrutar de las aguas transparentes. Merece la pena caminar un trecho y acercarse, entre huertas y bancales, hasta alguna de ellas para disfrutar de un territorio inusual en la Costa del Sol. Nosotros descendemos hasta la Playa de Maro, un tranquilo arenal en el que cuatro o cinco parejas disfrutan del invierno soleado tumbados sobre la arena, paseando, leyendo… Hundimos nuestros pies
en el agua, fresca y caminamos un trecho, dejando que el mar nos atrape con sus sensaciones. Para conocer a fondo el Parque Natural de los Acantilados de Maro se pueden contratar los servicios de algunas empresas especializadas en buceo y snorkeling así como en travesías de kayak y piragua por la zona, recomendados por la Oficina de Turismo, anotamos empresas que trabajan durante todo el año, Life Adventure (http://www.lifeadventure.es/) o Actividades Acuáticas Playa de Burriana con la que se puede contactar en los
teléfonos 615.974.716 ó 679.942.691. Tras el deleite subimos hacia el centro urbano, donde visitamos el exterior del Ingenio de Maro, una gran fábrica de azúcar (hay hasta cinco en el término municipal de Nerja), construida en el año 1585 y que estuvo en funcionamiento hasta los años sesenta del siglo XIX, cuando un incendio devastó sus instalaciones. Aún se conserva su estructura, paredes y forma con sillares de travertino, arcadas de medio punto o un poderoso contrafuerte. El ingenio se encuentra junto al parking y sobre este la plaza que acoge la iglesia de de Nuestra Señora de las Maravillas. Es un templo sencillo, sobrio, construido en el siglo XVII y restaurada en el XVIII. Con una torre aparejada terminada en cúpula de teja y con una pequeña espadaña al frente. La iglesia se recorta, blanquísima, contra el color azul del cielo. Se respira en Maro un ambiente de tranquilidad inusitada, parece que el tiempo no avanza, que los relojes se han parado. Los hombres charlan buscando el sol templado en los bancos de la plaza, una pareja de extranjeros residentes les saluda con la bolsa de la compra en la mano, un grupo de turistas se sienta en las mesas de una terraza y degusta una cerveza y una tapa. Nos quedaríamos.
Nerja, aparcamiento
Dejamos atrás Maro y nos dirigimos hasta el centro urbano de Nerja por la Nacional 340, desde la que, a nuestra derecha, podemos observar el Acueducto del Águila, una construcción que se elevó al estilo romano para trasladar agua hasta las fábricas de Las Mercedes o San Joaquín. Es una edificación de cuatro pisos superpuestos de arcadas de ladrillo que conforman un total de 37 arcos de medio punto. En la actualidad continúa transportando agua. Una vez en el centro urbano buscamos el parking público Balcón de Europa, es de los más céntricos y la mejor manera de estacionar en Nerja, dado que su centro histórico recupera las maneras de trazado árabe y está compuesto por multitud de calles que se entrecruzan, la mayoría de ellas peatonales. Además, no es especialmente caro y se encuentra muy próximo al ayuntamiento, a la oficina de turismo y al propio Balcón de Europa. Precisamente nos dirigimos a la Oficina de Turismo, donde nos entregan una estimable cantidad de material, nos atienden con
paciencia y tranquilidad, o señalan en un mapa los lugares a visitar y los posibles lugares donde comer pescado como pueden ser el restaurante el Chispa, el Pulguilla, el Pacomari o el famoso chiringuito de Ayo (en la playa de Burriana) que se hizo celebérrimo gracias a sus apariciones en la serie dirigida por Antonio Mercero, Verano Azul. Se nos ha echado el mediodía encima, así que elegimos la más próxima de las propuestas, el restaurante Pacomari, situado en la calle Gloria y al que accedemos a través de la Calle Pintada, una de las más populosas y céntricas de Nerja, repleta de comercios, de tiendas de típicos souvenirs, restaurantes, bulliciosa y activa. Grupos de nerjeños y de extranjeros se sientan en sus terrazas. En Nerja hay un elevado número de residentes extranjeros, tan es así que el ayuntamiento celebra la fiesta del Día del Residente Extranjero que se combina con la fiesta del Día del Turista, celebradas en el mes de abril y en el de septiembre respectivamente. Es una hora fronteriza y en la calle se mezclan los recién levantados que degustan cafés y chocolate con churros, los turistas que están comiendo el postre y los malagueños que aún se deleitan con el aperitivo
La comida en el restaurante PacomariLa oferta de restauración de Nerja es inabarcable, desde los chiringuitos y restaurantes de pescaíto frito, hasta los de comida internacional, comida rápida, pizzerías y hamburgueserías, marisquerías, etc… Llegamos hasta nuestro destino y nos encontramos con una soleada terraza en el corazón del centro urbano de Nerja. No lo pensamos un instante y dejamos que el calor penetre en nuestros huesos. Pedimos un ajoblanco con uvas, una ensalada mixta, unos langostinos al pil pil, una rosada
a la plancha, dos cervezas,
una botella de agua, dos cafés solos, uno con hielo y otro sin hielo. Total 40’70 euros. El ajoblanco, refrescante, dulce y picante a un tiempo, con el aderezo justo de ajo y almendras está delicioso, así como los generosos langostinos y la rosada a la plancha acompañada de un majaíllo de ajos, aceite y perejil. La ensalada vista incorpora frutas como piña, kiwi o naranja a su compostura. Nos deleitamos con la comida, con el sol, con la terraza.
La ermita de las Angustias, el Parque Verano Azul y la Dorada, la iglesia del Salvador y…Para después de comer hemos trazado un paseo que es una variante de la ruta azul que se nos propone en uno de los folletos que nos han ofrecido en la Oficina de Turismo. Desde el restaurante iremos a la ermita de las Angustias, después caminaremos hacia el parque Verano Azul dedicado a la serie televisiva dirigida por Antonio Mercero donde se encuentra el barco La Dorada que pilotaba el personaje de Chanquete, regresaremos al centro urbano para visitar la iglesia de San
salvador y terminaremos asomados al Balcón de Europa.
Caminamos despacio, tranquilos, por la calle Cruz. El casco Antiguo de Nerja se encuentra activo, cuidado, limpio, con calles adoquinadas, la mayoría de ellas peatonales que se dejan recorrer con parsimonia y suavidad. Disfrutamos de sus terrazas al sol, de las macetas en los balcones, de las flores en los patios interiores, de los zaguanes embaldosados. Pese a ser un centro neurálgico del turismo malagueño, Nerja conserva aún el encanto del pueblo de pescadores que fue. Su tamaño permite ir caminando a todos los monumentos sin mayor problema, a lo que se añade que tampoco tiene cuestas. Llegamos así hasta la ermita de las Angustias. Sorprende el contraste entre el exterior y el interior. Por fuera el templo es sencillo, de una nave y con un portalón previo a la entrada formado por una triple arcada y una espadaña sobre el techado de teja. El interior presenta un imponente altar con una cúpula pintada con un Pentecostés. La ermita está fundada en el año 1720. Una monja nos saluda a nuestra entrada y comentamos
con ella el preciosismo de la pequeña capilla. Ella sonríe y se muestra orgullosa de la ermita. Al otro lado de la puerta se escucha ruido de entrechocar de ollas.
Desde la ermita tomamos la avenida Antonio Ferrandis “Chanquete” para llegar al parque Verano Azul. El parque, además de ser una excelente zona de esparcimiento infantil, tiene como mayor interés la loa a esa serie mítica que se emitió en Televisión Española entre el 11 de octubre de 1981 y el 14 de febrero de 1982, con redifusiones posteriores. La trama era sencilla, un grupo de niños y niñas y sus aventuras y vicisitudes en su periodo de verano en la localidad de Nerja, las relaciones entre ellos y con una pintora llamada Julia (interpretada por María Garralón) y un viejo pescador, Chanquete, interpretado por Antonio Ferrandis que vivía en un barco de pesca sobre un cerro bajo. En el parque aparecen los nombres de los personajes como Tito o Piraña, nominando a las callejas del mismo, los título de los capítulos de la
serie marcando el parking y como estrella del parque, el varado barco de La Dorada donde tenía su residencia y morada el entrañable Chanquete. Es visita obligada para los que fueron niños y niñas de una generación con un fortísimo componente nostálgico. Sin querer, cuando terminamos la visita aún resuena en nuestra cabeza la tonadilla que precedía la emisión de cada capítulo y que ha servido de banda sonora para muchos veranos azules.
Desde el parque nos introducimos de nuevo en el centro urbano por la calles Jaén y Diputación hasta llegar a la parte trasera de la iglesia de San Salvador. Se encuentra muy próxima al mar y al Balcón de Europa y sirve de marco a una gran plaza rodeada de árboles que la precede. Hay mucho trasiego en sus inmediaciones, la proximidad de la oficina de turismo, del ayuntamiento, de las terrazas de algunos bares y restaurantes, hacen que el templo y sus alrededores permanezcan muy vivos. La iglesia se construyó en 1697, terminándose el campanario en 1724. Es un edificio de estilo barroco dividido en tres naves y es, además una de las pocas construcciones religiosas del mundo en el que se encuentran representaciones de los tres arcángeles, siendo San Miguel el patrono de Nerja.
…el Balcón de EuropaSe cuenta que fue el rey Alfonso XII el que le dio ese nombre, Balcón de Europa, después de visitar la Axarquía malagueña en 1885. Independientemente de la autoría, en la que seguro se aúnan la ficción popular y la historia, esta balaustrada no podría tener un nombre más apropiado. Se sitúa sobre el acantilado que separa las playas de Salón y Calahonda y se enclava sobre una antigua fortaleza defensiva espigada de cañones (de los que aún asoman dos al mar) que resultó derruida por completo bajo el
fuego de los barcos ingleses durante la guerra de la Independencia. Un ancho paseo flanqueado de palmeras le precede y tras él, el mar. El sol radiante de este invierno templado hace guiños sobre la superficie del agua. La brisa del mar, los aromas intensos y antiguos que emanan desde el Mediterráneo nos asaltan. Asomarse al Balcón de Europa es asomarse al azul, al gran azul de los fenicios y griegos y romanos y árabes y otomanos y cartagineses que vieron en este Mare Nostrum su natural vía de expansión. Cumple el balcón la literalidad de su nombre, cuelga su balaustrada como último baluarte de Europa, mirando de tú a tú al poderoso
continente africano, tan cercano y tan lejano. Grupos de turistas invaden ahora esta balaustrada. Se fotografían con el horizonte espejeando tras de sí. Algunos se asoman, otros le dan la espalda y sonríen, otros se sientan y lo contemplan, el mar, infinitamente azul. Una egregia fgura real nos vigila, otea más allá, hacia occidente, apoya el codo izquierdo sobre la baranda y pierde su mirada en el más allá. Parece sonreir, y nosotros con él.
Despedida
El mar acaricia nuestros pies, la brisa nuestra cara. Más allá de la clina marítima se bosqueja la figura de una embarcación de pesca. Sobre ella un hombre se afana. Pelo cano, barba cerrada. Un grupo de niños festeja y corretea hacia el chiringuito de madera. Una mujer extiende un caballete sobre un acantilado, abre una silla plegable y comienza a pintar, lleva el pelo atado en una coleta. Podría ser aquel Verano Azul, pero es el hoy, el ahora de este invierno de 2011.
Más información y enlaces de interés
Turismo: Para organizar una buena visita a Nerja resulta imprescindible visitar la página web municipal (http://www.nerja.es/), prolífica en información útil y que nos ayudará a planificar nuestro viaje gracias a las tarifas, horarios y teléfonos de los monumentos a visitar y de las empresas turísticas que en la misma aparecen. Merece la pena, del mismo modo, visitar la Oficina de Turismo (952 52 15 31) donde les orientarán para hacer de la visita a Nerja una experiencia más que satisfactoria. Del mismo modo hay una oferta de turismo activo amplísima para aquellos espíritus inquietos que quieran más emociones.
Otros lugares a visitar: Las diferentes rutas que se nos propone desde la oficina de turismo nos pueden llevar a otros lugares que visitar como las diferentes fábricas e ingenios azucareros, auténtico patrimonio histórico-industrial, los diversos puentes para salvar los barrancos que preceden a la osta nerjeña, las torres vigías de las que Nerja posee cinco en su término municipal, los cementerios de Maro y de San Miguel, los diferentes yacimientos arqueológicos… Un sinfín de posibilidades…
Senderismo: Desde Nerja parten diversas rutas senderistas de grados de dificultad diversos y que acercarán al turista activo a algunos de los picos más altos que rodean la localidad y algunos de los enclaves más espectaculares. Una de las rutas más atractivas es la que transcurre por el cauce del río Chillar hasta la presa, caminando entre las profundas gargantas que forma su cuenca en el tramo denominado Los Cachorros y que se llegan a estrechar tanto que es posible tocarlas con ambas manos a un tiempo. La longitud de este itinerario es de 8 kilómetros, pero para su recorrido debe emplearse una jornada por la dificultad añadida de caminar entre agua.
Fiestas: Las celebraciones de la Virgen del Carmen, tanto en Maro como en Nerja, cobran una relevante importancia al ser ambos núcleos marineros. Cada 25 de julio, los barcos salen al mar hasta entrada la noche, procesionando a la virgen y culminando con un espectacular castillo de fuegos artificiales.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, la página web municipal de Nerja y la web de la Cueva de Nerja.
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Publicado por Israel Olivera en 0:01 2 comentarios
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