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61 YUNQUERA: PUERTA A LA SIERRA DE LAS NIEVES

martes, 8 de junio de 2010

Yunquera, cancerbera que permite el paso a la Sierra de las Nieves. Yunquera de pinsapos y castaños, de bosques umbríos y senderos briosos. Yunquera de caminos transitados, de horizontes perdidos, de panorámicas excelsas. Yunquera en la reserva de la biosfera. Yunquera. Edén.

La aproximación

Estupor de cerros, montañas poderosas, graníticas, insolentes. Los olivos las miran de tú a tú desde sus bancales. Abrimos la ventanilla del coche y nos invade un intenso aroma a pino y a tierra, a bosque mediterráneo, dulce e inconfundible, insustituible. Los colosos de granito que marcan nuestra mirada al horizonte imponen, se asemejan a vigilantes enhiestos, incólumes, permanentes. Montañas antiguas que viven el embate de los rigores invernales, la canícula de los estíos rigurosos, ambas condiciones que modifican sus formas con el paso del tiempo. Marcan el paisaje los bancales sobre los que se asientan olivos y frutales, condicionando el paisaje desde tiempos inmemoriales. Son herencia de la sabiduría árabe que trajo este sistema de cultivo escalonado allende los tiempos y al que incorporaron, además, una serie de sistemas de riego compuestos por distintos canales y aljibes diseminados entre puntos estratégicos y que se utilizan aún hoy en día.

Casi antes de llegar: La ermita de la Cruz del Pobre

Nada más cruzar el cartel del término municipal de Yunquera, frente al cementerio, se sitúa la pequeña ermita de la Cruz del Pobre, muy devocionada por los yunqueranos. Estacionamos un momento a la derecha, nada más rebasarla, con la intención de contemplar mejor su interior y su sencilla fachada, rematada por un tejadillo con espadaña y campana. Resulta un tanto sobrecogedora la descripción que el panel explicativo hace de la imagen que se sitúa en su interior: "Viejísima, un tanto deslucida por el continuo devenir de los años, de un Cristo decrépito, tan enjuto como una pajuela, de cabeza inclinada y párpados caídos. Se trata de una de tantas intersecciones que señalaban los caminos". Cuenta la historia que los hombres y mujeres que se desplazaban antiguamente hacia Málaga o hacia otro pueblo colindante le pedían al Cristo de la Cruz del Pobre llegar con bien a su destino y, al volver, le daban las gracias. Donde fueres, haz lo que vieres, así que nosotros hacemos el camino a la inversa y pedimos que nos permita disfrutar de Yunquera. Nos montamos de nuevo en el coche.

La llegada

Tomamos dirección "Centro Urbano" y de manera prácticamente inmediata nos adentramos en un dédalo de calles estrechas y empedradas no aptas para la circulación. Lo más aconsejable es dejar estacionado el coche lo más inmediatamente posible y caminar. Si no es así, llegar hasta la indicación de "Parking Restaurante de los reyes Católicos" y, en lugar de girar hacia la derecha, hacerlo hacia la izquierda. Allí habrá sitio. Si continuamos rectos, llegaremos hasta la plaza de la Constitución y habrá que girar sí o sí. Estacionamos.

El centro urbano

La estrechez de sus calles hace que las sombras de las casas se proyecten unas sobre otras, guareciéndonos de la poderosa influencia del sol, que pese a lo pronto de la mañana, ya comienza a despuntar con fuerza más que solemne. La calle principal (calles Alfaguara primero y El Calvario después) está flanqueada por una serie de arriates de forja de los que sobresalen coloridos geranios. Algunas puertas nos saludan con zaguán umbrío y patio fresco, escondido de las miradas indiscretas. El tañido de las campanas dirige nuestros pasos hacia la iglesia de la Encarnación. A cada paso suenan más próximas. Llegamos hasta la fuente del Poyo, tres caños de agua corriente en los que nos refrescamos. Desde la fuente del Poyo ya se divisa la cúpula azul del templo que refulge con los rayos de sol. En esta zona bulle el pueblo de Yunquera con sus quehaceres cotidianos, saludos y conversaciones, miradas, dos o tres niños se persiguen subidos en bicicletas, se compra el pan y el periódico y el pescado, un café o dos, un desayuno con mollete, tostada o pitufo, dulce, salado, abre el estanco, trinan los pájaros...

La iglesia y el casco antiguo

Accedemos hasta la plaza de la Constitución, pasamos frente a las puertas del ayuntamiento y continuamos en pos de la torre de pináculo azul. Proliferan las flores coloridas en los ventanales. Llegamos hasta el Casco Antiguo de Yunquera, enclavado en lo que fuera antaño el castillo árabe. Sobre sus ruinas está construido el Barrio Veleta, la entrada del Portón, la calle Seminarista Duarte y la actual iglesia. Yunquera aparece en los textos históricos por primera vez tras la caída de Ronda a manos cristianas en el año 1485, aunque la existencia de asentamientos en Porticate, Pereila y el propio centro urbano hacen creer que Yunquera fue primero asentamiento árabe dependiente de la kora o provincia de Takurunna. Aunque no está certificado desde la ciencia histórica al cien por cien, parece que Yunquera contó con un castillo cuya muralla se ubicaba en la calle Seminarista Duarte y que debió tener una puerta en el extremo que daba al camino de Tolox y la llamada Puerta del Jandaque, junto a un barranco (jandaq en árabe) sobre el que podría existir un puente levadizo. La que sí existe, ante nuestra vista la tenemos, es la iglesia de la Encarnación. Un edificio construido en 1505 y que sufrió una importante reparación del artesonado mudéjar en 1601 y su completa restauración en años posteriores. Es una de las más grandes de la Sierra de las Nieves, formado su sencillo interior por tres naves separadas por arcos de medio punto. Junto a la iglesia encontramos un coqueta plazuela presidida por una fuente y un banco a la sombra. Esta plaza también es el lugar donde tiene su sede la Cofradía de Jesús Nazareno. No podemos resistir la tentación de sentarnos un rato en el banco a la sombra, de cerrar los ojos y disfrutar con la plácida sencillez del lugar. Antes de regresar sobre nuestros pasos descendemos por la calle Carnicería Vieja, que nos ofrece unas espléndidas vistas de la sierra. Nos adentramos por las calles que se sitúan tras la plaza de la Constitución. Todas ellas son laberintos empedrados, decorados con macetas y flores. Pasan, piando, las bandadas de pájaros sobre nuestras cabezas. Cruzamos por delante de la fuente del Poyo, nos refrescamos y seguimos camino hasta el coche.

La torre vigía

Es una presencia magnética. Nos vigila desde mucho antes de llegar al término municipal. Hemos dejado atrás Guaro y desde la incorporación al camino de Alozaina nos observa. La torre. Se sitúa en un lugar privilegiado que le permitía controlar el tráfico de gentes que provenían desde la carretera de Ronda y El Burgo por el norte y a los viajeros que provenían de Alozaina desde el sur. Se halla sobre un otero trufado de olivos y no tiene pérdida encontrarla. Al salir del centro urbano hemos cogido la carretera El Burgo/Ronda, al llegar a una rotonda tomamos la dirección a la gasolinera y circunvalándola por la izquierda, llegamos hasta la base de la torre vigía. Preside esta edificación, como buena atalaya, el horizonte de la localidad. Se trata de una torre con forma troncocónica, casi cilíndrica, con gruesos muros de mampostería en los que se abren vanos para la defensa. La Torre Vigía de Yunquera tenía como misión realizar señales con hogueras y antorchas para comunicar a otros puntos de la comarca el paso de tropas, la llegada de extraños, etc, etc. En su interior se halla el centro de interpretación de la Sierra de las Nieves. Las vistas son magníficas, espléndidas. La panorámica nos permite observar un amplio paisaje del Guadalhorce a la izquierda y de la comarca de Sierra de las Nieves hacia el centro y la derecha. El mirador de la torre se abre en una plataforma desde la que observar este paisaje sin igual.

El pinsapar

No podemos marcharnos de Yunquera sin poder tocar con nuestras manos un ejemplar de pinsapo, esa especie de pino endémico que necesita para vivir de abundante humedad y cantidad de agua. Para ello vamos a realizar una ruta que nos llevará hasta el Puerto Saucillo y el Mirador de Luis Ceballos (de cinco a siete kilómetros). Hay un gran tramo que se puede realizar en coche por una pista en buenas condiciones, pero estrecha y con un trecho que mira directamente al vacío. Para acceder a ella, tenemos que salir de la gasolinera y tomar dirección al polideportivo, en la primera bifurcación tomar el camino de la derecha, tras dejar atrás los campos de fútbol y baloncesto nos adentraremos en una pista que, además, está perfectamente indicada. La balconada natural que se abre a nuestra izquierda es espectacular, corta el aliento. Se observa el caserío yunquerano y la ladera sobre la que se asienta para dejarse caer la montaña hasta más allá de Alozaina, llegando a las localidades de Guaro y de Monda. Llegamos. El bosque que se abre ante nuestra vista es impresionante. Los enormes pinsapos descienden y ascienden las colinas con una tupida red de distintos verdes. Los caminos hechos por el andar del hombre se sumergen de lleno en la sombra del bosque y se pierden en su interior como un camino sin retorno. Todo es silencio y sombra y clarear del cielo azul en el entrever que nos permiten las ramas. Es este un lugar edénico, donde la naturaleza impera por encima de las querencias del ser humano.

Despedida

Nos abraza el silencio de los árboles, se cierne sobre nosotros el frescor rotundo del bosque. Huele profundo e intenso. Caminamos, un paso y otro, un paso y otro, y cuando queremos percatarnos ya no vemos los coches estacionados en el pequeño parking, sólo hay rumores de viento y ronroneo de brisa sobre las ramas. Apacible y sereno el lugar, pegado a la tierra en aromas y colores. Todo es verde y guiños azules del cielo. La luz se cuela por entre las ramas y así, nos perdemos...

Consejos y enlaces útiles

Senderismo: Yunquera es la puerta a la Reserva de la Biosfera de Sierra de las Nieves, por tanto la práctica del senderismo como forma de turismo sostenible es más que recomendable. Sus senderos están bastante bien definidos y marcados y son muchas las rutas que parten desde la propia localidad. En la página web del Ayto. de Yunquera existe una detallada relación de rutas de todos los niveles. Este es el enlace: Senderos. La web de Andarural ofrece a los viajeros inquietos una serie de rutas con GPS que se pueden descargar desde la misma página.
Sierra de las Nieves: La Sierra de las Nieves se nos presenta como una unidad geográfica a modo de paraíso natural que se sitúa en la zona central de la provincia de Málaga, formando parte de la orla montañosa que delimita a la cercana Costa del Sol occidental, siendo la distancia media desde la comarca a la capital provincial de 58 kilómetros. La Comarca de la Sierra de las Nieves limita al sur con la Costa del Sol Occidental, tal y como ya se ha apuntado con anterioridad, al este con el Valle del Guadalhorce, al oeste con la Serranía de Ronda y al norte con la Comarca de Guadalteba. Los municipios que la integran, conforman una comarca rural y serrana en la que el ser humano todavía mantiene un perfecto equilibrio con la naturaleza, configurándose este equilibrio como modelo ecológico y cultural a imitar. A modo de cinturón humano, e insertos en la Sierra de las Nieves, se sitúan nueve pueblos que conservan aún hoy la fisonomía heredada del crisol de culturas que en estas tierras se han dejado sentir. Estos pueblos, a saber, Alozaina, Casarabonela, El Burgo, Guaro, Istán, Monda, Ojén, Tolox y Yunquera, están unidos por la orografía, a veces caprichosa, de la Sierra. Todos ellos poseen rasgos fisiográficos y culturales comunes que les han hecho configurarse como una comarca con identidad propia en la provincia de Málaga. La comarca de Sierra de las Nieves obtuvo en diciembre de 2008 el premio EDEN que concede la Unión Europea a aquellos lugares en potenciar el turismo sostenible. Información extraída de la página web sierranieves.com.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la página web del Ayuntamiento de Yunquera. Asimismo consultamos las páginas de la Mancomunidad de Municipios de la Sierra de las Nieves y de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Nieves.

Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.

60 ALCAUCÍN: LAS LEYENDAS DE ZALÍA

martes, 1 de junio de 2010

Alcaucín de leyendas. Reinas árabes y héroes míticos, ninfas enamoradas. Alcaucín de montañas recias y macetas delicadas, arriates floreados, calles estrechas, rincones umbríos. Alcaucín de fuentes de cinco caños y agua titilante, rumorosa y cristalina, fresca. Alcaucín bajo La Maroma. Alacaucín paso obligado al Boquete de Zafarraya, balcón privilegiado sobre La Viñuela. Alcaucín de Ulises y de Calipso enamorada, de Zalía perfumada, del nazarí sorprendido y capturado. Alcaucín.

El paisaje y la leyenda

Alcacín señorea sobre esta singular zona de la Axarquía, presidida a la derecha por el impresionante tajo del Boquete de Zafarraya y a la izquierda por la lámina d agua que forma el embalse de La Viñuela. Un horizonte salpicado por las motas blancas que son las fincas, cortijos y alquerías entre los campos trufados de olivos. Serpenteamos por la carretera, dejando que el paisaje se abra a nuestra izquierda. Contemplamos la Mesa de Zalía en todo su esplendor, una meseta rocosa, con forma perfectamente trapezoidal y sobre la que se embosca la leyenda. Y es que se cuenta que en esa Mesa de Zalía y el castillo que la precede pudo ubicarse la mítica Odyscia, patria de la ninfa Calypso que recogió a un agotado y desastrado Ulises en su interminable regreso a casa. La ninfa curó sus heridas dulcemente, lavó sus ropas con arrobo y amó tanto al héroe de Troya que no le dejó marchar.
- "Si te quedas conmigo te ofrezco la inmortalidad"
- "Deseo volver a mi hogar, a Ítaca"
- "¿Es Penélope mejor que yo?"
- "Claro que no. Tú eres una diosa. Eres mucho mejor que ella. Pero Penélope es mi hogar, es mi vida".
Esto cuenta la leyenda, los apuntes históricos señalan que en la Mesa de Zalía pudo hallarse la fenicia Zángara, aunque no existen pruebas documentales de ello, lo que sí está claro es que la fortaleza fue ocupada por los árabes y, posteriormente, por los cristianos.

Llegada y desayuno

Llegamos pronto en la mañana, al momento de los desayunos, de los primeros quehaceres cotidianos, de los primeros ajetreos de la mañana. Se mueve el pueblo, la gente, el bullicio. Recomendamos estacionar el coche nada más rebasar un local que nos indica "Punto de Información". A partir de ahí las calles se estrechan y se retuercen y el tráfico, al menos para los visitantes, se complica. Además, Alcaucín es un pueblo para ser caminado, para seré recorrido a pie, para disfrutar de sus callejas y de sus rincones en sombra, de sus perfumes, de sus balconadas que se asoman a la Axarquía. La oferta en restauración es muy destacada, nada más llegar nos reciben el restaurante Rancho Grande y el Restaurante Azafrán. Pero dada la hora de la mañana optamos por sentarnos al fresco, en la terraza del Café Bar Restaurante Enrique, donde pedimos 2 cafés con leche, 1 pitufo mixto y un pitufo bacón queso. Total 5, 60 euros.

La Fuente de los Cinco Caños

Desde el lugar en el que nos encontramos sentados nos llegan los trinos de los pájaros y el arrullo del agua que proviene de la fuente de los Cinco Caños, donde los alcaucineños acuden a llenar enormes botellas de cinco litros de agua fresca para su consumo personal. Y gestos más sencillos: Una mujer de cierta edad sujeta con su mano izquierda en el pecho su camisa, con la derecha se apoya en la pared, se agacha levantado levemente el pie izquierdo y bebe, directamente, un buen trago de la fuente. Sobre los cinco caños, protegidos por un pequeño soportal de cuatro columnas con arcadas de medio punto, decora la pared una solería de tonos cobrizos que refulgen con la luz del sol. Los alcaucineños aseguran que de esta fuente no ha dejado de brotar jamás el agua, ni tan siquiera en los tiempos de la más feroz de las sequías.

El ayuntamiento y la iglesia

Dejamos atrás la fuente, donde su poderosa atracción nos ha obligado a refrescarnos, y caminamos hacia adelante, hasta una bifurcación. Si tomamos la dirección izquierda iremos a la plaza de la Constitución, donde se encuentran el ayuntamiento y la iglesia. Si tomamos el camino de la derecha llegaremos hasta la plaza de Salía, donde hoy, por ser sábado, hay barato, mercadillo. Tomamos el camino de la izquierda. Rebosan las flores en las macetas, geranios, violetas, margaritas... Llegamos así hasta la plaza de la Constitución, donde el poder terrenal y el poder espiritual, ayuntamiento e iglesia, se sitúan colindantes, casi dándose una figurativa mano. La iglesia de Ntra. Señora del Rosario es de una sencillez arrebatadora. Junto al cuerpo central, una lámina de muro se eleva hasta formar una sencilla espadaña de dos ojos, de la que penden dos campanas de distinto tamaño. Fue construida en el siglo XVIII y consta de dos naves demarcadas por tres arcos de medio punto, la nave del evangelio destaca por su camarín con yesería rococó.

La ermita

Nos incorporamos a la calle Calvario con la intención de caminar hasta la ermita. Cuesta arriba, por las calles enredadas, más asusta acometer la subida que luego la realidad de hacerlo, ya que es una pendiente de cierta suavidad. Llegamos en aproximadamente diez minutos. Está situada en la parte más alta del municipio y desde aquí se contempla un paisaje singular definido por la mancha de agua de La Viñuela, el Boquete de Zafarraya y la Mesa de Zalía que como comenta Mª Ángeles Flores Cazorla en un tríptico informativo "parece que esté esperando a una multitud de comensales rodeada de un picacho y dándole alas a mi imaginación, podría ser ésta una de sus patas". La ermita de Jesús del Calvario se edificó en el siglo XVII es de planta cuadrada y su portada está constituida por un arco de medio punto descansando sobre pilastras.

La plaza Salia y el camino al castillo

Descendemos, y al llegar al primer llano, tomamos una serie de escaleras a la izquierda. Escaleras que nos conducirán hasta la plaza de Salia. Sentados en uno de los bancos situados en los flancos se observa el nido de águila de Comares a la izquierda y el caserío blanco de Colmenar a la derecha. Los alcaucineños decoran sus casas con profusión de colores, a base de arriates y macetas, sin una concesión excesiva a las alharacas, propio de un lugar recio y sencillo. No podemos olvidar que Alcaucín está situado en la sierra de Tejeda, a las faldas de La Maroma, pico más alto de la provincia de Málaga con 2.065 metros de altura, hecho que les confiere cierto gusto por el resguardo y la sobriedad. Llegamos hasta la plaza para disfrutar del mercadillo. Antes de regresar al coche nos refrescamos de nuevo en uno de los cinco caños de la fuente. Fresca, cristalina, deliciosa, más ahora que comienza a apretar el sol. Para llegar al castillo de Zalía debemos salir del centro urbano de Alcaucín hasta cruzar el Puente de Don Manuel y tomar, en el acceso a la carretera principal, camino de Granada, hacia la derecha. Donde a unos dos kilómetros de curvas veremos una indicación a la izquierda.

El castillo de Zalía

La fortaleza de Zalía se sitúa como un baluarte ante la Mesa de su mismo nombre. En la antigüedad este era paso obligado para comunicar Vélez Málaga con Granada a través del paso natural del Boquete de Zafarraya. El castillo, por tanto, se encontraba en un punto geoestratégico de vital importancia. La fortificación toma el nombre de la reina Zalia, de la que se decía bajaba diariamente al río para bañarse. Cuenta Wikipedia que "En las noches de luna llena, esta reina mora bajaba a un pequeño estanque situado en la parte más cimera de la fortaleza, llamada La alberca de la reina mora. Una noche, un joven nazarí se acercó hacia la alberca, contemplando el baño de aquella mítica mujer. Mientras la veía sumergirse entre pétalos y nenúfares dentro del agua, fue sorprendido por un guardia y posteriormente fue conducido a La Cerca, donde vivió el resto de sus días recordando aquella mujer, con la piel luminosa, tersa y delicada. Según viejas tradiciones orales, La Cerca sería un antiguo penal, dependiente del castillo de Zalía, donde los musulmanes encerraban a sus enemigos". Quedan del castillo algunas láminas de sus murallas, coronadas por lo que fueron dos torres. Por la configuración de los restos parece que fue una fortaleza de tamaño medio. Las vistas desde aquí (aunque no hay un camino habilitado hasta los restos y la maleza está algo alta) son espectaculares. Se domina el pantano de La Viñuela al frente, a la izquierda el caserío de Alcaucín y La Maroma, la barriada de los Romanos en frente y sobre ella, Comares; a la derecha, Colmenar y todas las suaves lomas que se presentan a nuestra vista, salpicadas de casas, cortijos, alquerías... Por cierto que en las inmediaciones del castillo hay un conjunto de Alojamientos Rurales dignos de ser visitados: Conjunto Rural Castillo de Zalía.

Despedida

Aquí, donde el paisaje resulta embriagador, cerramos los ojos y dejamos que con la brisa suave se mezclen realidad y ficción... Acuden a nuestros oídos los susurros de la ninfa Calypso y de su amado Ulises, nos deleitamos ante la belleza singular de la reina Zalía después de su baño embriagador, situamos la Tángara fenicia entre estos muros y dejamos que la leyenda y la historia convivan por un instante entre las ruinas de este castillo, que desde su posición tanto observó. Ahora hay silencio. Ulises ha marchado en busca de Ítaca.

Enlaces de interés y consejos turísticos

Senderismo: Al estar situado en la Sierra Tejeda, Alcaucin ofrece múltiples posibilidades. Una de las que ofrece la página web municipal es la de Sierra del Alcázar. "Paraje situado en plena Sierra Tejeda, paso obligado en algunas de las que rutas a pie se dirigen al pico de la Maroma, con excelentes instalaciones para poder acampar. Se trata de una zona de acampada, ubicada en la orilla del río Alcaucín. Las pequeñas cataratas que se forman en los primeros metros del cauce de este arroyo y la espesa vegetación que lo rodea son algunos de los atractivos naturales de este coqueto rincón. Llama la atención la impresionante garganta que abre este arroyo metros más abajo, antes de llevar sus aguas hacia el cercano pantano de La Viñuela. La mejor forma de contemplar este cañón natural es acercarse al mirador habilitado junto al camino. Desde allí se pueden ver las bellas formas que ha creado la erosión sobre las zonas más rocosas tanto del cauce del río como de las zonas montañosas que lo rodean". En la misma web municipal nos ofrecen también otras alternativas: Alcaucín.es.
Ruta del aceite y de los montes: Alcaucín forma, junto con Riogordo, Colmenar, Alfarnate, Alfarnatejo, Periana y La Viñuela, la Ruta del Aceite y de los Montes.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, la web municipal de Alcaucín y la de Axarquía Costa del Sol.

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