Istán. Cierro los ojos y escucho: Todo es murmullo de agua. Istán, abrazado por las sierras, bañado por sus ríos, refrescado por sus manantiales. Vive Istán entre el verde de las cimas y el blanco de sus calles encaladas. Istán, afable de gentes. Istán de gastronomía contundente y serrana. Istán, de rebeldía forjada entre las calles de su historia. Istán encaramado al Mediterráneo. Istán, para el caminar despacio y el sentido alerta. Istán cuyo significado le marca, Istán "el más alto".
Desde la populosa Marbella asciende una carretera trazada de curvas, con el piso firme y profusamente recorrida por empeñados ciclistas. Durante todo el camino nos acompañan Río Verde y el Embalse de la Concepción hacia el oeste. Con el ascenso cobran cada vez más relevancia las montañas de Sierra Blanca y Sierra de las Nieves. Presencia enorme y verde con altos roqueríos sobre los que divisar, con suerte, el descenso de algún ave rapaz. El paisaje se alfombra de los amarillos de las jaras y los erguenes, aparecen los primeros bancales de naranjos y mandarinos. Se observan los cerros salpicados de casas aquí y allá. Muchas de ellas miran hacia el Embalse, hacia el Peñón de Gibraltar, hacia Ceuta y África, definidos entre las brumas del horizonte.
Apenas a 2 kilómetros del centro urbano podemos visitar la Ermita de San Miguel, a la sazón, patrón de Istán. Desde un amplio parking de tierra asciende un camino forestal que discurre entre árboles y pinos que exhalan un perfume fresco y delicioso. El camino es ancho y perfectamente transitable. La Ermita, a unos treinta metros, está excavada en una oquedad de la roca y protegida con un portalón de forja y cristal. Desde la pequeña balconada de la ermita, situada en un alto, hay unas vistas inmejorables con el Mar Mediterráneo al fondo. A la izquierda, impresionante mole granítica de Sierra Blanca. En el interior de la Ermita, un alado San Miguel da caza con su lanza a un diablo malherido (con cuernos incluidos). En las proximidades de la Ermita hay un merendero equipado con mesas y bancadas de madera y una serie de barbacoas. Pertrechados con un buen pan cateto y un tanto de embutido casero apuramos el desayuno en una de las mesas superiores, con África frente a nuestra mirada y con Istán apenas a dos curvas y a cinco minutos en coche. Desde la Ermita también se puede acceder al pueblo a través del Paseo Rural PR-A 138, que dista 30 minutos andando al centro urbano.
Aparcamos en Istán, la Plaza de El Calvario y tomamos decisiones
En la sinuosa entrada al pueblo, coger la primera indicación que señala Parking Público, no aventurarse hacia adelante, ya que el centro urbano es un laberinto de calles estrechas por las que los automóviles apenas caben y los sábados hay mercado. Si se sigue la indicación se llega a la Plaza de El Calvario, también plaza de La Esfera, donde, habitualmente suele haber sitio para estacionar. Para conocer Istán, el mejor método es caminar. Desde esta plaza, nos topamos con una de las principales características del municipio. Encaramado sobre un cerro cortado, descienden por sus cuatro puntos cardinales barrancos y bancales aprovechados al máximo por los agricultores y donde se aprecian numerosos árboles frutales. La sierras circundantes recogen el cerro de Istán como un inmenso abrazo protector. Desde esta plaza de El Calvario se llega al centro urbano descendiendo por la calle del mismo nombre. Hay numerosas indicaciones y postes turísticos en castellano e inglés que ayudan a fraguar una buena visita. Concretamente los paneles señalizadores ofrecen tres rutas disponibles: el Paseo por la Casco Histórico, el Paseo de los Miradores y el Paseo del Nacimiento. Optamos por una combinación del primero y segundo, reservando el tercero para la tarde.
Pueblo pequeño, recogido, de paredes encaladas y calles laberínticas, trinar de pájaros constante en primavera y permanente murmullo de agua que corre, entre las antiguas acequias moriscas, por numerosos rincones del municipio. Lo primero que nos encontramos al descender por la calle El Calvario es El Chorro, un homenaje vivo al agua vivísima que riega la localidad. Una fuente de siete caños, adornada con azulejos azules y blancos preside la pequeña plaza y el propio monumento, mientras que a su derecha, una hilera de puestos de lavar bajo un pórtico configura el antiguo lavadero en el que las mujeres (en el pasado sólo las mujeres) acudían a asear las ropas de sus familias. La fuente de los siete caños muestra en su base, y grabado por el paso del tiempo, los surcos hechos por los cántaros de cerámica tras cientos de años de uso. Buen sorbo de agua y refresco. Todas las fuentes de Istán trasladan agua potable, cristalina, pura y fresca.
Desde El Chorro se accede fácilmente a la plaza de San Miguel, auténtico centro neurálgico de Istán, repleta de chiquillos que juegan y donde no es inusual observar a algún hombre realizando trabajos artesanales de esparto. Una de las paredes de la plaza está constituida por el lateral de la iglesia de San Miguel, datada en el año 1.505 y rehabilitada en tres ocasiones, la última de ellas en 1.960. Ojo porque pese a haber una puerta en la misma plaza, la entrada a la iglesia se realiza por una calle lateral situada a la izquierda. Sencilla, de una sola nave y artesonado de madera como techo, de interior fresco y apacible. Dentro del monumento se pueden contemplar las imágenes de San Miguel, la Inmaculada, la Virgen de los Remedios, la Virgen de los Dolores, San Antonio, la Virgen del Carmen, un Resucitado y San José. De nuevo en la plaza tomamos dirección calle San Miguel, que nos llevará hacia el norte del municipio, hasta el Mirador del Peñón. Aromas de olla, guiso y puchero malagueño entre sus alares, perfume intenso de lo tradicional. Entre el dédalo de calles, permanente presencia de flores y arriates multicolores. Son continuas las fuentes en las que refrescarse.
En la calle San Miguel, 10 metros después de correos y a la izquierda, se encuentra la entrada a la Torre de Escalante, situada en la parte más alta del centro urbano y a la que precede una plaza decorada con mimo, lugar perfecto para sentarse un instante, reposar y disfrutar del rumor del agua. Los vestigios de la torre defensiva, de la que se conservan parte de su interior y la entrada, presiden el patio empedrado con detalle y aseadísimo. En la Torre de Escalante se refugiaban los habitantes de Istán de los ataques de sus enemigos, así mismo también sirvió como atalaya defensiva para la ciudad de Marbella. Nos gusta este rincón, del que disfrutamos sin prisa, refugiados del viento entre sus paredes, sentados en ese banco de forja situado a la izquierda de la entrada, tras una esquina. Tiene ese embrujo Istán, que permite al visitante encontrarse cómodo desde el primer instante.
Uno de los atractivos de Istán es caminar con parsimonia por sus calles ascendentes y descendentes, un laberinto de callejas donde las voces se entremezclan con el rumor del agua. Siguiendo ruta por la calle san Miguel llegamos a uno de los lugares propicios para el despiste. Cuando San Miguel se convierte en calle Nueva hemos de buscar unas escaleras de piedra y barandas de madera que descienden a través del Rincón de Picasso hasta la calle Peñón. No hay problema, los habitantes del municipio, cuyo gentilicio es panocho, no isteño ni istense, responderán siempre de manera cordialísima a cualquiera de las dudas planteadas. El gentilicio de Istán proviene de la repoblación que el pueblo vivió después de la rebelión morisca de 1569. Istán fue repoblado con un grupo de familias provinientes de Murcia que hablaban un dialecto conocido como panocho, de ahí el gentilicio. Otra de las variantes constata que los habitantes de Istán recibían el nombre de panochos por provenir en su mayor parte y trs esa repoblación el pueblo murciano El Cristo de Panocho. Tras descender a través de esta red intrincada de escaleras, caminando hacia la derecha se llega hasta el Mirador de El Peñón donde una placa, en forma de poema firmado por Carlos A. Padilla recuerda al visitante la belleza de Istán "...el sol se quedó contigo/como un morisco rezagado. /Enamorado de Istán.../Aquí estás Istán/estallando de blanco entre los verdes./Blanco aljibe de la Costa del Sol/¡Tú el más alto!/... San Miguel espada en alto/vigila tu blancura y el encanto de tus aguas". Desde el mirador se contempla una amplia perspectiva del Valle del Río Verde, trufado de naranjos y presidido por las montañas de Sierra de las Nieves.
Por la calle Monda se llega hasta el cementerio. Correctamente señalizados, visibles y sin posibilidad de pérdida una placa nos señala cómo proseguir camino hacia el Mirador del Tajo Banderas y el Mirador y Paseo de Las Herrizas. Los miradores del Tajo Banderas y Las Herrizas se encuentran cerca, pero fuera del centro urbano, pero el paseo y recompensa posterior merecen la pena. Buen camino con numerosas huertas a su vera, a la derecha entre mimosas y naranjos, se ve y escucha el nacimiento del Río Verde. Mirador del Tajo Banderas, primera de las tres paradas panorámicas. Ya se intuye discurriendo hacia el sur la importancia del embalse de la Concepción que abastece a gran parte de la Costa del Sol occidental. De ahí que se haya denominado a Istán como el aljibe costasoleño, que más allá de las licencias poéticas es una realidad que se puede observar desde estas alturas. A la izquierda se yergue Istán sobre su promontorio, un apretado caserío de paredes blancas entre las montañas. En el mirador y frente al centro urbano existe un panel explicativo en el que se detallan los nombres de las cimas circundantes. El paseo hasta Las Herrizas discurre entre árboles, con la banda sonora permanente del Río Verde en nuestros oídos y aromatizado con el perfume de la lavanda y el romero. Todo el camino está empedrado y en muy buenas condiciones. En la base de las Herrizas hay una trifurcación. Hacia la Izquierda el segundo de los miradosres, a la derecha un parque gimnástico al aire libre, de frente, la cima del mirador. Optamos por esta última. Las vistas desde el Mirador de las Herrizas resultan apabullantes. Se contempla el Embalse de la Concepción casi en toda su extensión y, al fondo, espejeando, el Mar Mediterráneo. En el pantano es usual ver a deportistas practicando piragüismo, actividad que se puede contratar en algunas empresas como Ticket To Ride, del campeón escandinavo de kayak Lars Walker, o las propias empresas del municipio como el Hotel Altos de Istán. Podemos comprobar el disfrute de esta actividad viendo el siguiente vídeo: Travesía Íntegra Pantano de la Concepción. En lo alto del mirador, coronado por dos olivos nos espera un sólido banco de piedra donde reposar. Las Herrizas está abrazado por otros dos miradores a izquierda y derecha, es en esta última zona donde se encuentra un completo gimnasio al aire libre. Los más animados pueden ejercitarse un rato antes de comer. Por cierto, también hay una fuente para dar de beber al gimnasta sediento. Al final del camino, de nuevo, inmejorables vistas. En la parte izquierda de Las Herrizas, un estrecho paseo con el Mediterráneo al fondo nos conduce hasta el último mirador, donde las vistas panorámicas, la quietud y el eco de la vida en el centro urbano se conjugan a la perfección. Regresamos.
Desandado el camino hasta el cementerio, lo dejamos a la derecha y subimos por la calle Perales de regreso a la Plaza de San Miguel. El poeta Miguel Hernández pone voz a la pequeña plaza donde se encuentra la Cruz de los Caidos, situada en la parte trasera de la Iglesia.
"Tristes guerras/si no es el amor la empresa./Tristes armas/si no son las palabras./Tristes hombres/si no mueren de amores". Istán posee numerosos bares y restaurantes que ofrecen tapas y raciones tradicionales, desde morcilla y chivito hasta carne con tomate, todos ellos a precios muy asequibles. También menús del día y menús especiales de fin de semana en casi todos ellos. Nosotros vamos en busca del famoso plato panocho, que antiguos arrieros y hoy labradores jubilados profesan como una religión del buen yantar. Y lo encontramos, algo más adelante. Primero, muy cerquita de la plaza y movidos por la curiosidad, nos adentramos en el Bar Los Rojillos para tomar un tentempié. Los Rojillos es un pequeño establecimiento que exhibe en sus paredes todo el martirologio comunista con fotografías de El Che, Fidel Castro, Marx, etc. Dos cañas, 2 euros. también se ofrecían tapas de churrasco, albóndigas o costilla en salsa, pero decidimos reservarnos.
Optamos por el Bar Restaurante El Barón, recomendado por buenos amigos y sin riesgo a equivocarnos. Dado que hoy no hemos hecho gasto en las entradas a museos ni actividades de otra índole decidimos homenajear la comida serrana como es debido. Dioni, "no el del furgón", aclara, nos aconseja y recomienda. Allá vamos. Excelente comida casera con la especialidad de Istán, el plato panocho, contundente combinado de huevo frito, patatas, pimiento verde, lomo, chorizo y albóndigas. Sencillo, pero todo en su punto y con la mano de la cocina popular. También degustamos el chivito en caldereta, un estofado de chivo de carne suave, delicioso, con regusto a campo. Otra especialidad de la casa son las berenjenas rellenas, plato que hacía la madre de Dioni y que lleva carne picada y queso fundido, es la estrella de su carta y los turistas de habla no castellana las piden por teléfono a la orden de "aubergine?, aubergine?" a lo que el dueño del local contesta que aubergine hay todo el año... Todo excelente y, el precio, razonable. Berenjena rellena, 10'50 euros; caldereta de chivito, 11'00 euros; plato panocho, 9'75 euros. Tres cervezas, 3 euros; una botella de agua, 1'50 euros y dos cafés 2,00 euros. En total: 38'65 euros comiendo a la carta. Ahora tenemos dos opciones, tumbarnos a reposar la modorra o dar un paseo para despejar y visitar los dos lugares emblemáticos que nos restan. Optamos por la segunda, vamos para allá.
Ascendemos por la calle Calvario hasta el lugar en el que esta mañana habíamos estacionado el coche. Desde aquí y hasta el nacimiento, objetivo último de nuestra visita, habrá aproximadamente un kilómetro con algo de cuesta pero que se puede realizar perfectamente andando. El camino no tiene pérdida, además de estar señalizado, es la única carretera ascendente que sale desde la plaza. Durante el recorrido se puede visitar la Zona recreativa de El Coto, donde se encuentran las acequias árabes. La zona de El Coto está perfectamente acondicionada para un buen paseo tras la comida. Discurre en todo su recorrido junto al trazado de acequias moriscas, que una vez llegan al centro urbano se alojan en sus entrañas y dan de beber a todas sus fuentes. El paseo, empedrado y entre aromas de jazmín, nos permite contemplar el ingenio hidráulico puesto en marcha por los árabes. Es un paseo plácido, tranquilo, con innumerables rincones y bancos donde sentarse y aislarse. Permanente, el sonido del agua. Si continuamos por el paseo de El Coto conectamos con la carretera que lleva hasta el Nacimiento.
Más que un nacimiento es un pequeño parque fluvial. El nacimiento del Río Molinos, siempre caudaloso, en cualquier época del año y convenientemente preparado para visitarse hasta el corazón mismo del propio nacimiento. Hundir las manos en el agua cristalina y refrescarse provoca un placer muy intenso. Se escucha el ruido de la visible cascada que se desborda bajo la carretera hacia su desembocadura. Una zona próxima al nacimiento también está equipado con mesas y bancadas de madera donde poder tomar un tentempié. Despedimos desde aquí a Istán, con el arrullo del agua, aún con el aroma de sus callejas y el sonido cristalino de sus fuentes resonando en nuestros oidos.
Dos recomendaciones turísticas: Primera, El Paso de Istán. En Semana Santa Istán vive con intensidad la celebración de su pasión, así los vecinos y vecinas del municipio representan el último día de Jesucristo en la tierra en una fiesta que ha sido declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía. Segunda, la Muestra Gastronómica. En el mes de marzo, Istán celebra una triple festividad culinaria, la Ruta de la Tapa, el Día de la naranja y laMuestra Gastronómica que lleva celebrándose 15 años. Durante el día la plaza del municipio exhibe un amplio menú degustación de platos típicos elaborados por los propios panochos a los que se suman los bares y restaurantes con sus tapas a precios especiales. Una feria digna de visitar.
Una recomendación natural imprescindible: El Castaño Santo. A treinta y siete kilómetros del centro urbano se encuentra el que han dado en llamar Abuelo de la Sierra de las Nieves. Un castaño cuya edad se cifra entre los ochocientos o mil años y que tiene 13 metros de perímetro. El acceso se puede realizar en bici (hay que estar preparado) o en coche a través de pista forestal con tramos un tanto dificultosos. Aún con todo la visita merece la pena. La leyenda cuenta que el propio Fernando el Católico ofreció una misa bajo sus ramas en 1501.
Enlaces de Interés: la página web del Ayuntamiento de Istán es muy completa en ella se detallan los monumentos, fiestas, gastronomía y espacios naturales a visitar, así como la posibilidad de descargarse un callejero como guía. La página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, también tiene amplia y buena información.
Destacar: La amabilidad de la gente. La afabilidad con la que reciben al visitante, sin reservas, y ofreciendo ayuda y atención si se solicita.
Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.
18 comentarios:
Te estaba enviando mensajes telepáticos para que sacaras Istán y parece que los has captado.Es que me encanta.Agua y verde por todas partes.Los miradores instalados tan estratégicamente que permiten observar unos paisajes preciosos.
El nacimiento del Río MOlinos que tengo pendiente de investigar más para ver de donde sale el agua(que es un misterio para mí),las acequias moriscas.
Habrá que probar el plato panocho y luego trepar para bajarlo.
me ha encantado como has contado Istan.
A todo el mundo le dan ganas de conocer mejor los lugares que cree que conoce o de visitar los que no conoce.
Un abrazo,Israel.
Nos encanta y te felicito por las innumerables visitas.
¡QUE PUEBLO TAN BONITO!. No esperaba tanto verde en Andalucia.
Otro pildorazo en forma de reportaje turístico-cultural-gastronómico-poético,,,,,, es de suponer que, dada la calidad de estos artículos, cuando se terminen de describir los 101 municipios, se procederá a recopilarlos y editarlos en un libro.
R.
Digo,lo del libro,claro.
Sorpresiva Andalucía.Un verdor inimaginable.Pero lo del bar Los Rojillos no tiene precio.
Bueno,y que Miguel Hernández ponga su voz en la trasera de la iglesia. Y me pregunto:¿Cómo respira ahora políticamente Istán?No es una pregunta inspirada por la trascendencia sino por la curiosidad.Iremos algún día a tomar unas tapitas a Los Rojillos.
Este segundo "capítulo" de los 101 pueblos sigue teniendo exactamente el mismo enganche(si no más) para el lector que el anterior.
Me gusta tu ritmo contando.
Te seguimos en plan totalmente fans.
Angel y May
No tengo para olvidar en EL Nacimiento del río Molinos:Un frío que pelaba.Unos ingleses en bikini observando unos pájaros con los prismáticos y buena compañía
.¡Y los refrescones que me di buscando el manantial del nacimiento!
Dos veces he estado en Istán y leyendo tu artículo me doy cuenta de lo que me falta por ver ..y comer.El plato panocho tantas veces recomendado por Antonio.Para muy pronto,quizá.
Un abrazo,Israel
Enhorabuena por el reportaje. Magnifico. Istán, un pueblo museo vivo que conserva su belleza natural. El tesoro mas importante: "los Panochos" , buena gente, sana y natural. Entrañable y acogedora.
Próxima parada: Andalucía. Con tu arículo en la mano y tu poesía en el corazón.Gracias Isra.
Begobegoce.
Istán parece delicioso,al menos contado por ti y viendo las fotos.Otro destino en perspectiva.
Te seguimos.ESkerrik-asko,Israel por ser un respiro leerte.
Leerte es hacer un alto en el ajetreo diario y viajar respirando la tranquilidad que imprimes a tus escritos.
Te acompañare por los 101 pueblos y luego quiza pueda conocerlos realmente, siguiendo tus indicaciones.
Enhorabuena.
Lur
Istán es un descubrimiento.Parece un pueblo maravilloso.Espero con impaciencia al martes.¿Qué sorpresa nos deparas? Agur,Israel.
Hola niño! Precioso, muy bien escrito y la manduca detallada se sale! Besotes!
Istán para perderse.Nos estás poniendo los dientes laaargooos.
Magnìfico reportaje, Israel, nos muestras un pueblo por descubrir a los que ya lo conocìamos.
Estarè atento para la pròxima.
Carlos Javier
Más de 2000 visitas en pocos días.Enhorabuena,Israel.
Siguiendo al pie de la letra tus indicaciones hemos ido hasta el Mirador del Peñón y hemos visto practicamente todo lo demás.El Castaño Santo lo dejamos para otro día.Comimos el plato panocho y casi no podíamos con las berenjenas.¡qué rico todo con un par de cervecitas!
ISTÁN ES PRECIOSO Y AHORA LO HEMOS RECUPERADO VIÉNDOLO UN POCO A TRAVÉS DE TU MIRADA.Me gusta tu blog y tu estilo para transmitir las vivencias.Saludos y adelante con los 99 pueblos que nos quedan por redescubrir.
Qué bien lo defines en la introducción:El arrullo del agua.Istán:paz,armonía de la naturaleza y de los sentidos.Que nadie lo malogre.Es sencillamente un pueblo aconservar tal cual.Saludos a ti y a la gran troupe de seguidores que tienes.
Me gustaría tener una casita en Istán
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