Benalmádena, otero privilegiado sobre el mar, atalaya que mira de tú a tú al Mediterráneo. Nombre de sonoridad árabe, Benalmádena. Ciudad que humedece sus pies en el mar y calienta su cuerpo sobre la arena de playa. Benalmádena por descubrir sus calles intrincadas, por disfrutar de la algarabía de sus puertos bulliciosos, por divisar África en el horizonte. Benalmádena que es pueblo, que es costa, que es un arroyo de dulce miel. Benalmádena para revisitarse. Benalmádena para ser descubierta.
Benalmádena se une y se parte en un trío de distintas personalidades. Por un lado Benalmádena Pueblo, génesis primera de lo que hoy en día es y que concentra en él la antigüedad reposada, las calles blancas, el espíritu de la Andalucía antigua. Por otro lado, Benalmádena Costa, el desahogo hacia el mar, el placer de los sentidos, las playas, el Mediterráneo, el ocio especializado, la amplísima oferta turística. Por último, Arroyo de la Miel, con su parque inmenso, pulmón verde costasoleño, bucólico lugar de esparcimiento, con el teleférico que puede llevarte hasta la cumbre de Calamorro, y con el que fuera primer parque de atracciones costasoleño, el Tívoli World. Así se divide y une Benalmádena, y para poder visitarlo todo planeamos el siguiente itinerario que en un tramo hubimos de cambiar por causas ajenas a nuestra voluntad. Benalmádena Pueblo - Arroyo de la Miel - Benalmádena Costa, este es el trayecto que seguimos y con el que logramos disfrutar de Benalmádena en toda su plenitud.
Si se viene desde Marbella o Cádiz por la A7 tomar el primer desvío en el que nos indique Benalmádena, sin apellidos detrás, Benalmádena. Está pasado Fuengirola, a la altura del Higuerón. Si se viene desde Málaga o Granada, tomar la salida 217 de la A7, pasado el cable del teleférico y ya en descenso hacia Fuengirola. La idea de comenzar aquí la ruta es que se realiza un trazado sencillo y lineal en el coche que nos permite guiarnos con muchísima facilidad por los tres núcleos de la población. En esta salida 217, seguimos las indicaciones de Benalmádena Pueblo. Lo primero que nos encontramos es...
Es una inmensa terraza abalconada hacia el Mediterráneo, sobre la que sopla una brisa cargada de aromas de sales marinas. Sobre ella, la Estupa Budista. Una colosal construcción de blanco puro que mira al mar y que con su cúpula dorada se asemeja a un faro espiritual sobre la costa, tres mástiles con estelas budistas ondean al viento produciendo un sonido al flamear que casi parece una oración de mantra nepalí. El interior de la estupa, profusamente decorada con vivas pinturas sobre las paredes. Destila sosiego, serenidad. No en vano, incluye una sala de meditación de más de cien metros cuadrados. Resulta llamativa esta construcción sobre el Mare Nostrum, curiosa. En la parte inferior del templo se puede visitar una exposición sobre el mundo budista y la espiritualidad que subyace en su sentido de la vida. La entrada a la exposición, 2 euros. Tal y como nos señalan las indicaciones procedemos a embebernos de las energías budistas, dando una vuelta completa a la estupa en el sentido de las agujas del reloj para que se cumplan nuestros deseos. Pues así, cargados de renovadas energías espirituales nos vamos en busca de asuntos más terrenales.
Montamos en el coche y continuamos siguiendo las indicaciones, visibles, abundantes, sin posibilidad de pérdida. En apenas 2 minutos hemos llegado al centro urbano. ¿Dónde aparcar? Benalmádena Pueblo se puede recorrer caminando sin ningún problema, así que lo mejor es estacionar en un parking público gratuito al que se accede tras pasar un semáforo doble frente al ayuntamiento y continuando las indicaciones. Espacioso, céntrico y con sitio de sobra para aparcar. Desde unas escaleras accedemos a la calle principal, la Avda. Juan Peralta, tomamos dirección izquierda hacia el centro. Ya destila Benalmádena Pueblo esa esencia del tipismo andaluz, con sus calles estrechas trufadas de flores coloridas, ventanas de forja y paredes blancas. Primera visita, y casi de bruces, nos encontramos con el Museo de Arte Precolombino Felipe Orlando. Entrada gratuita. Combinación perfecta entre la antigüedad de las piezas expuestas y la moderna propuesta del museo. Es excelente, con unas piezas espectaculares por su delicadeza y finura, procedentes de México, Perú, Nicaragua, Colombia y Ecuador. Vasijas, pequeñas esculturas, aperos de aseo personal, instrumentos musicales como silbatos y ocarinas. Un recorrido extenso y apasionante por la historia de la América Precolombina que llegó hasta Benalmádena de la mano de D. Felipe Orlando García-Murciano, un ciudadano mexicano que tomó esta ciudad como lugar de adopción y que decidió donar su casa (que ahora alberga el museo) y su colección privada para que fuera disfrutada por vecinos y visitantes. Completamente recomendable. En la planta sótano también se muestran piezas arqueológicas halladas en Benalmádena y que conforman un completo mapa histórico del pasado del municipio. En el museo nos proveemos de mapas para Pueblo y Costa que nos resultarán de mucha utilidad. Salimos de nuevo a la calle principal y, de ahí, siguiendo las indicaciones de la persona que nos atendió en el museo, a la calle Real.
La calle Real es una de esas arterias empedradas, de casas bajas, paredes blancas y forja en las ventanas. Una invitación a un paseo tranquilo por calles tranquilas, sin ajetreos, con el tráfago de las cosas de casa. El casco histórico de Benalmádena es un dédalo de calles por las que perderse a voluntad. Salirse de la ruta calle Real - Plaza España - calle Santo Domingo - Plaza de Santo Domingo es encontrarse con un dédalo intrincado en el que los benalmadenses, realizan su vida cotidiana, del día a día. Los aromas de las primeras comidas, la ropa tendida en los patios, las miradas cómplices de los vecinos asomados a las ventanas todo se conjuga para que el visitantes se encuentre bien, a gusto. Regresamos a la ruta. En la calle Real, frente al número 2, hay un estanco donde adquirir sellos (0,32 céntimos franqueo para España) y postales (0,25 céntimos) para el recuerdo del viaje. Más adelante hay un buzón donde poder echar la carta. Bifurcación, dejamos calle Álamos a la izquierda y continuamos de frente. Llegamos a la Plaza de España, donde se encuentra uno de los símbolos de Benalmádena: La Niña de Benalmádena, una escultura tallada en bronce que forma parte de la fuente situada en la Plaza de España. Desde aquí enfilamos la calle Santo Domingo, en la que se encuentra el edificio de La Fonda, rehabilitado por el insigne arquitecto César Manrique y que ofrece la particularidad de albergar el Restaurante de la Escuela de Hostelería de Benalmádena, donde, de lunes a viernes, se puede comer ante una buena carta. El edificio, con una portada en la que se aprecia uno de los diseños del canario encierra un patio repleto de flores y un comedor situado en una terraza impresionante con vistas al mar.
Llegamos a uno de los lugares más bellos de nuestra visita, la Plaza de Santo Domingo de Guzmán. Un auténtico baluarte sobre la costa desde el que se divisa una excelente panorámica de la Costa del Sol. Azotada por la brisa del mar, en el centro de este promontorio se encuentra la iglesia del santo que, entre palmeras parece extraída de una estampa de la Cuba colonial. En torno al templo se sitúan los Jardines del Muro, una balconada repleta de sombras, árboles, perfumes y constante trinar de pájaros. Lugar idóneo para sentarse, leer un rato, reposar o escribir la postal que tenemos pendiente de enviar. Todo tranquilidad. Los Jardines del Muro también están diseñados por César Manrique y en ellos se percibe de manera constante la mirada del mar, su presencia inminente y una intensa fragancia de pinos. Por cierto, por un euro pueden usar uno de los clásicos tomavistas que hay sobre los miradores y regalarse una vista extensísima de la costa. Desde los jardines, se divisa nuestro próximo objetivo: el surrealista Castillo de Colomares.
Desde la Plaza de Sto. Domingo se puede bajar hasta la Avda. del Chorrillo que lleva al castillo gracias a un ascensor gratuito. El camino, andando, llevará unos veinte minutos. Nosotros optamos por el coche, aún queda mucha visita por delante. Desandamos la calle Sto. Domingo y hacemos un alto en la plaza donde hay un buzón al que echar la postal ya escrita. Caminamos de nuevo hasta nuestro vehículo, escasos 5 minutos. Todo está muy cerca en Benalmádena Pueblo. Montados en el coche accedemos a la Avda. Juan Peralta, tomamos el camino a la derecha y descendemos por la Avda. del Chorrillo hasta el Castillo de Colomares. Antes de llegar a la entrada del monumento hay una explanada de tierra donde dejar estacionado el vehículo. La presencia del mar es constante, permanente, siempre visible. El Castillo de Colomares, 2 euros de entrada a su exterior, es una incógnita, una construcción extraída de un mal sueño de Gaudí, una construcción ajena a todo lo que le rodea y con el encanto kitsch de lo que no se sabe muy bien si encandila o rechaza. De cúpulas retorcidas que escapan hacia el cielo, reza su guía que es un homenaje al descubrimiento de América. Terrazas con forma de carabelas y naos, balcones como mascarones de proa, puertas abigarradas. Surrealista, curioso y grotesco. Para gustos.
Regresamos por la misma carretera por la que hemos venido, ascendemos hasta Benalmádena Pueblo y seguimos las indicaciones que nos llevan hasta Arroyo de la Miel. Dejamos a la izquierda la plaza de toros, continuamos. Está todo perfectamente indicado y si no, siempre podemos guiarnos por los cables del teleférico. Llegamos al centro del núcleo poblacional, se ven perfectamente tanto los anuncios del Tívoli World como del teleférico. En la misma plaza del Tívoli varios hombres vestidos con chalecos reflectantes naranjas nos indican donde aparcar de manera gratuita. Nombrar el Tívoli en la Costa del Sol es acariciar la memoria de muchos niños y niñas costasoleños. Sólo hace falta tararear las primeras estrofas de aquella publicidad de los ochenta... "pa-pa-pararara-ra pará.... Tívoli.. junto al mar en la Costa del Sol, allí te espera Tívoli...." Es el primer parque de atracciones que hubo en la zona, abierto desde 1973, y ofrece actuaciones, cacharritos, teatros, una montaña rusa, restauración, un sinfín de posibilidades. La entrada, sin atracciones mecánicas cuesta 6 euros por persona, si el visitante mide menos de un metro... ¡¡Entra gratis!! y... hay un medidor en la entrada. El Tívoli es la primera de las ofertas turísticas para toda la familia que presenta el municipio. Es esta una de las señas de identidad de Arroyo de la Miel y Benalmádena Costa. Junto con Selwo Marina y Sea Life ofrecen un conjunto de centros de ocio idóneos para acudir con los más pequeños. Idóneos, y muy recomendables.
Frente a la entrada inconfundible del Tívoli, nuestro objetivo, una de las actividades que más nos apetece disfrutar en esta mañana: El Teleférico que nos llevará a la cima de Calamorro. Nuestra idea original era coger la cabina y disfrutar del paisaje impresionante que se observa desde la cima donde hay un centro de aves rapaces, exhibiciones de cetrería a la una de la tarde y la posibilidad, en la noche, de disfrutar en la zona de observación astronómica. Vemos el teleférico en movimiento, agitado ligeramente por las que esta mañana eran brisas de viento y ahora son rachas... Leemos uno de los carteles... "Horario/Timetable: Opening/apertura, 10:00. Cierre / closing: 19:00. Exhibición de rapaces/ Prey birds Exhibition 13:00. Todos los horarios están sujetos a las condiciones meteorológicas. The exhibition displays depends on the rights conditions of weather". Nos tememos lo peor. El chico que nos atiende en la taquilla nos dice que la pareja que acaba de subir es la última, el teleférico va a permanecer cerrado a causa del fuerte viento, que lo hay. - ¿Y esta tarde?. - Depende del viento. Resignados decidimos variar nuestros planes, ir a comer y regresar después para ver si está abierto.
Los Mellizos es un emporio gastronómico que nació de un humilde local de venta de pescado frito y seco y que se transformó con el paso de los años en un centro de venta al por mayor y después en un restaurante. En aquella lonja, mientras los compradores esperaban se comenzó a ofrecerles comidas. De ese primer paso a hoy, un instante. Una pescadería al por mayor que se convirtió en restaurante y que ahora posee cuatro centros del buen comer marinero. Nos decantamos por el más próximo. No entra dentro de las rutas turísticas habituales, ya que se encuentra en el Polígono Industrial de la ciudad, pero está muy próximo a la explanada del Tívoli. Hasta el fondo, a la izquierda y allí, preguntar. Todo el mundo sabe dónde está. ¿Por qué Los Mellizos? Las recomendaciones personales son siempre las mejores. Es una nave amplia, con los productos que se cocinan expuestos al público en una barra coloridísima y de aspecto delicioso y con un lustre fresquísimo. Una legión de camareros (cuento hasta once a la vista) atiende a los visitantes e intuimos que dentro de algo más de una hora estará a rebosar (ahora es la una y media de la tarde). La carta, impresionante y con todo a la vista, muestra carabineros, frituras, ensaladas, arroces, pescados a la sal, conchas finas, coquinas, búsanos (en Cádiz, cañaíllas), parrilladas de marisco para dos... Demasiadas tentaciones... Muchas tentaciones... Optamos por un menú medio con un capricho y algo de todo. Ensalada malagueña: 5,80 euros; gambas cocidas: 14'80 euros; fritura malagueña (- Mejor para uno. - Nos advierte el camarero. Con razón, pues lleva salmonetes, calamares, adobo, pijota y boquerones): 13, 40 euros; tres cervezas: 1'80 euros cada una; un refresco de cola: 1,70 euros; dos botellines de agua: 1,40 euros cada una; y un café solo: 1, 50 euros. No es barato, tampoco caro, pero las raciones son abundantes y el pescado fresquísimo. Casi nos parecemos a ese personaje que creó Andrea Camilleri, Salvo Montalbano, y que degusta los placeres del pescado como si le fuera la vida en ello. La comida, estupenda, un lujo.
Regresamos al teleférico. Le vemos parado, las cabinas se mecen acompasadas por el viento. Cerrado. Lo intentaremos... Más tarde, si nos da tiempo.
Desde allí, no hay ningún problema para llegar al Parque de la Paloma. Bien indicado y frente a Selwo Marina es complicado perderse. Aún con todo, vayan aquí las indicaciones. Desde la Plaza del Tívoli, bajar por la avenida del mismo nombre, se cruza la Avda. de la Estación y se baja por la Avda. de Béjar, cuando llegamos a la C/ Boulevard, podemos estacionar el coche, hay aparcamientos suficientes. Tendremos enfrente el Auditorio del Parque de la Paloma y a la derecha, la entrada a Selwo Marina. Un conjunto el de estos dos centros de ocio y esparcimiento que hacen la combinación perfecta para pasar una buena tarde. En Selwo Marina se encuentra el primer pingüinario de hielo de Andalucía. En la página web se encuentran todos los datos de tarifas, descuentos y horarios, subrayar que la entrada para adultos es de 17 euros y la de niños de 3 a 7 años y senior de 13 euros. En Selwo Marina, además de pingüinos se pueden ver exhibiciones de delfines y leones marinos además de visitar sus diferentes salas con fauna de sudamérica. Frente a la entrada del recinto se encuentra el Parque de la Paloma, al que han dado en llamar pulmón de la Costa del Sol. Es un paque enorme, de colinas suaves, con sombras, bancos y todo una suerte de mobiliario urbano sobre el que sentarse y descansar. Mejor aún tumbarse en su inmensidad de jardines. Perfecto para echar una siesta, acudir con niños (hay dos estupendas zonas de juegos), o simplemente relajarse un rato antes de continuar la visita. El Parque de la Paloma en sí ofrece también una oferta atractiva. Un peculiar jardín de cactus (parecen recién extraídos del far west), el propio auditorio, la moderna biblioteca municipal, su lago artificial y sus recintos de animales con cabras, avestruces, etc... Una de las curiosidades del parque radica en que campan a sus anchas y en total libertad gallos y gallinas cacareantes, cisnes cerca de la biblioteca, tortugas... Pasean entre y con los visitantes bajo letreros de estricta observancia que indican "Por favor, no alimentar a los animales". Desde las suaves colinas del parque se divisa el mar azul que espejea y llama como las sirenas. Es nuestro próximo destino. De verdad, es un buen consejo disfrutar un rato tumbados sobre la hierba, sobre todo con niños, lo van a pasar en grande. La entrada al Parque de la Paloma es, al tratarse de un parque público, gratuita. Los horarios son en verano de 09:00h a 23:00h y en invierno de 09:00h a 22:00h. Las noches de verano, momentos antes de cerrar, deben ser de un profundo goce.
Desde el Parque de La Paloma descendemos por la Avda. de Rocío Jurado. En ese tramo y antes de llegar a las playas hay (no en temporada alta) algunos sitios para aparcar. Será bueno dejar el coche ahí y caminar hasta la Avda. Antonio Machado, arteria principal pegada al paseo marítimo. Así hacemos. El Mediterráno, hoy encrespado, nos recibe rebelde, verde y acunante. Borregos de espuma coronan las olas y perfilan el mar de espumosas líneas blancas. El plan es visitar el Castillo de Bil-Bil, pasear al borde de las playas de Santa Ana y Malapesquera, para llegar hasta la dársena de poniente, donde se encuentra Puerto Marina, galardonado como uno de los mejores centros náuticos del mundo y el segundo más grande y populoso del Mediterráneo.
El Castillo de Bil-Bil, de incendiado color rojo es un contraste perfecto sobre el rotundo azul del cielo, al igual que el arrullo de sus fuentes con las olas del mar. Pese a que el edificio es moderno, de principios del Siglo XX, destila esencia nazarí y no resulta difícil imaginar una villa similar en ese mismo lugar hace más de 700 años. El Castillo de Bil-Bil se utiliza como instalación cultural, donde se realizan exposiciones, conferencias, etc. Asomados a los cristales vemos su interior espléndido de yeserías y rotundamente blanco. Vemos una mesa, un micrófono, varias sillas. Todo fino y elegante. Recurrimos a la documentación. Es el edificio público donde más bodas civiles se celebran en toda la provincia de Málaga. No es de extrañar, el entorno es impactante, el edificio, un privilegio para los sentidos. Desde allí, se observa nuestro objetivo final. Al fondo, tras la última curva de la Playa de Malapesquera se intuye Puerto Marina. Por delante un paseo marítimo de grato caminar en el que hay numerosos restaurantes al borde del mar. Pescados, paellas, espetos de sardinas, todo un glosario de alimentos para degustar y a precios... razonables... El paseo resulta muy agradable. La gente camina a nuestro alrededor, en silencio o más bulliciosos, niños, alguna bicicleta. En la Playa de Santa Ana, los últimos bañistas de la tarde apuran el tiempo entre el oleaje. Griterío de jóvenes disfrutando. Cabe destacar, y esto ya es gusto estrictamente personal, los mosaicos que, por tramos, adornan el paseo. Curiosos y, algunos de ellos, hasta delicados. En algo menos de 30 minutos de paseo tranquilo, llegamos hasta una de las torres vigia que blasonan todo el litoral mediterráneo, Torrebermeja. Puerta de entrada para la dársena de Poniente y, con ella a Puerto Marina.
Lo impactante y curioso de Puerto Marina es que se asemeja a una Venecia moderna. Parte de sus pantalanes se sitúan en el interior del puerto, bajo las casas y desde ellas, los propietarios pueden descender directamente a sus embarcaciones. Aquí y allá aparecen puentes pintados de oscuro granate que comunican una parte y otra del interior del puerto deportivo. Bajo las viviendas, una oferta amplísima de restaurantes, heladería, tiendas de todo tipo... Las gentes pasean, observan los yates y barcos, los catamaranes y, mientras, se toman un helado. Puerto Marina ofrece una de las ofertas de ocio más destacadas de la Costa del Sol. En su parte situada más al este conviven los restuarntes de comida rápida con pubs y discotecas en una zona que, en la noche, se convierte en uno de los más destacados lugares del ocio nocturno costasoleño. Ofertas de todo y para todos. Gustos mil podrán ser cubiertos en esta zona del puerto. Parece incombustible. Durante el día es posible contratar un paseo en barco o en catamarán, sencillo por 10 euros la hora o 20 euros las dos horas. Empresas ofrecen un paseo más completo con avistamiento de fauna marina autóctona y de medio día a precios algo más elevados, pero, siempre competitivos. Pasear por Puerto Marina es pasear por medio mundo. Turistas de todas las procedencias y nacionalidades se dan cita en este área de ocio amplísima que dispone de parking público de pago que, intuimos, estará atestado en las noches de temporada alta. Próximo a la Capitanía Marítima se encuentra atracado el Willow, una reproducción de un vapor similar a los que aparecían en las novelas de Mark Twain y recorrían el Mississipi. Así mismo también se puede contratar un pasaje en ferry hasta Fuengirola por 13 euros los adultos y 8 euros los niños, ida y vuelta. Un tanto abrumados ante tan amplia oferta decidimos, con el sol caído, caminar hacia el paseo marítimo, de regreso al coche. Oteamos la cima de Calamorro. Las cabinas del teleférico continúan paradas. En fin. Otro día será, siempre una buena disculpa para regresar a los lugares que visitamos.
En la punta que une la Playa de Malapesquera y la la Playa de Santa Ana nos sentamos. Un helado de nata y avellana, grande, dos bolas, 4 euros. Otro helado de turrón y nata, también grande, también dos bolas, también 4 euros. Nos lo tomamos despacio, tenemos mucho tiempo por delante para saborearlo. Mientras, vemos como la caida del sol de la tarde incendia aún más las paredes rojas del Castillo de Bil-Bil. Sólo se respira mar, salitre, arena. Y helado.
Con niños: Benalmádena Costa ofrece unas posibilidades riquísimas para viajar con niños. El Tívoli World, Selwo Marina y el Sea Life son tres centros importantes de ocio. El Parque de la Paloma ofrece otras posibilidades de contacto con la naturaleza en el corazón de una gran ciudad. Según los intereses de los más pequeños conviene comprobar los contenidos de los tres parques que varían un tanto según la temporada.
Comer en Benalmádena: Optamos por Los Mellizos por recomendación personal. La oferta gastronómica de comida internacional en la ciudad es muy muy amplia, puedes encontar pizzerias, hamburgueserías, restaurantes italianos y chinos, etc, prácticamente en todos las zonas de interés. La oferta de comida tradicional a base de pescados a la brasa, fritos y paellas, también es muy amplia.
Sol y Playa: Benalmádena cuenta con 15 playas, todas ellas urbanas y perfectamente equipadas: Playa de Arroyo de la Miel, Playa de Arroyo Hondo, Playa de Bil Bil, Playa de Carvajal, Playa de Fuente de la Salud, Playa de La Perla o de La Morera, Playa de La Viborilla, Playa de Las Yucas, Playa de Malapesquera, Playa de Santa Ana, Playa de Tajo de la Soga, Playa de Torrebermeja, Playa de Torremuelle, Playa de Torrequebrada y Playa de Torrevigía.
Recomendación turística: Benalmádena Pueblo es tranquilísimo y ofrece unas vistas impresionantes sobre la Costa del Sol. El Museo de Arte Precolombino es una delicia y perfectamente recomendable. El camino desde el Parque de la Paloma hasta Puerto Marina se puede realizar andando. Es un trayecto largo, pero casi todo recto, nos llevará una hora, aproximadamente.
Enlaces de interés: la página web del Ayuntamiento de Benalmádena es muy completa, ofrece links directos con todos los puntos de interés y páginas web de los lugares destacados que las tengan, además de una amplísima galería multimedia. La web de referencia es la del Patronato de Turismo de la Costa del Sol que amalgama un buen resumen de interés turístico benalmadense.
Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.
11 comentarios:
¡TENGO QUE IR!,tal como lo describes cada vez me entran más ganas de hacer un recorrido por Malaga y provincia.
La introducción sugerentemente poética que haces incita la curiosidad en sí misma.
No conozco Benalmádena pero desde la atalaya del Norte a mil kilómetros se me presenta muy atractiva.
¡Qué cajita de sorpresas son los pueblos malagueños!
bego:¡cuanto trabajo vamos a tener cuando nos jubilemos visitandolos todos!
Nunca había oído la palabra estupa.Siempre se aprende algo.Curioso e intrigante.Tengo que ver la estupa budista y comer en Los mellizos.Bueno,todo..
No pensé que benalmádena fuera así.Me gusta
Un abrazo,Israel.
Nos haces ir de sorpresa en sorpresa.
A mi ya me gustaban estos descubrimientos y tú estás potenciando mi interés viajero.
Un saludo
Carlos
Ya tenemos tres probables destinos.Echaremos a suertes por el que empezar.
Hemos hecho una excursión familiar y hemos visto todo lo que hemos podido(estábamos cinco de muy diferentes edades)siguiendo tus sugerencias.Todos habíamos estado varias veces en Benalmádena pero hoy la hemos descubierto.
Israel,perdona ¿vale imprimir tus crónicas? Porque yo lo he hecho y me las he llevado en la bolsa je,je.
Esperamos con impaciencia la siguiente ruta.
Saludos
Family
Amama y yo íbamos en el tren desde Fuengirola y se pasaba por Benlamádena y Arroyo de la Miel.
Me he emocionado al leer tu clarificador y entrañable artículo.Un besico.
Hemos ido a Benalmádena dejándonos guiar un poco por tí.
Revisitamos el Museo de Arte Precolombino,cuya nueva visita merece la pena.la Estupa budista es algo muy muy singular y las vistas desde allí impagables.
Tapeo bestia pero bestia en Los Mellizos y Arroyo de la Miel.Gracias por tu ayuda para RECONOCER los lugares.
Lo único que es peligrosísimo son las orientaciones gastronómicas.
Tengo que viajar al Sur.Tengo que conocer esas maravillas que nos cuentas de esa manera tuya tan peculiar.me está entrando una fiebre...
Agur,Israel.Sigue poniéndonos los dientes largos.Algún día,a no mucho tardar veré realizados mis propósitos pero voy a necesitar una vacaciones larguiiiisiiimas para conocer 101 pueblos.¿Por cual empiezo?
No recuerdo haber ido nunca a Benalmádena pueblo de pequeña. Me gustó mucho.
YO TAMPOCO.Super reportera:llévameeee
En voz de Rafaella Carrá: "Para hacer bien el amor hay que venir al sur" :-D
Enhorabuena por la descripción de éste municipio malacitano.
Me permitiré la licencia de agregar que las opciones gastronómicas de éste bello lugar son tan variadas, que hablar de un sólo lugar dejaría en mala posición, cuando menos inmerecida, al resto de comercios de la localidad.
Bienvenidos a Benalmádena, Costa o Pueblo. Y cómo no, Arroyo de la Miel, imperdible.
Saludos, un bonito blog.
En la página web www.costadelsoloccidental.org encontraréis la guía y plano turístico del municipio en formato pdf.
Existen más rincones con encanto para visitar en Benalmádena, como por ejemplo el nuevo mariposario, donde más de 1.500 mariposas vuelan libremente entre nosotros!!!
Un saludo.
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