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03 BENALMÁDENA: EL MAR Y EL HORIZONTE

martes, 28 de abril de 2009

Benalmádena, otero privilegiado sobre el mar, atalaya que mira de tú a tú al Mediterráneo. Nombre de sonoridad árabe, Benalmádena. Ciudad que humedece sus pies en el mar y calienta su cuerpo sobre la arena de playa. Benalmádena por descubrir sus calles intrincadas, por disfrutar de la algarabía de sus puertos bulliciosos, por divisar África en el horizonte. Benalmádena que es pueblo, que es costa, que es un arroyo de dulce miel. Benalmádena para revisitarse. Benalmádena para ser descubierta.

La información. Planificación de una visita en tres partes.

Benalmádena se une y se parte en un trío de distintas personalidades. Por un lado Benalmádena Pueblo, génesis primera de lo que hoy en día es y que concentra en él la antigüedad reposada, las calles blancas, el espíritu de la Andalucía antigua. Por otro lado, Benalmádena Costa, el desahogo hacia el mar, el placer de los sentidos, las playas, el Mediterráneo, el ocio especializado, la amplísima oferta turística. Por último, Arroyo de la Miel, con su parque inmenso, pulmón verde costasoleño, bucólico lugar de esparcimiento, con el teleférico que puede llevarte hasta la cumbre de Calamorro, y con el que fuera primer parque de atracciones costasoleño, el Tívoli World. Así se divide y une Benalmádena, y para poder visitarlo todo planeamos el siguiente itinerario que en un tramo hubimos de cambiar por causas ajenas a nuestra voluntad. Benalmádena Pueblo - Arroyo de la Miel - Benalmádena Costa, este es el trayecto que seguimos y con el que logramos disfrutar de Benalmádena en toda su plenitud.

Inicio: Cómo llegar a Benalmádena Pueblo

Si se viene desde Marbella o Cádiz por la A7 tomar el primer desvío en el que nos indique Benalmádena, sin apellidos detrás, Benalmádena. Está pasado Fuengirola, a la altura del Higuerón. Si se viene desde Málaga o Granada, tomar la salida 217 de la A7, pasado el cable del teleférico y ya en descenso hacia Fuengirola. La idea de comenzar aquí la ruta es que se realiza un trazado sencillo y lineal en el coche que nos permite guiarnos con muchísima facilidad por los tres núcleos de la población. En esta salida 217, seguimos las indicaciones de Benalmádena Pueblo. Lo primero que nos encontramos es...

La Estupa Budista

Es una inmensa terraza abalconada hacia el Mediterráneo, sobre la que sopla una brisa cargada de aromas de sales marinas. Sobre ella, la Estupa Budista. Una colosal construcción de blanco puro que mira al mar y que con su cúpula dorada se asemeja a un faro espiritual sobre la costa, tres mástiles con estelas budistas ondean al viento produciendo un sonido al flamear que casi parece una oración de mantra nepalí. El interior de la estupa, profusamente decorada con vivas pinturas sobre las paredes. Destila sosiego, serenidad. No en vano, incluye una sala de meditación de más de cien metros cuadrados. Resulta llamativa esta construcción sobre el Mare Nostrum, curiosa. En la parte inferior del templo se puede visitar una exposición sobre el mundo budista y la espiritualidad que subyace en su sentido de la vida. La entrada a la exposición, 2 euros. Tal y como nos señalan las indicaciones procedemos a embebernos de las energías budistas, dando una vuelta completa a la estupa en el sentido de las agujas del reloj para que se cumplan nuestros deseos. Pues así, cargados de renovadas energías espirituales nos vamos en busca de asuntos más terrenales.

Camino a Benalmádena Pueblo y el Museo de Arte Precolombino

Montamos en el coche y continuamos siguiendo las indicaciones, visibles, abundantes, sin posibilidad de pérdida. En apenas 2 minutos hemos llegado al centro urbano. ¿Dónde aparcar? Benalmádena Pueblo se puede recorrer caminando sin ningún problema, así que lo mejor es estacionar en un parking público gratuito al que se accede tras pasar un semáforo doble frente al ayuntamiento y continuando las indicaciones. Espacioso, céntrico y con sitio de sobra para aparcar. Desde unas escaleras accedemos a la calle principal, la Avda. Juan Peralta, tomamos dirección izquierda hacia el centro. Ya destila Benalmádena Pueblo esa esencia del tipismo andaluz, con sus calles estrechas trufadas de flores coloridas, ventanas de forja y paredes blancas. Primera visita, y casi de bruces, nos encontramos con el Museo de Arte Precolombino Felipe Orlando. Entrada gratuita. Combinación perfecta entre la antigüedad de las piezas expuestas y la moderna propuesta del museo. Es excelente, con unas piezas espectaculares por su delicadeza y finura, procedentes de México, Perú, Nicaragua, Colombia y Ecuador. Vasijas, pequeñas esculturas, aperos de aseo personal, instrumentos musicales como silbatos y ocarinas. Un recorrido extenso y apasionante por la historia de la América Precolombina que llegó hasta Benalmádena de la mano de D. Felipe Orlando García-Murciano, un ciudadano mexicano que tomó esta ciudad como lugar de adopción y que decidió donar su casa (que ahora alberga el museo) y su colección privada para que fuera disfrutada por vecinos y visitantes. Completamente recomendable. En la planta sótano también se muestran piezas arqueológicas halladas en Benalmádena y que conforman un completo mapa histórico del pasado del municipio. En el museo nos proveemos de mapas para Pueblo y Costa que nos resultarán de mucha utilidad. Salimos de nuevo a la calle principal y, de ahí, siguiendo las indicaciones de la persona que nos atendió en el museo, a la calle Real.

Las calles, la Niña, la Fonda, todo cerca y próximo

La calle Real es una de esas arterias empedradas, de casas bajas, paredes blancas y forja en las ventanas. Una invitación a un paseo tranquilo por calles tranquilas, sin ajetreos, con el tráfago de las cosas de casa. El casco histórico de Benalmádena es un dédalo de calles por las que perderse a voluntad. Salirse de la ruta calle Real - Plaza España - calle Santo Domingo - Plaza de Santo Domingo es encontrarse con un dédalo intrincado en el que los benalmadenses, realizan su vida cotidiana, del día a día. Los aromas de las primeras comidas, la ropa tendida en los patios, las miradas cómplices de los vecinos asomados a las ventanas todo se conjuga para que el visitantes se encuentre bien, a gusto. Regresamos a la ruta. En la calle Real, frente al número 2, hay un estanco donde adquirir sellos (0,32 céntimos franqueo para España) y postales (0,25 céntimos) para el recuerdo del viaje. Más adelante hay un buzón donde poder echar la carta. Bifurcación, dejamos calle Álamos a la izquierda y continuamos de frente. Llegamos a la Plaza de España, donde se encuentra uno de los símbolos de Benalmádena: La Niña de Benalmádena, una escultura tallada en bronce que forma parte de la fuente situada en la Plaza de España. Desde aquí enfilamos la calle Santo Domingo, en la que se encuentra el edificio de La Fonda, rehabilitado por el insigne arquitecto César Manrique y que ofrece la particularidad de albergar el Restaurante de la Escuela de Hostelería de Benalmádena, donde, de lunes a viernes, se puede comer ante una buena carta. El edificio, con una portada en la que se aprecia uno de los diseños del canario encierra un patio repleto de flores y un comedor situado en una terraza impresionante con vistas al mar.

Plaza de Sto. Domingo de Guzmán

Llegamos a uno de los lugares más bellos de nuestra visita, la Plaza de Santo Domingo de Guzmán. Un auténtico baluarte sobre la costa desde el que se divisa una excelente panorámica de la Costa del Sol. Azotada por la brisa del mar, en el centro de este promontorio se encuentra la iglesia del santo que, entre palmeras parece extraída de una estampa de la Cuba colonial. En torno al templo se sitúan los Jardines del Muro, una balconada repleta de sombras, árboles, perfumes y constante trinar de pájaros. Lugar idóneo para sentarse, leer un rato, reposar o escribir la postal que tenemos pendiente de enviar. Todo tranquilidad. Los Jardines del Muro también están diseñados por César Manrique y en ellos se percibe de manera constante la mirada del mar, su presencia inminente y una intensa fragancia de pinos. Por cierto, por un euro pueden usar uno de los clásicos tomavistas que hay sobre los miradores y regalarse una vista extensísima de la costa. Desde los jardines, se divisa nuestro próximo objetivo: el surrealista Castillo de Colomares.

El Castillo de Colomares

Desde la Plaza de Sto. Domingo se puede bajar hasta la Avda. del Chorrillo que lleva al castillo gracias a un ascensor gratuito. El camino, andando, llevará unos veinte minutos. Nosotros optamos por el coche, aún queda mucha visita por delante. Desandamos la calle Sto. Domingo y hacemos un alto en la plaza donde hay un buzón al que echar la postal ya escrita. Caminamos de nuevo hasta nuestro vehículo, escasos 5 minutos. Todo está muy cerca en Benalmádena Pueblo. Montados en el coche accedemos a la Avda. Juan Peralta, tomamos el camino a la derecha y descendemos por la Avda. del Chorrillo hasta el Castillo de Colomares. Antes de llegar a la entrada del monumento hay una explanada de tierra donde dejar estacionado el vehículo. La presencia del mar es constante, permanente, siempre visible. El Castillo de Colomares, 2 euros de entrada a su exterior, es una incógnita, una construcción extraída de un mal sueño de Gaudí, una construcción ajena a todo lo que le rodea y con el encanto kitsch de lo que no se sabe muy bien si encandila o rechaza. De cúpulas retorcidas que escapan hacia el cielo, reza su guía que es un homenaje al descubrimiento de América. Terrazas con forma de carabelas y naos, balcones como mascarones de proa, puertas abigarradas. Surrealista, curioso y grotesco. Para gustos.

Hacia Arroyo de la Miel y el Tívoli World y el Teleférico

Regresamos por la misma carretera por la que hemos venido, ascendemos hasta Benalmádena Pueblo y seguimos las indicaciones que nos llevan hasta Arroyo de la Miel. Dejamos a la izquierda la plaza de toros, continuamos. Está todo perfectamente indicado y si no, siempre podemos guiarnos por los cables del teleférico. Llegamos al centro del núcleo poblacional, se ven perfectamente tanto los anuncios del Tívoli World como del teleférico. En la misma plaza del Tívoli varios hombres vestidos con chalecos reflectantes naranjas nos indican donde aparcar de manera gratuita. Nombrar el Tívoli en la Costa del Sol es acariciar la memoria de muchos niños y niñas costasoleños. Sólo hace falta tararear las primeras estrofas de aquella publicidad de los ochenta... "pa-pa-pararara-ra pará.... Tívoli.. junto al mar en la Costa del Sol, allí te espera Tívoli...." Es el primer parque de atracciones que hubo en la zona, abierto desde 1973, y ofrece actuaciones, cacharritos, teatros, una montaña rusa, restauración, un sinfín de posibilidades. La entrada, sin atracciones mecánicas cuesta 6 euros por persona, si el visitante mide menos de un metro... ¡¡Entra gratis!! y... hay un medidor en la entrada. El Tívoli es la primera de las ofertas turísticas para toda la familia que presenta el municipio. Es esta una de las señas de identidad de Arroyo de la Miel y Benalmádena Costa. Junto con Selwo Marina y Sea Life ofrecen un conjunto de centros de ocio idóneos para acudir con los más pequeños. Idóneos, y muy recomendables.
Frente a la entrada inconfundible del Tívoli, nuestro objetivo, una de las actividades que más nos apetece disfrutar en esta mañana: El Teleférico que nos llevará a la cima de Calamorro. Nuestra idea original era coger la cabina y disfrutar del paisaje impresionante que se observa desde la cima donde hay un centro de aves rapaces, exhibiciones de cetrería a la una de la tarde y la posibilidad, en la noche, de disfrutar en la zona de observación astronómica. Vemos el teleférico en movimiento, agitado ligeramente por las que esta mañana eran brisas de viento y ahora son rachas... Leemos uno de los carteles... "Horario/Timetable: Opening/apertura, 10:00. Cierre / closing: 19:00. Exhibición de rapaces/ Prey birds Exhibition 13:00. Todos los horarios están sujetos a las condiciones meteorológicas. The exhibition displays depends on the rights conditions of weather". Nos tememos lo peor. El chico que nos atiende en la taquilla nos dice que la pareja que acaba de subir es la última, el teleférico va a permanecer cerrado a causa del fuerte viento, que lo hay. - ¿Y esta tarde?. - Depende del viento. Resignados decidimos variar nuestros planes, ir a comer y regresar después para ver si está abierto.

La comida: Los Mellizos

Los Mellizos es un emporio gastronómico que nació de un humilde local de venta de pescado frito y seco y que se transformó con el paso de los años en un centro de venta al por mayor y después en un restaurante. En aquella lonja, mientras los compradores esperaban se comenzó a ofrecerles comidas. De ese primer paso a hoy, un instante. Una pescadería al por mayor que se convirtió en restaurante y que ahora posee cuatro centros del buen comer marinero. Nos decantamos por el más próximo. No entra dentro de las rutas turísticas habituales, ya que se encuentra en el Polígono Industrial de la ciudad, pero está muy próximo a la explanada del Tívoli. Hasta el fondo, a la izquierda y allí, preguntar. Todo el mundo sabe dónde está. ¿Por qué Los Mellizos? Las recomendaciones personales son siempre las mejores. Es una nave amplia, con los productos que se cocinan expuestos al público en una barra coloridísima y de aspecto delicioso y con un lustre fresquísimo. Una legión de camareros (cuento hasta once a la vista) atiende a los visitantes e intuimos que dentro de algo más de una hora estará a rebosar (ahora es la una y media de la tarde). La carta, impresionante y con todo a la vista, muestra carabineros, frituras, ensaladas, arroces, pescados a la sal, conchas finas, coquinas, búsanos (en Cádiz, cañaíllas), parrilladas de marisco para dos... Demasiadas tentaciones... Muchas tentaciones... Optamos por un menú medio con un capricho y algo de todo. Ensalada malagueña: 5,80 euros; gambas cocidas: 14'80 euros; fritura malagueña (- Mejor para uno. - Nos advierte el camarero. Con razón, pues lleva salmonetes, calamares, adobo, pijota y boquerones): 13, 40 euros; tres cervezas: 1'80 euros cada una; un refresco de cola: 1,70 euros; dos botellines de agua: 1,40 euros cada una; y un café solo: 1, 50 euros. No es barato, tampoco caro, pero las raciones son abundantes y el pescado fresquísimo. Casi nos parecemos a ese personaje que creó Andrea Camilleri, Salvo Montalbano, y que degusta los placeres del pescado como si le fuera la vida en ello. La comida, estupenda, un lujo.
Regresamos al teleférico. Le vemos parado, las cabinas se mecen acompasadas por el viento. Cerrado. Lo intentaremos... Más tarde, si nos da tiempo.

El Parque de la Paloma y Selwo Marina

Desde allí, no hay ningún problema para llegar al Parque de la Paloma. Bien indicado y frente a Selwo Marina es complicado perderse. Aún con todo, vayan aquí las indicaciones. Desde la Plaza del Tívoli, bajar por la avenida del mismo nombre, se cruza la Avda. de la Estación y se baja por la Avda. de Béjar, cuando llegamos a la C/ Boulevard, podemos estacionar el coche, hay aparcamientos suficientes. Tendremos enfrente el Auditorio del Parque de la Paloma y a la derecha, la entrada a Selwo Marina. Un conjunto el de estos dos centros de ocio y esparcimiento que hacen la combinación perfecta para pasar una buena tarde. En Selwo Marina se encuentra el primer pingüinario de hielo de Andalucía. En la página web se encuentran todos los datos de tarifas, descuentos y horarios, subrayar que la entrada para adultos es de 17 euros y la de niños de 3 a 7 años y senior de 13 euros. En Selwo Marina, además de pingüinos se pueden ver exhibiciones de delfines y leones marinos además de visitar sus diferentes salas con fauna de sudamérica. Frente a la entrada del recinto se encuentra el Parque de la Paloma, al que han dado en llamar pulmón de la Costa del Sol. Es un paque enorme, de colinas suaves, con sombras, bancos y todo una suerte de mobiliario urbano sobre el que sentarse y descansar. Mejor aún tumbarse en su inmensidad de jardines. Perfecto para echar una siesta, acudir con niños (hay dos estupendas zonas de juegos), o simplemente relajarse un rato antes de continuar la visita. El Parque de la Paloma en sí ofrece también una oferta atractiva. Un peculiar jardín de cactus (parecen recién extraídos del far west), el propio auditorio, la moderna biblioteca municipal, su lago artificial y sus recintos de animales con cabras, avestruces, etc... Una de las curiosidades del parque radica en que campan a sus anchas y en total libertad gallos y gallinas cacareantes, cisnes cerca de la biblioteca, tortugas... Pasean entre y con los visitantes bajo letreros de estricta observancia que indican "Por favor, no alimentar a los animales". Desde las suaves colinas del parque se divisa el mar azul que espejea y llama como las sirenas. Es nuestro próximo destino. De verdad, es un buen consejo disfrutar un rato tumbados sobre la hierba, sobre todo con niños, lo van a pasar en grande. La entrada al Parque de la Paloma es, al tratarse de un parque público, gratuita. Los horarios son en verano de 09:00h a 23:00h y en invierno de 09:00h a 22:00h. Las noches de verano, momentos antes de cerrar, deben ser de un profundo goce.

Plan de tarde: Benalmádena Costa, el mar.

Desde el Parque de La Paloma descendemos por la Avda. de Rocío Jurado. En ese tramo y antes de llegar a las playas hay (no en temporada alta) algunos sitios para aparcar. Será bueno dejar el coche ahí y caminar hasta la Avda. Antonio Machado, arteria principal pegada al paseo marítimo. Así hacemos. El Mediterráno, hoy encrespado, nos recibe rebelde, verde y acunante. Borregos de espuma coronan las olas y perfilan el mar de espumosas líneas blancas. El plan es visitar el Castillo de Bil-Bil, pasear al borde de las playas de Santa Ana y Malapesquera, para llegar hasta la dársena de poniente, donde se encuentra Puerto Marina, galardonado como uno de los mejores centros náuticos del mundo y el segundo más grande y populoso del Mediterráneo.

El Castillo de Bil-Bil y el paseo al borde del mar

El Castillo de Bil-Bil, de incendiado color rojo es un contraste perfecto sobre el rotundo azul del cielo, al igual que el arrullo de sus fuentes con las olas del mar. Pese a que el edificio es moderno, de principios del Siglo XX, destila esencia nazarí y no resulta difícil imaginar una villa similar en ese mismo lugar hace más de 700 años. El Castillo de Bil-Bil se utiliza como instalación cultural, donde se realizan exposiciones, conferencias, etc. Asomados a los cristales vemos su interior espléndido de yeserías y rotundamente blanco. Vemos una mesa, un micrófono, varias sillas. Todo fino y elegante. Recurrimos a la documentación. Es el edificio público donde más bodas civiles se celebran en toda la provincia de Málaga. No es de extrañar, el entorno es impactante, el edificio, un privilegio para los sentidos. Desde allí, se observa nuestro objetivo final. Al fondo, tras la última curva de la Playa de Malapesquera se intuye Puerto Marina. Por delante un paseo marítimo de grato caminar en el que hay numerosos restaurantes al borde del mar. Pescados, paellas, espetos de sardinas, todo un glosario de alimentos para degustar y a precios... razonables... El paseo resulta muy agradable. La gente camina a nuestro alrededor, en silencio o más bulliciosos, niños, alguna bicicleta. En la Playa de Santa Ana, los últimos bañistas de la tarde apuran el tiempo entre el oleaje. Griterío de jóvenes disfrutando. Cabe destacar, y esto ya es gusto estrictamente personal, los mosaicos que, por tramos, adornan el paseo. Curiosos y, algunos de ellos, hasta delicados. En algo menos de 30 minutos de paseo tranquilo, llegamos hasta una de las torres vigia que blasonan todo el litoral mediterráneo, Torrebermeja. Puerta de entrada para la dársena de Poniente y, con ella a Puerto Marina.

Puerto Marina

Lo impactante y curioso de Puerto Marina es que se asemeja a una Venecia moderna. Parte de sus pantalanes se sitúan en el interior del puerto, bajo las casas y desde ellas, los propietarios pueden descender directamente a sus embarcaciones. Aquí y allá aparecen puentes pintados de oscuro granate que comunican una parte y otra del interior del puerto deportivo. Bajo las viviendas, una oferta amplísima de restaurantes, heladería, tiendas de todo tipo... Las gentes pasean, observan los yates y barcos, los catamaranes y, mientras, se toman un helado. Puerto Marina ofrece una de las ofertas de ocio más destacadas de la Costa del Sol. En su parte situada más al este conviven los restuarntes de comida rápida con pubs y discotecas en una zona que, en la noche, se convierte en uno de los más destacados lugares del ocio nocturno costasoleño. Ofertas de todo y para todos. Gustos mil podrán ser cubiertos en esta zona del puerto. Parece incombustible. Durante el día es posible contratar un paseo en barco o en catamarán, sencillo por 10 euros la hora o 20 euros las dos horas. Empresas ofrecen un paseo más completo con avistamiento de fauna marina autóctona y de medio día a precios algo más elevados, pero, siempre competitivos. Pasear por Puerto Marina es pasear por medio mundo. Turistas de todas las procedencias y nacionalidades se dan cita en este área de ocio amplísima que dispone de parking público de pago que, intuimos, estará atestado en las noches de temporada alta. Próximo a la Capitanía Marítima se encuentra atracado el Willow, una reproducción de un vapor similar a los que aparecían en las novelas de Mark Twain y recorrían el Mississipi. Así mismo también se puede contratar un pasaje en ferry hasta Fuengirola por 13 euros los adultos y 8 euros los niños, ida y vuelta. Un tanto abrumados ante tan amplia oferta decidimos, con el sol caído, caminar hacia el paseo marítimo, de regreso al coche. Oteamos la cima de Calamorro. Las cabinas del teleférico continúan paradas. En fin. Otro día será, siempre una buena disculpa para regresar a los lugares que visitamos.
En la punta que une la Playa de Malapesquera y la la Playa de Santa Ana nos sentamos. Un helado de nata y avellana, grande, dos bolas, 4 euros. Otro helado de turrón y nata, también grande, también dos bolas, también 4 euros. Nos lo tomamos despacio, tenemos mucho tiempo por delante para saborearlo. Mientras, vemos como la caida del sol de la tarde incendia aún más las paredes rojas del Castillo de Bil-Bil. Sólo se respira mar, salitre, arena. Y helado.

Recomendaciones y enlaces de interés

Con niños: Benalmádena Costa ofrece unas posibilidades riquísimas para viajar con niños. El Tívoli World, Selwo Marina y el Sea Life son tres centros importantes de ocio. El Parque de la Paloma ofrece otras posibilidades de contacto con la naturaleza en el corazón de una gran ciudad. Según los intereses de los más pequeños conviene comprobar los contenidos de los tres parques que varían un tanto según la temporada.
Comer en Benalmádena: Optamos por Los Mellizos por recomendación personal. La oferta gastronómica de comida internacional en la ciudad es muy muy amplia, puedes encontar pizzerias, hamburgueserías, restaurantes italianos y chinos, etc, prácticamente en todos las zonas de interés. La oferta de comida tradicional a base de pescados a la brasa, fritos y paellas, también es muy amplia.
Sol y Playa: Benalmádena cuenta con 15 playas, todas ellas urbanas y perfectamente equipadas: Playa de Arroyo de la Miel, Playa de Arroyo Hondo, Playa de Bil Bil, Playa de Carvajal, Playa de Fuente de la Salud, Playa de La Perla o de La Morera, Playa de La Viborilla, Playa de Las Yucas, Playa de Malapesquera, Playa de Santa Ana, Playa de Tajo de la Soga, Playa de Torrebermeja, Playa de Torremuelle, Playa de Torrequebrada y Playa de Torrevigía.
Recomendación turística: Benalmádena Pueblo es tranquilísimo y ofrece unas vistas impresionantes sobre la Costa del Sol. El Museo de Arte Precolombino es una delicia y perfectamente recomendable. El camino desde el Parque de la Paloma hasta Puerto Marina se puede realizar andando. Es un trayecto largo, pero casi todo recto, nos llevará una hora, aproximadamente.
Enlaces de interés: la página web del Ayuntamiento de Benalmádena es muy completa, ofrece links directos con todos los puntos de interés y páginas web de los lugares destacados que las tengan, además de una amplísima galería multimedia. La web de referencia es la del Patronato de Turismo de la Costa del Sol que amalgama un buen resumen de interés turístico benalmadense.

Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.


02 ISTÁN: ... Y EL ARRULLO DEL AGUA

martes, 21 de abril de 2009

Istán. Cierro los ojos y escucho: Todo es murmullo de agua. Istán, abrazado por las sierras, bañado por sus ríos, refrescado por sus manantiales. Vive Istán entre el verde de las cimas y el blanco de sus calles encaladas. Istán, afable de gentes. Istán de gastronomía contundente y serrana. Istán, de rebeldía forjada entre las calles de su historia. Istán encaramado al Mediterráneo. Istán, para el caminar despacio y el sentido alerta. Istán cuyo significado le marca, Istán "el más alto".

Camino de Istán

Desde la populosa Marbella asciende una carretera trazada de curvas, con el piso firme y profusamente recorrida por empeñados ciclistas. Durante todo el camino nos acompañan Río Verde y el Embalse de la Concepción hacia el oeste. Con el ascenso cobran cada vez más relevancia las montañas de Sierra Blanca y Sierra de las Nieves. Presencia enorme y verde con altos roqueríos sobre los que divisar, con suerte, el descenso de algún ave rapaz. El paisaje se alfombra de los amarillos de las jaras y los erguenes, aparecen los primeros bancales de naranjos y mandarinos. Se observan los cerros salpicados de casas aquí y allá. Muchas de ellas miran hacia el Embalse, hacia el Peñón de Gibraltar, hacia Ceuta y África, definidos entre las brumas del horizonte.

La Ermita de San Miguel

Apenas a 2 kilómetros del centro urbano podemos visitar la Ermita de San Miguel, a la sazón, patrón de Istán. Desde un amplio parking de tierra asciende un camino forestal que discurre entre árboles y pinos que exhalan un perfume fresco y delicioso. El camino es ancho y perfectamente transitable. La Ermita, a unos treinta metros, está excavada en una oquedad de la roca y protegida con un portalón de forja y cristal. Desde la pequeña balconada de la ermita, situada en un alto, hay unas vistas inmejorables con el Mar Mediterráneo al fondo. A la izquierda, impresionante mole granítica de Sierra Blanca. En el interior de la Ermita, un alado San Miguel da caza con su lanza a un diablo malherido (con cuernos incluidos). En las proximidades de la Ermita hay un merendero equipado con mesas y bancadas de madera y una serie de barbacoas. Pertrechados con un buen pan cateto y un tanto de embutido casero apuramos el desayuno en una de las mesas superiores, con África frente a nuestra mirada y con Istán apenas a dos curvas y a cinco minutos en coche. Desde la Ermita también se puede acceder al pueblo a través del Paseo Rural PR-A 138, que dista 30 minutos andando al centro urbano.

Aparcamos en Istán, la Plaza de El Calvario y tomamos decisiones

En la sinuosa entrada al pueblo, coger la primera indicación que señala Parking Público, no aventurarse hacia adelante, ya que el centro urbano es un laberinto de calles estrechas por las que los automóviles apenas caben y los sábados hay mercado. Si se sigue la indicación se llega a la Plaza de El Calvario, también plaza de La Esfera, donde, habitualmente suele haber sitio para estacionar. Para conocer Istán, el mejor método es caminar. Desde esta plaza, nos topamos con una de las principales características del municipio. Encaramado sobre un cerro cortado, descienden por sus cuatro puntos cardinales barrancos y bancales aprovechados al máximo por los agricultores y donde se aprecian numerosos árboles frutales. La sierras circundantes recogen el cerro de Istán como un inmenso abrazo protector. Desde esta plaza de El Calvario se llega al centro urbano descendiendo por la calle del mismo nombre. Hay numerosas indicaciones y postes turísticos en castellano e inglés que ayudan a fraguar una buena visita. Concretamente los paneles señalizadores ofrecen tres rutas disponibles: el Paseo por la Casco Histórico, el Paseo de los Miradores y el Paseo del Nacimiento. Optamos por una combinación del primero y segundo, reservando el tercero para la tarde.

La Fuente y el lavadero de El Chorro

Pueblo pequeño, recogido, de paredes encaladas y calles laberínticas, trinar de pájaros constante en primavera y permanente murmullo de agua que corre, entre las antiguas acequias moriscas, por numerosos rincones del municipio. Lo primero que nos encontramos al descender por la calle El Calvario es El Chorro, un homenaje vivo al agua vivísima que riega la localidad. Una fuente de siete caños, adornada con azulejos azules y blancos preside la pequeña plaza y el propio monumento, mientras que a su derecha, una hilera de puestos de lavar bajo un pórtico configura el antiguo lavadero en el que las mujeres (en el pasado sólo las mujeres) acudían a asear las ropas de sus familias. La fuente de los siete caños muestra en su base, y grabado por el paso del tiempo, los surcos hechos por los cántaros de cerámica tras cientos de años de uso. Buen sorbo de agua y refresco. Todas las fuentes de Istán trasladan agua potable, cristalina, pura y fresca.

La plaza del pueblo y su iglesia

Desde El Chorro se accede fácilmente a la plaza de San Miguel, auténtico centro neurálgico de Istán, repleta de chiquillos que juegan y donde no es inusual observar a algún hombre realizando trabajos artesanales de esparto. Una de las paredes de la plaza está constituida por el lateral de la iglesia de San Miguel, datada en el año 1.505 y rehabilitada en tres ocasiones, la última de ellas en 1.960. Ojo porque pese a haber una puerta en la misma plaza, la entrada a la iglesia se realiza por una calle lateral situada a la izquierda. Sencilla, de una sola nave y artesonado de madera como techo, de interior fresco y apacible. Dentro del monumento se pueden contemplar las imágenes de San Miguel, la Inmaculada, la Virgen de los Remedios, la Virgen de los Dolores, San Antonio, la Virgen del Carmen, un Resucitado y San José. De nuevo en la plaza tomamos dirección calle San Miguel, que nos llevará hacia el norte del municipio, hasta el Mirador del Peñón. Aromas de olla, guiso y puchero malagueño entre sus alares, perfume intenso de lo tradicional. Entre el dédalo de calles, permanente presencia de flores y arriates multicolores. Son continuas las fuentes en las que refrescarse.

La Torre de Escalante

En la calle San Miguel, 10 metros después de correos y a la izquierda, se encuentra la entrada a la Torre de Escalante, situada en la parte más alta del centro urbano y a la que precede una plaza decorada con mimo, lugar perfecto para sentarse un instante, reposar y disfrutar del rumor del agua. Los vestigios de la torre defensiva, de la que se conservan parte de su interior y la entrada, presiden el patio empedrado con detalle y aseadísimo. En la Torre de Escalante se refugiaban los habitantes de Istán de los ataques de sus enemigos, así mismo también sirvió como atalaya defensiva para la ciudad de Marbella. Nos gusta este rincón, del que disfrutamos sin prisa, refugiados del viento entre sus paredes, sentados en ese banco de forja situado a la izquierda de la entrada, tras una esquina. Tiene ese embrujo Istán, que permite al visitante encontrarse cómodo desde el primer instante.

De camino hacia el Mirador de El Peñón

Uno de los atractivos de Istán es caminar con parsimonia por sus calles ascendentes y descendentes, un laberinto de callejas donde las voces se entremezclan con el rumor del agua. Siguiendo ruta por la calle san Miguel llegamos a uno de los lugares propicios para el despiste. Cuando San Miguel se convierte en calle Nueva hemos de buscar unas escaleras de piedra y barandas de madera que descienden a través del Rincón de Picasso hasta la calle Peñón. No hay problema, los habitantes del municipio, cuyo gentilicio es panocho, no isteño ni istense, responderán siempre de manera cordialísima a cualquiera de las dudas planteadas. El gentilicio de Istán proviene de la repoblación que el pueblo vivió después de la rebelión morisca de 1569. Istán fue repoblado con un grupo de familias provinientes de Murcia que hablaban un dialecto conocido como panocho, de ahí el gentilicio. Otra de las variantes constata que los habitantes de Istán recibían el nombre de panochos por provenir en su mayor parte y trs esa repoblación el pueblo murciano El Cristo de Panocho. Tras descender a través de esta red intrincada de escaleras, caminando hacia la derecha se llega hasta el Mirador de El Peñón donde una placa, en forma de poema firmado por Carlos A. Padilla recuerda al visitante la belleza de Istán "...el sol se quedó contigo/como un morisco rezagado. /Enamorado de Istán.../Aquí estás Istán/estallando de blanco entre los verdes./Blanco aljibe de la Costa del Sol/¡Tú el más alto!/... San Miguel espada en alto/vigila tu blancura y el encanto de tus aguas". Desde el mirador se contempla una amplia perspectiva del Valle del Río Verde, trufado de naranjos y presidido por las montañas de Sierra de las Nieves.

El Mirador del Tajo Banderas y Las Herrizas

Por la calle Monda se llega hasta el cementerio. Correctamente señalizados, visibles y sin posibilidad de pérdida una placa nos señala cómo proseguir camino hacia el Mirador del Tajo Banderas y el Mirador y Paseo de Las Herrizas. Los miradores del Tajo Banderas y Las Herrizas se encuentran cerca, pero fuera del centro urbano, pero el paseo y recompensa posterior merecen la pena. Buen camino con numerosas huertas a su vera, a la derecha entre mimosas y naranjos, se ve y escucha el nacimiento del Río Verde. Mirador del Tajo Banderas, primera de las tres paradas panorámicas. Ya se intuye discurriendo hacia el sur la importancia del embalse de la Concepción que abastece a gran parte de la Costa del Sol occidental. De ahí que se haya denominado a Istán como el aljibe costasoleño, que más allá de las licencias poéticas es una realidad que se puede observar desde estas alturas. A la izquierda se yergue Istán sobre su promontorio, un apretado caserío de paredes blancas entre las montañas. En el mirador y frente al centro urbano existe un panel explicativo en el que se detallan los nombres de las cimas circundantes. El paseo hasta Las Herrizas discurre entre árboles, con la banda sonora permanente del Río Verde en nuestros oídos y aromatizado con el perfume de la lavanda y el romero. Todo el camino está empedrado y en muy buenas condiciones. En la base de las Herrizas hay una trifurcación. Hacia la Izquierda el segundo de los miradosres, a la derecha un parque gimnástico al aire libre, de frente, la cima del mirador. Optamos por esta última. Las vistas desde el Mirador de las Herrizas resultan apabullantes. Se contempla el Embalse de la Concepción casi en toda su extensión y, al fondo, espejeando, el Mar Mediterráneo. En el pantano es usual ver a deportistas practicando piragüismo, actividad que se puede contratar en algunas empresas como Ticket To Ride, del campeón escandinavo de kayak Lars Walker, o las propias empresas del municipio como el Hotel Altos de Istán. Podemos comprobar el disfrute de esta actividad viendo el siguiente vídeo: Travesía Íntegra Pantano de la Concepción. En lo alto del mirador, coronado por dos olivos nos espera un sólido banco de piedra donde reposar. Las Herrizas está abrazado por otros dos miradores a izquierda y derecha, es en esta última zona donde se encuentra un completo gimnasio al aire libre. Los más animados pueden ejercitarse un rato antes de comer. Por cierto, también hay una fuente para dar de beber al gimnasta sediento. Al final del camino, de nuevo, inmejorables vistas. En la parte izquierda de Las Herrizas, un estrecho paseo con el Mediterráneo al fondo nos conduce hasta el último mirador, donde las vistas panorámicas, la quietud y el eco de la vida en el centro urbano se conjugan a la perfección. Regresamos.

De camino a a la comida, con parada técnica

Desandado el camino hasta el cementerio, lo dejamos a la derecha y subimos por la calle Perales de regreso a la Plaza de San Miguel. El poeta Miguel Hernández pone voz a la pequeña plaza donde se encuentra la Cruz de los Caidos, situada en la parte trasera de la Iglesia.
"Tristes guerras/si no es el amor la empresa./Tristes armas/si no son las palabras./Tristes hombres/si no mueren de amores". Istán posee numerosos bares y restaurantes que ofrecen tapas y raciones tradicionales, desde morcilla y chivito hasta carne con tomate, todos ellos a precios muy asequibles. También menús del día y menús especiales de fin de semana en casi todos ellos. Nosotros vamos en busca del famoso plato panocho, que antiguos arrieros y hoy labradores jubilados profesan como una religión del buen yantar. Y lo encontramos, algo más adelante. Primero, muy cerquita de la plaza y movidos por la curiosidad, nos adentramos en el Bar Los Rojillos para tomar un tentempié. Los Rojillos es un pequeño establecimiento que exhibe en sus paredes todo el martirologio comunista con fotografías de El Che, Fidel Castro, Marx, etc. Dos cañas, 2 euros. también se ofrecían tapas de churrasco, albóndigas o costilla en salsa, pero decidimos reservarnos.

Parada y fonda: El plato panocho, el chivito en caldereta y las berenjenas rellenas

Optamos por el Bar Restaurante El Barón, recomendado por buenos amigos y sin riesgo a equivocarnos. Dado que hoy no hemos hecho gasto en las entradas a museos ni actividades de otra índole decidimos homenajear la comida serrana como es debido. Dioni, "no el del furgón", aclara, nos aconseja y recomienda. Allá vamos. Excelente comida casera con la especialidad de Istán, el plato panocho, contundente combinado de huevo frito, patatas, pimiento verde, lomo, chorizo y albóndigas. Sencillo, pero todo en su punto y con la mano de la cocina popular. También degustamos el chivito en caldereta, un estofado de chivo de carne suave, delicioso, con regusto a campo. Otra especialidad de la casa son las berenjenas rellenas, plato que hacía la madre de Dioni y que lleva carne picada y queso fundido, es la estrella de su carta y los turistas de habla no castellana las piden por teléfono a la orden de "aubergine?, aubergine?" a lo que el dueño del local contesta que aubergine hay todo el año... Todo excelente y, el precio, razonable. Berenjena rellena, 10'50 euros; caldereta de chivito, 11'00 euros; plato panocho, 9'75 euros. Tres cervezas, 3 euros; una botella de agua, 1'50 euros y dos cafés 2,00 euros. En total: 38'65 euros comiendo a la carta. Ahora tenemos dos opciones, tumbarnos a reposar la modorra o dar un paseo para despejar y visitar los dos lugares emblemáticos que nos restan. Optamos por la segunda, vamos para allá.

Las acequias moriscas

Ascendemos por la calle Calvario hasta el lugar en el que esta mañana habíamos estacionado el coche. Desde aquí y hasta el nacimiento, objetivo último de nuestra visita, habrá aproximadamente un kilómetro con algo de cuesta pero que se puede realizar perfectamente andando. El camino no tiene pérdida, además de estar señalizado, es la única carretera ascendente que sale desde la plaza. Durante el recorrido se puede visitar la Zona recreativa de El Coto, donde se encuentran las acequias árabes. La zona de El Coto está perfectamente acondicionada para un buen paseo tras la comida. Discurre en todo su recorrido junto al trazado de acequias moriscas, que una vez llegan al centro urbano se alojan en sus entrañas y dan de beber a todas sus fuentes. El paseo, empedrado y entre aromas de jazmín, nos permite contemplar el ingenio hidráulico puesto en marcha por los árabes. Es un paseo plácido, tranquilo, con innumerables rincones y bancos donde sentarse y aislarse. Permanente, el sonido del agua. Si continuamos por el paseo de El Coto conectamos con la carretera que lleva hasta el Nacimiento.

El Nacimiento y despedida

Más que un nacimiento es un pequeño parque fluvial. El nacimiento del Río Molinos, siempre caudaloso, en cualquier época del año y convenientemente preparado para visitarse hasta el corazón mismo del propio nacimiento. Hundir las manos en el agua cristalina y refrescarse provoca un placer muy intenso. Se escucha el ruido de la visible cascada que se desborda bajo la carretera hacia su desembocadura. Una zona próxima al nacimiento también está equipado con mesas y bancadas de madera donde poder tomar un tentempié. Despedimos desde aquí a Istán, con el arrullo del agua, aún con el aroma de sus callejas y el sonido cristalino de sus fuentes resonando en nuestros oidos.

Recomendaciones y enlaces de interés

Dos recomendaciones turísticas: Primera, El Paso de Istán. En Semana Santa Istán vive con intensidad la celebración de su pasión, así los vecinos y vecinas del municipio representan el último día de Jesucristo en la tierra en una fiesta que ha sido declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía. Segunda, la Muestra Gastronómica. En el mes de marzo, Istán celebra una triple festividad culinaria, la Ruta de la Tapa, el Día de la naranja y laMuestra Gastronómica que lleva celebrándose 15 años. Durante el día la plaza del municipio exhibe un amplio menú degustación de platos típicos elaborados por los propios panochos a los que se suman los bares y restaurantes con sus tapas a precios especiales. Una feria digna de visitar.
Una recomendación natural imprescindible: El Castaño Santo. A treinta y siete kilómetros del centro urbano se encuentra el que han dado en llamar Abuelo de la Sierra de las Nieves. Un castaño cuya edad se cifra entre los ochocientos o mil años y que tiene 13 metros de perímetro. El acceso se puede realizar en bici (hay que estar preparado) o en coche a través de pista forestal con tramos un tanto dificultosos. Aún con todo la visita merece la pena. La leyenda cuenta que el propio Fernando el Católico ofreció una misa bajo sus ramas en 1501.
Enlaces de Interés: la página web del Ayuntamiento de Istán es muy completa en ella se detallan los monumentos, fiestas, gastronomía y espacios naturales a visitar, así como la posibilidad de descargarse un callejero como guía. La página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, también tiene amplia y buena información.
Destacar: La amabilidad de la gente. La afabilidad con la que reciben al visitante, sin reservas, y ofreciendo ayuda y atención si se solicita.
Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.

01 RONDA: LA PROFUNDA Y HONDA

martes, 14 de abril de 2009

Ronda, la profunda y honda que dice el acervo popular o la Ciudad Soñada como la definió el poeta Rilke. Ronda monumental y antigua que encandiló con sus encantos a Hemingway y a Orson Welles, entre otros. Ronda, ciudad de torería y relumbrón que se descubre ante el visitante como una plaza de visita obligada. Ronda, que se asoma a ese tajo impresionante que la divide, que la marca y que la define. Ronda de frío y de serranía, de bandoleros, caza y arte e historia entre sus calles y callejas, tras de sus esquinas. Ronda para pasearla.

Un desayuno contundente

Iniciamos el viaje desde la Costa del Sol por la sinuosa carretera que une San Pedro Alcántara con la ciudad. Muchas curvas, paraíso de moteros, muy frecuentada, no está demás dejar las prisas y conducir tranquilo y despacio, sin agobios, disfrutando de las montañas y cimas que la preceden, todo caliza y kárstico. A más o menos un kilómetro antes de llegar a nuestra meta se recomienda parar en Venta La Parrilla, un monumento al desayuno contundente y serrano que se necesitará para disfrutar de la ciudad con el estómago lleno y garantías de éxito. Toda una suerte de tostadas aparejadas con manteca colorá, con manteca blanca y acompañadas de zurrapa de lomo, o de chorizo, o de salchichón, o de surtido de paté, o de aceites y ajo para cargar pilas. Abstenerse vegetarianos y estómagos delicados. Todos estos surtidos se pueden coger y escoger directamente de un estante central. 2 Desayunos con tostada y manteca blanca con zurrapa de lomo y 2 cafés: 4,5 euros. Continuamos viaje.

Aparcar en Ronda - La Calle de la Bola

La ciudad de Ronda, dividida en dos por el Tajo, tiene un número importante de aparcamientos públicos a precios razonables y bien señalizados, pero siempre queda la opción de estacionar el vehículo en la calle. En la parte baja y el Barrio de San Francisco hay menos tránsito de automóviles, pero también menos sitios para aparcar. Si el coche se deja en esta zona conviene señalar que, después hay que subir una cuesta importante hasta llegar a la zona del Puente Nuevo como centro de la ciudad. Otra opción es estacionar en las cercanías de la calle Espinel, conocida como calle de La Bola. Más tránsito, más coches, pero en un par de vueltas se puede encontrar sitio con facilidad. Optamos por esta segunda posibilidad tras haber intentado la primera. Aparcado el coche en la calle Calvo Asensio, accedimos a la Carrera Espinel, conocida por los lugareños como Calle de la Bola "desde muy muy muy antiguo". Una calle ambientadísima, concurrida por vecinos y visitantes y plagada de tiendas de todo tipo, desde los típicos souvenirs con toro y folclórica hasta ferreterías de imposibles cachibaches y la tienda de juguetes El Pensamiento, un paraíso para las curiosidades y los juguetes fabricados de manera artesanal. En esta Carrera Espinel también encontramos la Plaza del Socorro con la iglesia de este mismo nombre y lugar idóneo para sentarse, ubicarse, abrir los planos y planificar. Si descendemos por "la Bola" nos encontramos de frente con la Plaza de Toros y una de las oficinas de Turismo de Ronda. No hay pérdida.

La oficina de turismo y el bono turístico

Ronda ofrece a través de sus oficinas de turismo la posibilidad de sacar un bono de dos precios distintos con el que visitar los centros municipales. El más económico, de 8 euros por persona (y que permite un ahorro de 6 euros si las entradas se obtienen por separado) incluye el Centro de Interpretación del Puente Nuevo, la Casa del Gigante, el Palacio de Mondragón, los Baños Árabes y el Museo de pintura de Joaquín Peinado. El más caro, de14 euros por persona (y que permite un ahorro de 10 euros) incluye además de los cinco anteriores el Museo del Vino, el del Bandolero y el Museo Lara. Optamos por el primero, ya que ninguna de estas dos posibilidades incluye la Plaza de Toros (cuya entrada hay que pagar a 6 euros) ni La Mina (4 euros por persona). Ojo a los horarios, en sábado, domingo y festivo los centros municipales ¡¡cierran a las 15:00 horas!!. En la oficina de turismo también tienen postales, expendedor de sellos y buzón de correos para enviar un recuerdo. Los bonos guardarlos con cuidado, tienen formato de credibus y pueden perderse entre los mapas, la cartera, las informaciones, la cámara de fotos y los folletos... Pertrechados de todo tipo de informaciones... Vamos allá, Ronda a nuestros pies... Puente Nuevo - Palacio de Mondragón - Museo Peinado - Casa del Gigante - Baños Árabes... Ese es nuestro itinerario en la mañana. Si se llega a Ronda sobre las diez de la mañana da tiempo a ver los cinco centros municipales antes de las tres de la tarde con cierta tranquilidad.

El impresionante Puente Nuevo

Asomarse al Tajo (apenas a 30 metros de la oficina de turismo) es asomarse al vértigo, al abismo de una ciudad partida en dos. Se observa el su fondo el agua verdosa del río Guadalevín desde más de cien metros de altura. Al norte, la sierra rondeña, al sur, las múltiples terrazas de los Jardines de Cuenca. ¿Cómo obtener la mejor instantánea del Puente Nuevo completo? Más adelante se detalla. Por de pronto hacemos uso de nuestro bono. Descendemos unas escaleras que nos llevan hasta el corazón mismo del Puente Nuevo, construcción cuya inauguración data de 1793 y que se tardó 29 años en construir. Sobre su ojo central hubo una cárcel, ahora un centro de interpretación donde se narra al detalle la construcción y reconstrucción del puente, las vicisitudes de Ronda para comunicar ambas partes del municipio y la estrategia arquitectónica que se siguió para poder salvar el desnivel del Tajo gracias al saber hacer de Martín de Aldehuela. La visita es instructiva, pero lo que satisface realmente es saberse en el interior de esa mole, de esa obra de arte de la arquitectura, saberse en el corazón mismo de la ciudad rondeña. Muchas fotos al norte, al sur, a las curiosidades, al fondo del Tajo...

El Palacio de Mondragón y, antes, la Puerta de los Molinos

La segunda etapa de nuestro viaje era el Palacio de Mondragón, situado a la otra orilla del Tajo, en la zona más antigua de Ronda conocida como La Ciudad y al que se llega en apenas 10 minutos andando. Cruzado el Puente Nuevo se toma la primera calle a la derecha, de renombre ilustrado a la sazón llamada Tenorio. Al final de la misma se encuentra el palacio. Diez metros antes de atravesar sus puertas pasamos por la Plaza de Mª Auxiliadora, con un pequeño jardín que da a la serranía y de la que se pueden tomar algunas instantáneas. De esta misma plaza un sendero de tierra y piedra (en buenas condiciones) desciende casi 80 metros en zig zag por la llamada Puerta de los Molinos hasta una pequeña explanada desde la cual poder sacar una foto completa del Puente Nuevo sobre el Tajo. En la bajada se emplean unos diez minutos, en la subida un tanto más, de quince a veinte. Las vistas merecen la pena pero no se aconseja bajar con niños y/o mayores si tenemos en cuenta que estamos al comienzo de la visita y aún queda mucho por recorrer. Desde la plaza de Mª Auxiliadora se llega al Palacio de Mondragón, que alberga el Museo de Ronda, un recorrido etnográfico sobre la historia y el paisaje rondeño. Un mapa completo e ilustrado sobre el pasado de la sierra, desde el neolítico (del que se reproducen algunas cabañas) hasta la época íbera y romana. Caben destacar sus patios, uno de ellos con las arcadas rojas que contrastan vivamente con el cielo azul. A través de una de sus puertas se accede a los jardines de Chef Chauen, recogidos del viento y en forma de balconada sobre la apertura del Tajo. Lugar ideal para descansar un tanto y dejarse embriagar por el perfume de los jazmines. Arrumbado por la corriente, conviene subirse los cuellos de la chaqueta.

El Museo Peinado, una de las más gratas sorpresas de Ronda

Muy cerca del palacio de Mondragón, apenas a cien metros y a cinco minutos andando por la calle Ruedo Gameros se encuentra una de las más gratas sorpresas de Ronda: El Museo Peinado. Discreto, elegante y con una colección extensísima de las obras pintadas por este discípulo aventajado y amigo de Picasso que fue Joaquín Peinado. Un museo delicado y blanquísimo, sin apreturas, con una sala de audiovisuales que sitúa el momento histórico y artístico de la obra de Peinado. El recorrido por el trabajo de este autor, sucesor de Cezanne, es impresionante, los bodegones y paisajes en acuarela, los falsos pasquines publicitarios, los estudios sobre el cuerpo femenino y los sorprendentes dibujos eróticos con explícitas escenas de sexo... Cabe destacar en su arquitectura la restaurada capilla, pintada en rojo intenso y blanco que se eleva casi diez metros y acoge la colección principal, asimismo no se pueden dejar de contemplar los artesonados mozárabes de algunas estancias (casi con toda seguridad de pino rojo). La entrada al patio, como muchos en Ronda, recogido y protegido por altos muros, está presidida por una fotografía de Peinado y Picasso en el que parece un descanso de alguna tarea artística. Merece la pena recorrer el museo, que antes fuera Palacio de Moctezuma, con tranquilidad y sosiego. La obra merece su tiempo y el edificio también. Ojo con la hora, recordamos que a las tres de la tarde cierran los recintos municipales en sábados, domingo y festivos.

La casa del Gigante

Frente a la puerta del Museo Peinado y en la misma plaza de san Juan Bosco, también plaza del Gigante, se encuentra la casa que lleva el mismo nombre, la Casa del Gigante. Una visita rápida, casi fugaz, en la que destacan, además de su patio interior, los restos nazaríes de las paredes, con yeserías y decoraciones florales. En su restauración se han incluido inscripciones metafísicas acerca del sentido de la vida como "Si de la tierra venimos, la Tierra entera es mi país. Y todos los mundos mis parientes son". Una visita malograda quizá por las sucesivas rehabilitaciones que pese a mantener la magia del recinto lo han despojado de contenido.

Camino a los Baños Árabes

Saliendo de la Casa del Gigante hacia la derecha y cruzando la calle de San Juan de Cádiz de Letrán se llega a una de las arterias principales de La Ciudad, la calle de los Museos, la calle Armiñán. Descendiendo por ella unos treinta metros se llega a la plaza de Abul Beka, donde contemplar el alminar de San Sebastián, antigua torre perteneciente a la mezquita de Ronda. Es fácil imaginar cómo desde aquella construcción el muecín llamaba a la oración a toda la parte baja de la ciudad. Siguiendo el camino por la Calle Armiñán dirección a los Baños Árabes, recomendamos tomar el callejón previo a la entrada al Museo de la Caza que desciende hasta el último recinto amurallado de Ronda, impresionante muro defensivo de la ciudad y que permitirá a los más pequeños revivir las luchas pasadas entre los ecos de gritos y espadas. Asomados a la Puerta de Cijara ya se vislumbran los baños árabes. Descendemos sin miedo hasta la parte más baja de la ciudad (aunque luego habrá que subir de nuevo). Desde el exterior parecen una nadería, un edificio casi excavado en la tierra con un juego de arcos que dan paso a una serie de tres bóvedas. Pero el interior muestra otra cosa bien distinta. Son los auténticos Baños Árabes, los Hamman. Son un prodigio de agua y de luz natural. En una de las salas ofrecen un audiovisual muy bien documentado en el que se detalla y explica el funcionamiento de la sala fría, la templada y la caliente y el sistema hidráulico que utilizaban los musulmanes para mantener de forma permanente el vapor de agua en ellas incluso en pleno invierno. Casi puede escucharse el rumor del agua portada desde el siglo XIII hasta el XXI. Las sombras juegan por entre las columnas gracias a un sinnúmero de lucernarias que proyectan la luz natural directamente desde el exterior. Según dictan las guías son los mejor conservados de la península ibérica. Al recinto de los baños propiamente dichos les acompaña uno mayor, de forma ajardinada que no se puede visitar y en el que imaginamos los usuarios de los mismos despacharían el tiempo antes y después de sumergirse en ese mundo de charla y niebla.

Hacia arriba, el Puente Viejo y los Jardines de Cuenca

Ascendiendo por la parte izquierda de la Iglesia de San Miguel se llega hasta uno de los puentes que cruzan el Tajo, el Puente Viejo, terminado de construir en 1616 y realizado sobre uno de los lugares menos distanciados del Tajo por su mejor y más fácil edificabilidad. A la izquierda del puente y unos escasos 20 metros se encuentra el Arco de Felipe V. Cruzado el Puente Viejo nos dirigimos hacia los Jardines de Cuenca, una serie de terrazas desde la que contemplar, entre otras la Casa del Rey Moro (que visitaremos por la tarde), el Tajo en toda su magnitud y el Puente Nuevo (desde la terrazas superiores se pueden sacar muy buenas fotografías completas del mismo). Pero quizá lo mejor de los jardines de Cuenca sea su rosario de bancos de piedra a la sombra de acebuches que permiten al viajero tomarse un respiro tras la subida y hacer acopio de planos y de planes. Desde las balconadas de los jardines se pueden contemplar innumerables detalles de las construcciones sobre el Tajo, escaleras que llevan a ninguna parte, miradores casi suspendidos en el aire, decenas de curiosos asomándose, osados reporteros gráficos... Es un lugar transitado pero tranquilo. Si ascendemos hasta la parte superior de los jardines una puerta nos indica la salida a la calle Los Remedios, donde se encuentra uno de los puntos cruciales de la jornada.

Parada y Fonda: Bar casa Moreno "El Lechuguita" y Daver

Tras una intensa mañana de pateo, caminata y éxtasis artístico llega el momento de recobrar fuerzas. Y he aquí, que tras recomendación de una buena amiga llegamos a "El Lechuguita", en la esquina de la calle Los Remedios. No diremos que pueden otorgarle una estrella en la Guía Michelín, pero es, sin duda, una de las tabernas más típicas, concurridas y económicas de Ronda. El Lechuguita es una bar de solera, poco frecuentado por turistas extranjeros y que destila la más pura esencia malagueña. A la hora de pedir, los camareros, siempre llamando y ojo avizor, ofrecen una pequeña carta en la que se incluyen todas las tapas calientes, frías y raciones. Cada tapa va acompañada de un número que se ha de tachar y entregar de nuevo a los camareros hasta el momento en que te llamen. El surtido abarca 57 tapas y 9 platos de cocina popular. La especialidad de la casa es una hoja de lechuga aliñá con aceite y vinagre que hay que tomar con cierta precaución por causa del rezume. Cita imprescindible con la cocina tradicional rondeña alejada de los platos contundentes del rabo de toro o las calderetas de caza. Así, para dos personas tomamos una mijita (nº23), albóndigas (nº1), masita moruna (nº20), lechuguita (nº14), magreta (nº17), tosta de jamón con roquefort (nº43), migas (nº22) y pringá (nº33), acompañada de cuatro cañas y un botellín de agua. La cuenta: 8 tapas, cuatro cañas y un botellín de agua = 8 euros. Comida económica, sabrosa y contundente cuando ya terciaban las cuatro de la tarde. Sólo un aviso, desde fuera parece que la taberna está cerrada. Como curiosidad, fijarse en la tabla de precios colgada en la pared tras la barra, es del año 1970... ¿cuánto costaba un vino?... Consultado a uno de los camareros, nos invita a tomar café en la confitería Daver, otro centro del arte culinario de Ronda, esta vez en forma de dulce y que se encuentra muy próxima, en la misma calle de los Remedios 6. Estupenda tarta de manzana y torrijas, acompañada de café e infusión, 7,94 euros. Retomado el impulso en la tarde nos queda por visitar la plaza de Toros y la Casa del Rey Moro, para terminar en la Alameda del Tajo contemplando el atardecer.

La Plaza de Toros

De sangre torera se tiñe la Plaza de Toros de Ronda. Podría ser esta una frase extraída de un cuento de Hemingway, pero es tan cierta como el edificio que alberga su albero. Es una de las plazas más antiguas y esa vida vivida se percibe en todos sus rincones, desde los más sombríos en toriles, hasta los más luminosos en el centro del ruedo. Se puede visitar de manera íntegra, pasear por sus tendidos a la sombra de las columnas, introducirse en los burladeros (estrechos), comprobar el funcionamiento de los toriles, las cuadras, el picadero y los corrales y fotografiarse mil y una veces emulando las poses más toreras al grito de ¡Eh, toro! (como la mayoría de los visitantes ante los ojos incrédulos de otros muchos turistas). Todo es albero y rojo en la plaza, se conserva exquisitamente y es de gran belleza arquitectónica. Si sólo fuera por esto, la entrada de 6 euros por persona podría resultar excesiva, pero el graderío de la plaza esconde el Museo de la Tauromaquia donde se explican los orígenes de la misma, el desarrollo histórico de los juegos de toros, la consagración del toreo moderno, etc, todo acompañado de trajes auténticos pertenecientes a Paquirri o a Antonio Ordóñez y la reinterpretación que algunos artistas modernos han dado a la fiesta de los toros. Además del Museo de la tauromaquia se puede visitar la Colección de Armas de Fuego Antiguas, en la que puede más la curiosidad que el interés histórico y la Real Guarnicionería. A la salida, en la tienda de la plaza se pueden adquirir todo tipo de productos toreros, desde monteras y capotes hasta mandiles y delantales con dibujos de traje de luces. La Plaza de Toros de Ronda es el segundo monumento más visitado de Málaga después de las Cuevas de Nerja.

Hacia la Casa del Rey Moro y el descenso a La Mina

Saliendo de la plaza de toros y cruzando el Puente Nuevo, descendemos por la primera calle a la derecha, la calle santo Domingo, donde a unos 40 metros se encuentra la entrada a la Casa del Rey Moro, que incluye los Jardines de Forastier y La Mina. 8 euros la entrada para dos personas. Y con La mina entramos en el terreno abonado a la leyenda. Una estrecha puerta conduce a un descenso de cerca de 200 escalones desiguales y un desnivel cercano a los 60 metros. Una cueva horadada en la misma roca de El Tajo permite descender hasta casi tocar el cauce del Río Guadalevín gracias al ingenio arquitectónico de los árabes. Es un monumento curioso y con algo de aterrador que más recuerda a una prisión que a una mina de agua que es para lo que realmente se utilizó. Oscuro, húmedo, con permanentes goteras y los escalones siempre mojados se desciende con cuidado agarrado a una baranda de hierro en poco firmes condiciones. Precariamente iluminado por luces artificiales y escasa luz natural que se cuela por las troneras, La Mina puede hacer las delicias de los más pequeños imaginando aquellas historias que hablaban de princesas y prisioneros cristianos. Es cierto que, una vez descendidos los cerca de 200 escalones, sobrecoge saberse situado en el cauce del Guadalevín con todo el peso del Tajo sobre esas bóvedas. Impresiona el sonido que hace el viento al discurrir sobre el cauce encajonado, sonido de tormenta furiosa. Después de bajar, toca subir. Y cansa. Cansa porque además de ser muchos escalones son casi todos desiguales. Tras la subida merece la pena descansar en los coquetos jardines realizador por Forestier, paisajista francés encargado también del parque de María Luisa de Sevilla. Tomamos aliento.

La Colegiata de Sta. María la Mayor y el Ayuntamiento

Subiendo por la calle Santo Domingo a la izquierda enfilamos la Calle Armiñán (donde se encuentra la mayor concentración museística de Ronda, pues en esta vía se hallan el Museo Lara, el Museo de la Caza, el del Bandolero y muy próximo el Museo del Vino) y dirigimos nuestros pasos hasta la plaza de la Duquesa de Parcent, donde se encuentra el Ayuntamiento de Ronda, la hermosísima Colegiata de Sta. María La Mayor (4 euros la entrada por persona) y el Santuario de María Auxiliadora donde Santo Dominguito Savio nos saluda con una frase aterradora "Antes morir que pecar".




Atardecer desde la Alameda y un olvido ¡La mano incorrupta de Sta. Teresa!


Rotundas suenan las campanas de las iglesias rondeñas anunciando la hora del atardecer. Caminamos despacio por la Calle Armiñán hasta el Puente Nuevo, desde que miramos el Tajo una vez más, de ahí, a través de los Jardines de Blas Infante y el Paseo de Orson Welles hasta la Alameda del Tajo. Con el escaparate natural de la serranía de Ronda bajo nuestra mirada nos sentamos en uno de esos múltiples bancos contemplando cómo el sol se desvanece tras los montes... Todo es apacible... Hasta que releyendo las informaciones, los folletos, los pasquines, las guías y las rutas echamos mano a la frente ¡¡La mano incorrupta de Santa Teresa!! Abandonamos la placidez y el merecido reposo del guerrero y a paso brioso nos acercamos hasta la próxima Iglesia de la Merced... Cerrada... La Iglesia comparte espacio con el Convento de la Merced, donde además de ver la mano incorrupta de la santa también se pueden adquirir las yemas de Ronda artesanas, dulce exquisito y bien apreciado por los golosos. El convento cierra a las 18:45, así que se puede dejar el descanso y el atardecer para después. De regreso por la Calle de la Bola hacia el lugar de aparcamiento del coche nos quitamos la espina clavada de las yemas. En muchas de las pastelerías rondeñas hay cajas, normalmente de dos tamaños, la pequeña a 4 euros y la grande a 8 euros. Nos despedimos así de Ronda, la profunda y honda, la ciudad soñada con la firma promesa de regresar y ocupar los espacios que hoy hemos dejado en blanco.

Recomendaciones y enlaces de interés

Dos recomendaciones para llevar consigo: Primera: Algo de ropa de abrigo, incluso en el verano, a última hora de la tarde refresca bastante y no es raro que las corrientes de aire de la Sierra traigan a la ciudad rachas de viento frío. Segunda: Llevar calzado cómodo y de suela gruesa. Ronda es una ciudad para caminar y muchas de sus vías son empedradas, así que se recomienda botas o zapatos de suela gruesa para no dañarse en exceso los pies.
Una recomendación turística: El bono turístico es muy práctico, supone un ahorro y te ayuda muy bien con la planificación de la visita. Se realizan descuentos muy ventajosos para jubilados, grupos y estudiantes.
Una recomendación gastronómica: El Lechuguita es un bar típico y curioso, pero si el visitante desea sentarse ante una buena mesa son numerosos los restaunrantes que ofrecen comida tradicional a buen precio y menús especiales de fin de semana a 10 euros. También está la opción de recorrer algunas tiendas gourmet de productos típicos, las hay en las proximidades de la Plaza de Toros y del Puente nuevo, y degustar algunas de las maravillas serranas (queso, jamón, caza) embutidas en un buen bocadillo.
Otra forma de ver Ronda: por 25 euros se puede alquilar una calesa de caballos y en un paseo de media hora por la ciudad antigua el chófer te lo explicará todo con detalle "buena atención, simpatía, conocimiento...mejor que un guía y más barato que en Sevilla"
Enlaces Generales: la página Turismo de Ronda es muy completa y aparece en español, inglés y alemán. En ella se concentra toda la información útil relativa a las visitas a Ronda, desde callejeros y bonos turísticos hasta una completa guía de restaurantes y alojamientos, ocio activo, turismo de aventura, etc. Otro de los enlaces que ofrece información muy detallada es la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, donde se realiza un importante recorrido por la historia y el arte rondeños y dónde se facilita gran cantidad de información práctica sobre cómo llegar desde casi cualquier punto de la provincia. Otras páginas a visitar son Ronda Net, Serranía de Ronda, Serranía Ronda o la programación de la emisora local Radio Ronda
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