Y atrás queda el Mediterráneo con su espejo de brillos antiguos y delante se abre la Sierra de las Nieves con su puerta asomada al mar que es Ojén para luego llegar a Monda y a Guaro y a Tolox y a Alozaina y a Yunquera y, por fin, a El Burgo, acunado entre el poderoso roquedal de la serranía, entre los picos graníticos y los almendros en flor. El Burgo muestra así su cara agreste de serranía dura y su cara delicada de colores vivos e intensos. Y en este enclave que late en el corazón mismo de la sierra se nos permite conectar con Ronda y con Antequera y con Casarabonela y con el Mediterráneo. Las culturas antiguas lo eligieron y así los íberos construyeron aquí sus castros y después los romanos y más tarde los árabes y después los cristianos. Un oasis entre las montañas, un río caudaloso que aplaca su sed, terrenos aptos para el cultivo... Vive así El Burgo como cruce de caminos antiguos y paraíso ecológico moderno... ¡Ah! y no faltan las historias que hablan de bandoleros para contar al amor de una brasa y con las que asustar a los más pequeños...
Llegamos, las primeras luces de El Burgo
Embebidos por los colores que parecen extraídos de una paleta impresionista nos aproximamos al centro urbano de El Burgo. Atrás hemos dejado las falsas campiñas, los más de ochocientos metros de altura del Puerto de las Abejas, los almendros que coloreaban las laderas de las montañas... Ahora cruzamos el río Turón por el Puente Nuevo para adentrarnos en las venas de este corazón serrano que no deja de palpitar. Estacionamos frente al Colegio Público San Agustín, en la calle Las Erillas, justo frente a la fuente de El Conejo, antigua Cañada Real de paso obligado. El centro urbano de El Burgo está muy bien señalizado y el viajero no ha de albergar temor a perderse... Seguimos las indicaciones que nos llevan hasta el "Casco Histórico" para desembocar en la plaza de Abajo. Vemos ya en las calles burgueñas mucha actividad, se nota que es un pueblo vivo, que las gentes hacen vida social en la calle, que el murmullo de la vida cotidiana se va trasladando, como los girasoles, en busca del sol. Se mueven así los hombres mayores buscando a cada rato los bancos más cálidos, yendo de la plaza de Abajo a la de Arriba en un paseo trazado de manera casi rectilínea... Charlando en voz alta, haciendo de sus comentarios banda sonora en nuestro paseo... Observamos también que El Burgo tiene una buena oferta hostelera, son numerosos los restaurantes que ofrecen sus menús en el centro urbano con cartas para todos los gustos. Tomamos, a la derecha, la calle Real, una de las principales avenidas en las que se halla el Ayuntamiento, el estanco y correos y que nos llevaría hasta la plaza de la Villa si continuáramos de frente, pero optamos por tomar un camino a la derecha que promete acercarnos hasta el río Turón gracias a la Ruta de la Acequia del Molino.
La Ruta de la Acequia y mucho más...
Cuando las calles de El Burgo escapan hacia el horizonte, la mirada se topa con el roquerío de las montañas, con los campos de cultivo... La ruta de la acequia discurre a lo largo del Río Turón, desde el puente Nuevo y bajo las chumberas que sustentan las antiguas murallas. Este paseo nos llevará hasta la antigua Fábrica de Harina y posteriormente Fábrica de Sal que no es otra cosa que un molino de considerables dimensiones que ahora permanece en ruinas pero que permite hacerse una idea cabal de la importancia que llego a tener. Comenzamos el camino arrullados por el fuerte murmullo del Turón que bravío y generoso en agua desciende desde las montañas... El paseo discurre a su vera, bajo una ingente cantidad de chumberas. Este es un espléndido paseo que circunda la parte más baja del municipio y nos permite descubrir parte de su pasado. Caminamos bajo un imponente roquerío que se cruza en el propio paseo, que cierra el paso en ocasiones hasta abrirse, como se abre el cauce, ensanchándose a los campos y a las montañas. Este paseo nos sitúa, además, bajo las murallas de la antigua fortaleza y ofrece una idea de su inexpugnabilidad. Llegamos a las antiguas ruinas del molino. Junto al paño de uno de sus muros discurre un estrecho callejón que nos lleva a la parte más baja del pueblo. Toca ascender. En el camino se pueden observar algunos de los fragmentos que integraban las antiguas murallas del castillo y que ahora forman parte de las sólidas paredes de viviendas particulares. La calle Casas Largas nos lleva hasta las estribaciones de la plaza de Arriba. Seguimos, de nuevo, las indicaciones para llegar hasta la iglesia de la Encarnación. El Burgo tiene un encanto de fuerte carácter rural, de ambiente auténtico e inviolado. Sensación que se acrecienta aún más al estar rodeado de imponentes montañas. Llegamos al templo que se levanta, desde el siglo XVI, sobre una antigua mezquita y que posee incluso el que fuera un alminar convertido en torre campanario. Destaca la entrada del templo, que se abre sobre un mirador natural que nos permite contemplar la compleja orografía de la Sierra de las Nieves. En su interior sobresale el artesonado, una armadura de madera que ofrece complejas formas, asimismo, también destacan los camarines dedicados al patrón de la villa, San Agustín, y a la Purísima Inmaculada. Contemplamos que algunos árboles repartidos por el casco urbano están acompañados de una loseta en la que indican no sólo su tipología, si no la historia que les acompaña, tal es el caso del Árbol de Amor que nos habla de monedas de oro y de Judas Iscariote... Desde la plaza de la Villa, donde se ubica la iglesia de la Encarnación bajamos por la calle Escaloncitos hasta la Plazuela, desde donde se puede observar la torre del castillo, en mejor conservación que otros paños de las murallas, pero que de igual forma se encuentra integrada en las casas, que la han asumido como propia. Llegamos de nuevo hasta la plaza de Arriba y la cruzamos para dirigirnos hasta la ermita de San Sebastián, aparejada al cementerio de la localidad. Tuvo un uso curioso. Fue mandada construir en el siglo XV por los Reyes Católicos, y durante el siglo XIX "era lugar de citación para comunicar a los vecinos los asuntos graves, los cuales eran previamente citados a toque de rebato". Actualmente se encuentra en proceso de restauración. Junto a la puerta hay un banco de forja en el que nos sentamos a reposar y contemplar así una buena vista. Descendemos de nuevo, cruzamos la plaza de Arriba y tomamos la dirección de la calle Enmedio para visitar la iglesia de San Agustín. Pronto observamos su torre campanario sobre el que se erige una figura del Sagrado Corazón que parece orar en dirección a las montañas. Es una edificación moderna, construida a mediados del siglo XX, donde los párrocos hicieron un gran esfuerzo por lograr fondos del gobierno de Franco en plena posguerra. A esta iglesia le acompaña una historia triste. Antes de terminarse la casa del cura, dos niños jugaban en una explanada junto al templo, donde encontraron una bolita de hierro, se fueron a jugar a la calle Porrillo y allí quitaron la anilla de la bolita y la hicieron explosionar. Era una granada de la guerra civil. Uno de los niños murió. El día 27 de abril de 1952 se inauguró la iglesia. En su interior destacan su retablo y las imágenes de San Agustín, la Virgen de Fátima, San José y el Crucificado. Salimos y descendemos hasta la calle Real. Nos han recomendado un sitio de cocina casera y platos típicos pero... - Ustedes entenderán, una se ha hecho mayor, los hijos están fuera y no se puede llevar el negocio de la pensión y el restaurante a la vez. Sí que hacía platos caseros, sí, de los de toda la vida, para que no se pierdan,- nos contesta la dueña de la Pensión Restaurante Sierra de las Nieves. - ¿Y dónde nos recomienda usted comer?-, inquirimos.- Pues hay muchos, majos, el de allí enfrente, el de la esquina, la venta que está en la salida del pueblo, todos son buenos-. Nos despedimos de ella y decidimos tres cosas: visitar el Mirador del Guarda Forestal, comer en la venta del Yoni (que es como se llama la venta que se sitúa fuera del pueblo) y acercarnos, ya entrada la tarde, al Área Recreativa de la Fuensanta. Pero antes buscaremos los indicios del bandolero Pasos Largos y el puente romano.
Pasos Largos, el Puente Romano y el Mirador del Guarda Forestal
Fue un bandolero. Y como toda sombra alargada que acompaña a la leyenda unos lo definen como auténtico Robin Hood que robaba a los ricos para dárselo a los pobres y otros como un cruel y sanguinario asesino que tuvo en jaque a la Guardia Civil de la Serranía a comienzos del siglo XX. El caso es que participó en la guerra de Cuba y que está documentado asesinó a dos miembros de una misma familia, que fue preso en 1916 e indultado en 1932. Una vez libre volvió a las andadas, a los asaltos y a la caza furtiva. Su muerte en la cueva de Sopalmillo está rodeada de misterio, unas voces cuentan que fue traicionado por un compañero aunque la versión oficial asegura que fue tiroteado por la Guardia Civil. El Burgo recuerda al personaje de Pasos Largos, Juan José Mingolla Gallardo, con una estatua y un panel informativo. La leyenda todavía cabalga por la Serranía de Ronda y las abuelas aún asustan a sus nietos diciéndoles.... - Pórtate bien o vendrá Pasos Largos y te llevará-. La estatua y el panel se encuentran en el Cruce, en la entrada del municipio, muy próximo a donde hemos estacionados el coche. Nos subimos y, desde dentro del municipio, tomamos dirección Casarabonela. Tras quinientos metros, y ya saliendo del pueblo, hallamos el Puente Romano. Una construcción robusta, recia, con un solo ojo de medio punto y de sólida piedra. Se cree que formó parte de la Vía Augusta y por él se tomaba el camino a Málaga, de ahí el nombre que se le daba como "Puente de Málaga". Desde su construcción hasta hoy han pisado esas piedras nobles, plebeyos, árabes, legiones romanas, carros, burros, coches.... Regresamos por la calle por la que hemos llegado con la promesa en un futuro próximo de recorrer ese camino que comunica El Burgo con Casarabonela. Llegamos hasta el Cruce y tomamos dirección Ronda. Apenas a dos kilómetros del centro urbano, por una carretera sinuosa, llegamos hasta una explanada situada tras un promontorio rocoso. Estacionamos y caminamos un trecho por un camino de piedra que circunda un pico. Una vez bordeado, se abre ante nosotros un espectáculo majestuoso. Las cimas, los valles, los senderos que configuran Sierra de las Nieves. Los pinos, los olivos, los almendros que conforman su flora. Un ave rapaz, probablemente un águila, surca el cielo sobre nuestras cabezas. Desde aquí se escucha el murmullo lejano del río de El Burgo antes de convertirse en el Turón. Apreciamos apenas las primeras estribaciones del Valle del Guadalhorce. Sobre el pico, la figura de un guarda forestal señalando el horizonte acompañado de un niño nos habla de promesas de futuro y de cómo las generaciones venideras habrán de mirar este paisaje para conservarlo. Nos sentamos entre las piedras y descansamos, mecidos por la brisa fresca. Nos damos cuenta de que se nos ha abierto el apetito.
La "Venta del Yoni"
Se sitúa frente al caserío de El Burgo. Frente a su terraza se encuentran las murallas, las casas más altas, parte de la iglesia de la Encarnación, las chumberas y, abajo, el cauce del río Turón y el paseo de la Ruta del Molino que hemos recorrido esta mañana. Es un lugar privilegiado, una venta de paso que también pone a disposición de los visitantes carnes a la parrilla en primavera y verano. Miramos la carta y nos sorprende. Comida auténticamente tradicional, serrana, típica. Entre su oferta sopa de picadillo o sopa de los siete ramales, corderos al horno, ajoblanco de manzana y gazpacho... No podemos resistir la tentación y pedimos un ajoblanco de manzana, 3,5 euros; una sopa de los siete ramales, 5 euros; un cordero asado, 10 euros; una carrillada guisada, 8 euros; una cerveza de tercio y una botella de agua de litro y medio. Total: 29, 50 euros. Destacar la sopa de los siete ramales, una auténtica institución en la serranía y que nos habla de platos de subsistencia y que ahora se han transformado en un aliciente más para atraer al turismo. Una sopa hecha a base de pan viejo, de cebolla, de tomate, de patata, de ajo, de espárragos trigueros y con huevo frito colocado en la parte superior. Nos recuerda al gazpacho caliente que tomamos en Benalauría. Está deliciosa, de sabor contundente y muy terreno, pegado a la tierra, pero con muchos matices. Tal es la importancia de esta sopa que incluso tiene su propia fiesta el 28 de febrero, el "Día de la Sopa de los Siete Ramales", está declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial y se hace coincidir con al celebración del Día de Andalucía. Poner nota al ajoblanco sobre cuya superficie, de un blanco inmaculado, destilan sus jugos unos gajos de manzana. Nos vamos del Yoni con el placer de recomendarlo y de la buena atención, al que hay que sumar su enclave privilegiado sobre el Turón y frente al caserío de El Burgo. ¡Ah! Deliciosa carrillada y espléndido cordero...
El área recreativa de la Fuensanta
Apenas un kilómetro antes de llegar a El Burgo desde Yunquera encontramos el desvío hacia el área recreativa de la Fuensanta y de los Saucejos. Una pista de tierra perfectamente transitable en coche (turismos incluidos) discurre junto a un río. Arbolada y umbría nos conduce hasta el área recreativa de la Fuensanta. Unas decenas de bancadas y mesas de madera y varias barbacoas forman parte del equipamiento. Pero contar que junto a ellas se encuentra el edificio del antiguo Molino de la Fuensanta, una construcción seria y de dimensiones considerables todavía en pie y que alberga en su interior baños públicos, etc. En una de sus paredes se puede ver la imagen de la Virgen de la Sierra de las Nieves, a la que se rinde homenaje el día 5 de agosto con una misa en el transcurso de la celebración de su romería. Hay gente, familias y grupos de amigos. Algunos de ellos han venido en automóvil, otros, caminando. Charlan y comen tardíamente. Es un lugar perfecto para estar en contacto con la naturaleza, de fácil acceso y con gran predicamento entre las gentes de la zona.
Despedida
Dejamos atrás la Fuensanta. Y paladeamos aún en nuestra memoria más reciente los paisajes que rodean El Burgo. El horizonte desde el mirador, el guarda, auténtico vigía de la memoria, señala a su pupilo el camino que tenemos que seguir en estas tierras a las que la Unión Europea reconoció con el premio EDEN como Destino Turístico de Excelencia en 2008 y la Junta de Andalucía con el Premio Formación e Investigación Turística 2009. Observamos las tierras a nuestros pies y queremos pensar que la vista que se extiende ante nuestros ojos no debe ser muy distinta a la que contemplaron los íberos y los romanos y los árabes y Pasos Largos cuando, desde aquí oteaban el aliento de su tierra. Así la vean también las posteriores generaciones.
Consejos turístico y enlaces de interés
Senderismo: Para aquellos que gusten de andar, El Burgo es su sitio. Más de una decena de rutas parten desde el núcleo urbano y transitan por el protegido territorio de Sierra de las Nieves. Desde las de corto recorrido como la de Los Peñones, el Dique y el Laro o la Fuente Nueva; hasta las de largo recorrido como el Peñón de Ronda o el de Sierra de la Cabrilla; pasando por los de medio recorrido que llevan a la Fuensanta, al nacimiento del río Turón, o al Monte del Viento. Sin duda una oportunidad única de conocer la flora y la fauna en su estado más auténtico. Nueva web turística de la Sierra de las Nieves: La Mancomunidad y el Grupo de Desarrollo Rural Sierra de las Nieves han creado una herramienta muy útil para el viajero, la página web destinosierradelasnieves.com. En la página se aglutinan la mayor parte de los recursos turísticos de la comarca. Es fácil y sencilla de utilizar. Muy práctica.
La quema de Judas: Esta singular celebración tiene lugar durante el Domingo de Resurrección, en Semana Santa. En la plaza de Abajo, tras procesionarse las imágenes de la Virgen de la Medalla Milagrosa y el Corazón de Jesús se encuentran con la imagen del Judas, un inmenso muñeco de trapo repleto de serrín y de cohetes que se prende con gran algarabía de tracas, de petardos y de fuegos de artificio. Se puede ver un vídeo de la celebración pinchando AQUÍ.
Enlaces de interés: Además de los ya citados, tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la página web municipal de El Burgo.
Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.
4 comentarios:
Quiero estar en la Fuensanta comiendo sopa de los siete ramales.
Precioso todo y riquísimo.
Besos
Nekane
Creía que conocía El Burgo.Gracias a ti lo voy a conocer mejor.Cualquier día de estos.
saludos.
Queridos blogeros y viajeras:
hemos superado las 43000 visitas a estos bellísimos pueblos malagueños.
Gracias,Isra, por llevarnos.
Un abrazo.
muy recomendable esta carretera para ir a Ronda desde Marbella o alrededores. Es una carretera que discurre por parajes y paisajes maravillosos. El Burgo sería un buen sitio para pararse a desayunar, por ejemplo. Y no se tarda mucho más que por la carretera de San Pedro; y además está menos transitada.
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