Valle de Abdalajís, Abd-El-Aziz, hijo de Muza. Valle de Abdalajís que antes fue Nescania. Valle de vuelos altos, vista de águila, volar, sueño del hombre. Valle de Abdalajís apretado sobre un roquerío de grises y blancos. Valle de olivo y cereal. Valle de Andalajís de inquieto pasado romano, árabe, celta, íbero, púnico... Valle de Andalajís, centro geográfico de la provincia de Málaga. Valle de Abdalajís, parada y fonda del caminante andalusí. Valle de Abdalajís desde las alturas, desde el cielo, desde el aire. Valle de hombres y de pájaros. Valle y montaña.
On the road y algunos datos
Se observa, al fondo, el roquerío calizo, casi blanco al final de cuya ladera se encarama Valle de Abdalajís. Los campos que lo rodean parecen un puzzle, una combinación de telas superpuestas que se asemejan a un patchwork. Se compone del verde de los olivos, del amarillo del cereal. Todo son lomas y cerros. Algún cortijo aquí y allá, blanco sobre el amarillo. Es un deleite conducir despacio por esta estrecha y sinuosa carretera que une Álora con Valle. Se ven caballos, se escucha, en la quietud de la mañana algún relincho. El trigo está alto, los olivos de profundo verde. Las rocas señalan sus propios hitos sobre el horizonte. Todo el campo está serpenteado por innumerables caminos rurales. Hace apenas 5 kilómetros que hemos dejado atrás el frutal Valle del Guadalhorce y la diferencia entre el color de la tierra, los cultivos, el paisaje, es enorme con esta tierra próxima a Antequera. Valle de Abdalajís se sitúa en el centro geográfico de la provincia de Málaga, muy próximo, al sur, del Torcal de Antequera. Históricamente, por sus situación, fue paso obligado entre el norte y el sur de la provincia y de Andalucía. Con el legado de los viajeros recogió su rica historia. Su visión, junto a la enorme montaña que le precede se asemeja a un alumbramiento. Casi parece formar parte natural de ese roquerío de piedras. Valle de Abdalajís es conocido por ser uno de los lugares de la provincia más propicios para practicar ala delta, vuelo libre y parapente, sus alturas y constantes térmicas del aire lo han convertido en centro neurálgico para la realización de este deporte. También cuenta con cerca de 75 vías de escalada de diferentes grados de dificultad. Los menos temerarios también pueden practicar senderismo o cicloturismo a través de la información y las rutas que explicaremos más adelante.
Al llegar a la entrada del pueblo tomamos la dirección Centro Urbano que nos lleva directamente a la Plaza de San Lorenzo, la plaza principal del municipio. Aparcamos en alguno de los primeros sitios que veamos libres y si no, un poco más arriba del ayuntamiento. No es un pueblo grande, así que podremos acceder a todos los lugares que deseemos visitar de manera muy fácil y rápida. La mole de piedra preside la visión desde prácticamente todas las calles de Valle de Abdalajís. Es impresionante y cuando ascendamos hasta uno de nuestros objetivos, aún más. Iniciamos la visita desde el propio ayuntamiento. Muy próximo a él se encuentran el Museo Etnográfico, la Iglesia de San Lorenzo y el Palacio de los Condes de Corbos que son casi todo uno. No hay pérdida. En la plaza del Ayuntamiento hay un estanco donde poder comprar sellos y postales para enviar un recuerdo, el buzón está a escasamente diez metros de allí, frente al mercado municipal, en la inferior plaza de San Lorenzo. Comenzamos por orden de situación.
Los vallesteros, gentilicio de los habitantes de Valle de Abdalajís han tomado hoy las proximidades y el interior del templo. Es tiempo de comuniones y, endomingados, han acudido en procesión a ver cómo sus hijos, hijas, sobrinos, nietas, etc... realizan este ritual sacramental. Quizá la imagen de la iglesia sea un tanto más despoblada en otras épocas del año, lo que seguro no le resta belleza. Nos asomamos al interior donde se celebra la misa y los vallesteros atienden a las palabras del párroco. En silencio y con respeto nos colamos entre las filas para contemplar las tres naves de la iglesia y la cantidad de imágenes que guardan en su interior: vemos una Virgen de los Dolores, una Santa Rita (patrona de los funcionarios), un San José, una Virgen del Carmen... Es un templo sencillo y recio, sin profusión de decoraciones pero con encanto. La iglesia, según leemos en nuestros documentos extraídos de la web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, se terminó de construir en 1599.
Salimos de la Iglesia y, tal como nos ha indicado el dueño del estanco, entramos en la primera puerta a la izquierda, es el Museo Etnográfico y la Oficina de Turismo. Lo primero que nos sorprende es encontrar en su interior una docena de mountain bikes aparcadas. - ¿Y esto?-, preguntamos a la chica que nos atiende. - Se alquilan a 20 euros el día, más otros 20 euros de fianza-, nos contesta. - Pero hoy no se pueden utilizar porque estamos renovando su seguro. Aquí se inicia una conversación acerca de las diferentes actividades que se pueden realizar en Valle de Abdalajís. En la Oficia Turística ofrecen información de todas las posibilidades, rutas, teléfonos de contacto, etc. En forma de dípticos, y fotocopias para que el viajero pueda llevarse consigo una descripción detallada de todas ellas. Para la mountain bike hay varias posibilidades de la que se nos recomiendan dos: la Ruta de Los Nogales, señalizada, de 17 kilómetros de distancia, de dificultad media y 517 metros de desnivel acumulado. Todas las rutas comienzan desde el centro del pueblo, frente al Cuartel de la Guardia Civil, donde se encuentra ubicado el panel informativo. La segunda ruta es la de La Rejoná, también señalizada, de 20 kilómetros, con 487 metros de desnivel acumulado y catalogada con dificultad media alta. Para practicar trekking o senderismo se nos ofrecen tres posibilidades el Paseo Rural PR-A85, conocida como la Ruta del Nacimiento, el PR-A86, Ruta de la Ratilla y PR-A87, Ruta del Torcal del Charcón. Echamos un vistazo a la información sobre Ala Delta y Parapente, pero optamos por dejársela a los expertos, se puede visitar la página web de la Capital del Vuelo donde se ofrece más información, precios, meteorología, guía, posibilidades, etc... Con toda esta información en la mochila y abriendo nuestras perspectivas para otras ocasiones decidimos continuar con nuestro plan y visitar el adjunto Museo Etnográfico.
Tienen este tipo de museos sencillos la capacidad de trasladarnos, por lo auténtico y real de sus piezas, hasta tiempos pasados con una vividez impresionante. El Museo Etnográfico, ubicado en un salón con arcos de medio punto, oscuro y fresco. Cuelgan de sus paredes, se apoyan en ellas, en el suelo, multitud de utensilios de labranza, hoces, horcas, yuntas para burros, canastos. En uno de sus rincones, hasta un maniquí cose con una vieja máquina. Asimismo también podemos observar la reproducción auténtica de una pequeña cocina con todos sus utensilios cotidianos. Es un museo sin duda instructivo y didáctico, reflejo de nuestro pasado, eminentemente rural, que hemos de conservar para que no caiga en el olvido. Salimos del Museo Etnográfico y a la izquierda, adyacente, encontramos la Torre del Palacio de los Condes de Corbos. El palacio, del siglo XVI posee la planta de una enorme casa solariega. Pintada su fachada de blanco con cenefas amarillas resulta casi tan imponente como la iglesia. Se adivina el patio interior y el esplendor de antaño en sus paredes. Por donde hemos venido regresamos y bajamos a la plaza de San Lorenzo.Todo está muy próximo.
La plaza de San Lorenzo tiene en uno de sus laterales el mercado municipal, una curiosa porticada con los puestos de venta de charcutería, pescadería, verdulería y carnicería mostrados directamente al público. El cobijo que tienen los posibles compradores en caso de lluvia o de fuerte sol es el soportal. Hay media docena de puestos con aparente buen género, bastante concurrido por los vallesteros. En la portada del mercado, algunos azulejos nos informan del contenido de los puestos, dibujando productos de la huerta, de la carne o embutidos. Resulta curioso y siempre es una buena opción para comprar algo de chacina, una barra de pan y hacerse un buen bocadillo si el visitante quiere hacer alguna de las rutas previstas anteriormente. Otro de los laterales de la plaza lo conforma una fuente decorada profusamente con dibujos de algunas aves y una perspectiva del pueblo. En otro lateral de la fuente se encuentra el monumento de La Peana, sin duda uno de los restos arqueológicos más destacados de Valle de Abdalajís, no quizá por su espectacularidad, pero sí por su trascendencia histórica. La Peana es el pedestal de una estatua dedicada al emperador Trajano y data del año 107dc. Tras su descubrimiento, que fortalecía la existencia de la ciudad romana de Nescania en lo que ahora es Valle de Abdalajís, la pieza fue llevada hasta Antequera en 1585. Tras años de luchas oficiales y reclamaciones, la pieza fue devuelta a Nescania, a Valle de Abdalajís. Tras estas visitas, vamos a subir a uno de los puntos más altos.
Desde que hemos llegado a Valle de Abdalajís, y con la presencia sempiterna de la mole montañosa sobre nosotros, hemos observado que hay una trazo blanco sobre el roquerío. Un trazo blanco que se asemeja a una barandilla de piedra, rematada con una cruz de considerables dimensiones. Leyendo la información que portamos con nosotros, deducimos que habrá de ser la Ermita del Cristo de la Sierra. Preguntamos, así es. Para llegar hasta el punto de acceso a la subida hay tantas posibilidades como calles tiene el pueblo. Nosotros optamos por la que creemos más cercana. Caminamos por calle Real unos cien metros y tomamos a la izquierda la calle Cristo de la Sierra, perfectamente restaurada, escalonada, con flores a los lados y con la vista de nuestro objetivo frente a nosotros, arriba. Llegamos a la calle de Juan Chamizo, atravesamos la Plaza del Sol hacia arriba y tomamos calle Calvario a la derecha. Enseguida encontramos una indicación hacia la ermita, una arco de entrada indica claramente por dónde hay que ascender. Es un buen trecho de subida, con escaleras en perfectas condiciones. En el camino nos encontramos con un rebaño de ovejas considerable acompañadas de su pastor que nos saluda con la mano amistosamente. Seguimos ascendiendo con un par de paradas para tomar notas y, sobre todo, tomar aire. Llegamos. La Ermita del Cristo de la Sierra es de reciente construcción, año 1957, lo que no impide que su interior esté repleto de ofrendas, plegarias y fotografías. Las vistas desde aquí arriba son impresionantes. Valle de Abdalajís a nuestros pies se asemeja al fondo de una caldera entre los montes... Cerro Alto, Peñón de la Horca, El Camello, las Yeseras.... Aún queda más altura sobre nosotros desde este murallón de piedra. Observamos el trazado del municipio. Curiosamente, frente a otros pueblos que hemos visitado, Valle de Abdalajís tiene una plano muy rectilíneo, casi rectangular. Dentro de su antigüedad parece una construcción racionalista. El paso de los árabes por estos lugares apenas si se traduce en su trazado. Leemos. Parece ser que la comunidad árabe que se asentó en estas tierras durante cerca de 700 años nunca llegó a formar una gran núcleo poblacional, más bien fueron una serie de alquerías y casas de campo diseminadas las que pusieron de nombre Abdalajís a la que fue Nescania, destruida a su vez por los Vándalos y los Visigodos... Quizá sea esta la razón para observar este trazado rectilíneo. Continuamos. Desde el lateral izquierdo de la ermita asciende un sinuoso tramo de escaleras que nos llevará hasta el mirador del Gangarro. Se pasa por un puente de hierro y comienza la subida. Estupendas vistas. Desde el pueblo nos llegan el trinar de pájaros y, tan alto, apreciamos junto a nosotros el aletear de las golondrinas. Desde aquí no nos extraña que sea este un paraíso para practicar parapente o ala delta. Aún queda mucha montaña sobre nosotros y, ya desde aquí, las vistas son espectaculares. Tras un rato observando y poniendo nombres a las cimas, decidimos descender. Nos hemos ganado la comida. Por cierto la bajada se torna bastante empinada desde el mirador del Gargallo, no tiene ninguna dificultad, pero siempre es mejor extremar las precauciones.
Las comuniones han atestado los restaurantes del municipio, así que optamos por tapear y tomar algunas raciones. Preguntamos a dos o tres vallesteros y nos señalan el Bar Pilas - El Rincón del Tapeíto como la mejor de las opciones. Optamos por tomar una tapa y una caña y probar. Tras degustar una tapa de queso en aceite en su punto, una de panceta plancha deliciosa y dos cañas bien frías, no pudimos quedarnos sólo en eso y al final decidimos meternos en el cuerpo algo más contundente. Otras tres cañas, una ración de filetitos plancha (6 euros), otra de chorizo plancha (5 euros) y una de almejas salteadas (6 euros) damos la comida por cerrada. Total, 22 euros. Alabar que la comida vallestera tiene mucho en común con la antequerana, de ahí que sean famosas su porra, sus migas o sus ollas. Pero cada vez resulta más complicado encontrar lugares donde además de comer bien y a un precio razonable se encuentren platos enteramente típicos. Se elaboran quizá en las casas, en las comidas familiares, pero es más difícil hallarlas para el público en general. La gastronomía tradicional, como patrimonio intangible de un lugar habría de cuidarse e incentivarse más, que fuera más sencillo encontrarla o desgustarla más allá de su contexto cotidiano. Son platos de sabiduría pura, de arraigo y raigambre que deberían conocerse mejor. En todo caso, las tapas y raciones del Rincón estaban deliciosas, además, si se reserva con 24 horas de antelación se puede degustar porra antequerana, migas o sopas perotas. Por cierto que el bar se encuentra en otra de las esquinas de la Plaza de San Lorenzo.
Recomendaciones: todo está muy cerca en el municipio. Si la intención del viajero es complementar la visita con una ruta senderista o cicloturista, recomendamos visitar primero la oficina de turismo, donde se les facilitará completa información. Conviene llevar algo de ropa de abrigo ligera, la presencia de la montaña hace que las temperauras bajen un poco llegada la noche. Como siempre, calzado cómodo y ganas de andar. No está de más llevar unos prismáticos si se quiere subir hasta la Ermita del Cristo de la Sierra, la panorámica del pueblo y del valle es sobrecogedora.
Enlaces de interés: Como páginas de referencia sirvan la del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la web municipal del Valle de Abdalajís.
Turismo activo: La llamada Capital del Vuelo tiene su propia página web en la que se recogen todas las posibilidades para aquellas personas ineteresadas en el parapente o el ala delta. Es una página web bastante completa y con mucha información. Muy próximo a Valle de Abdalajís se encuentra el Chorro y el Parque Natural del Desfiladero de los Gaitanes, uno de los parajes más impresionantes de la provincia y del que ya hablaremos profusamente en otra ocasión.
Este blog queda abierto a todas las sugerencias y recomendaciones de sus lectores. Quiere ser una puerta abierta y cuantas más opciones haya, mejor. Os esperamos en El Color Azul del Cielo.