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101 MÁLAGA: SUEÑO MEDITERRÁNEO (Segunda Parte)

martes, 22 de marzo de 2011


Proviene de la primera parte,
101 MÁLAGA: Sueño Mediterráneo,
que se puede consultar en el propio enlace


Picasso, el museo

Perfila Picasso con su mirada una nueva visión de Málaga. La Málaga de rostro sesgado, bosquejado a veces, tamizada la normalidad por el cincel de un aliento distinto, diferente, único. Quizá nada sea casual. Quizá los múltiples rostros de Málaga esbozaran en aquel niño que jugaba en la plaza de la Merced la idea de una mirada sin igual, deshilaran en la mente del pintor universal el perfume del salitre, el vuelo raso de las gaviotas, las mujeres y hombres tendidos en los arenales. Quién sabe cuál sería el germen que culminó en el desbocado cubismo. Pero no hay duda de que el Mediterráneo malagueño está siempre presente en la vida de Picasso, ya sea como una ensoñación de la infancia o como un aliento en su adn. Con estas ideas pergeñando en nuestra cabeza guardamos la civilizada cola.
El Museo Picasso ocupa el antiguo Palacio de Buenavista. Paredes blancas, encaladas. Un edificio majestuoso con cierta disposición ascética erigido en el siglo XVI. Todo en Málaga es vanguardia y pasado, y así bajo este templo de modernidad que alberga una de las obras más prolíficas y rompedoras del siglo XX se encuentra un yacimiento arqueológico en el que fenicios, romanos y árabes parecen compartir con Picasso su gusto por la esencia mediterránea en su obra.
Son 155. 155 obras que sirven para trazar un perfecto mapa de la evolución de Pablo Ruiz Picasso como pintor y escultor. 155 obras que avalan la existencia de este museo en Málaga, ciudad natal del artista, y que lo transforman en el más visitado de la provincia. Encontramos libros ilustrados, pintura, dibujo, escultura, cerámica, obra gráfica en un arco temporal que va desde 1890 hasta 1973. Son ellas, las 155 obras, las que cobran protagonismo absoluto. Las paredes blancas permiten la explosión de los colores y las composiciones, percibir los perfiles imposibles, las palomas a punto de iniciar un vuelo imaginario, la volatilidad de sus esculturas.
Nos sumergimos en el onírico mundo del autor, flotando, vagando, mirando al resto de visitantes con una visión nueva. Descomponemos sus rostros y los volvemos a componer en un juego de rompecabezas equívocos. Visitantes de paso que saltan de una obra a otra. Visitantes apasionados, que hablan con certeza de ese o este brochazo. Visitantes descreídos, incapaces de poner en valor lo rompedor de la obra. Visitantes concienzudos, que desmenuzan y se acercan y se alejan y respiran Picasso por los poros. Nosotros saltamos, hablamos, creemos, desmenuzamos. El Museo Picasso requiere tiempo y necesita que el visitante aporte, solo hay que abrir la mente y dejarse llevar.
Toda la información acerca del museo, horarios, tarifas, exposiciones temporales, la colección, orígenes y obras, agenda, noticias, etc… Se pueden encontrar en la página web http://www.museopicassomalaga.org/. Nosotros hemos adquirido la entrada combinada a la Colección Permanente y a la exposición temporal “Kippenberger miró a Picasso" (8 euros por persona. El acceso a la colección permanente es de 6 euros y la exposición temporal de 4,50 euros). Como recomendación aparte de esta visita y afrontando un gasto generoso pero muy bien empleado, recomendamos desayunar un día en la cafetería del museo, en el patio, agua y piedra. Una auténtica gozada antes de que el recinto termine de desperezarse, cuando las obras aún parece palpitar y quitarse el sueño para vencer el amanecer.

Desde la Plaza de la Merced hasta el Museo de de Arte Flamenco Peña Juan Breva pasando por la Casa Natal de Picasso

Desde el Museo Picasso abordamos de nuevo la calle Granada, cruzamos por delante de la puerta de El Pimpi, que tantas satisfacciones nos ha ofrecido hace apenas un rato y continuamos el paseo por esta vía siempre bulliciosa hasta llegar a la plaza de la Merced. Si la calle Larios era la arteria principal de Málaga, la que nos conducía a su corazón, la plaza de la Merced es el epicentro de un terremoto. Lugar habitual de reunión de los más jóvenes al terciar la llegada de la noche y de turistas, familias tempraneras y palomas en las horas del mediodía tardío. En el centro de la plaza se yergue hacia el cielo el monumento al general Torrijos, uno de esos raros hombres comprometidos con el ideal y la libertad por encima de todas las cosas, afán que le causó la muerte violenta y cuya historia completa se puede leer en este enlace.
Asomada a la propia plaza de la Merced se asienta la Fundación Picasso y que incluye en su haber el Museo Casa Natal del artista. Entramos (2 euros). En la página web de la Fundación Picasso encontramos toda la información de sus objetivos, publicaciones y actividades. El precio de la entrada incluye una audioguía en la que se explica con detalle los orígenes del que fuera niño Pablo, su familia y sus primeros pasos en Málaga. Curiosa visita por saberse en el lugar en el que nació uno de los grandes genios creativos del siglo XX. Participamos así de un fragmento más de su vida y entendemos cómo se forjó su mirada desde estos balcones y en esta misma plaza. Para los más interesados en la vida del pintor, se puede descargar en la web de Málaga Turismo una ruta específica que abarca la visita a 13 puntos de influencia en la vida del artista, la Málaga Picassiana. Desde la Fundación Picasso hasta la Plaza de Toros de la Malagueta pasando por la iglesia de Santiago, el antiguo Museo Municipal o la antigua Escuela de Bellas Artes.
Desde la Casa Natal avanzamos en nuestro camino de descubrimiento de Málaga para afianzar nuestros pies en la portada del Teatro Cervantes. Destaca el color gris de sus paredes frente a las nubes azules que se imprimen sobre el lienzo del horizonte. El Teatro Cervantes es un edificio construido en 1870 y su interior recoge durante todo el año una completa programación musical y teatral que eclosiona de manera definitiva durante la celebración del Festival de Cine Español de Málaga, siendo sede principal del festival y lugar donde se realizan las ceremonias de inauguración y clausura. En la página web http://www.festivaldemalaga.com/ se pueden encontrar todas las referencias acerca de este evento que genera mayor expectativa con cada edición y que añade más vitalidad durante unos días de marzo y abril a una ciudad ya de por sí inmensamente vital. Junto al Teatro Cervantes participan en el festival también el Teatro Echegaray y el Cine Albéniz. Resistimos la tentación de tomarnos un buen café en una de las terrazas que se encuentran en la plaza de entrada al teatro. Desde la calle Carcer conectamos con la calle Álamos y tomamos dirección a la plaza de la Merced. En nuestro tránsito accedemos al Museo de Arte Flamenco Juan Breva, situado en la calle Ramón Franquelo 4. El edificio se comparte entre la Peña Juan Breva y el museo, siendo éste una consecución directa de la primera. Precisamente el museo se inauguró en 2008, año en el que la peña cumplía 50 años de existencia. En su interior alberga 5.000 piezas, entre las que destacan 2.500 discos, formando una de las colecciones más importantes de España, además se pueden contemplar 40 guitarras (de hasta 2 siglos de antigüedad alguna de ellas), mantones de manila, aparatos fonográficos, batas de cola, etc… Sin duda, un museo de visita obligada para los flamencos y que puede resultar muy curioso para el público en general.
Llegamos de nuevo hasta la plaza de la Merced y aquí terminamos la primera jornada de nuestro viaje.

Algunas pistas

Intercambiamos opiniones, repasamos algunas notas y apuntes, leemos dos o tres folletos de los que nos hemos traido con nosotros y nos percatamos de la certeza de que ha sido una jornada intensa y que las ideas, reflexiones, emociones y sensaciones que nos ha traído el día aún viven frescas en nuestra memoria reciente.
Sirvan como pistas algunas calles, plazas y lugares donde poder cenar, comer, tapear o tomar una copa. El Centro Histórico de Málaga es un hervidero de gente los fines de semana. La confluencia de la calle Larios y la calle Granada con todas sus derivaciones ofrece mil posibilidades para el ocio y la gastronomía nocturnas. Escribimos aquí algunas pistas próximas o derivadas de estas dos calles y que reúnen ambientes de distinto tipo. A tener en cuenta las inmediaciones del Cine Albéniz, punto de reunión de terrazas para cafés por la tarde y copas largas entrada la noche. Sentarse en uno de sus sillones a una de sus mesas y poder contemplar la Alcazaba y el Teatro Romano es todo un privilegio. La plaza Uncibay posee distintos bares, restaurantes y cafeterías. La plaza del Carbón y la plaza del Siglo, la plaza Jerónimo Cuervo frente al Teatro Cervantes, la calle Méndez Núñez, etc, etc, etc. Todo a pie, distantes unos espacio y otros a diez minutos. Cocina internacional, tapeo, cocina mediterránea y cocina de vanguardia, comida rápida, pescaíto… Gustos y colores para todos los paladares.
Un café en una terraza, una cena en un restaurante moderno y dos pintas de cerveza negra más tarde, decidimos ir a dormir. Hemos reservado una habitación en un céntrico hotel a un precio más que razonable, todo es cuestión de mirar las distintas tarifas y ofertas en los múltiples y variados establecimientos hosteleros.

El Teatro Romano

Hoy vamos a visitar la Málaga más antigua. El Teatro Romano, la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro por la mañana, para terminar nuestra visita con una comida en el Palo.
El Teatro Romano tiene uno de los centros de interpretación más modernos que hemos visitado. Es de entrada gratuita y la visita comienza con una proyección multimedia a tres pantallas, para dejar paso a unas vitrinas que se encienden con el paso de los visitantes para volverse a apagar y cuenta con unos paneles táctiles donde la información elegida por el visitante aparece y desaparece con cada toque. Moderno y muy enriquecedor. El contraste entre el centro y el teatro es brutal y, precisamente por eso, lo disfrutamos más. Pasamos de las más modernas tecnologías del siglo XXI a las más modernas tecnologías del siglo I a.C. El Teatro Romano de Málaga es una construcción que corresponde a la importancia de la ciudad en la época. Se asienta sobre la ladera de una colina a la sombra de la Alcazaba y fue utilizado de manera activa y con su propósito original hasta el siglo III d.C, es decir, durante casi cuatrocientos años. A la llegada de los árabes el teatro se hallaba casi abandonado y se utilizaron parte de sus piedras para la reestructuración de la Alcazaba, así no es raro encontrar elementos de algún chapitel y fustes romanos en el interior de una construcción netamente árabe. Paseamos por su escenario y alabamos el proceso de reconstrucción que se ha seguido en el que el visitante puede sentirse partícipe sin dañar la obra original. Pensamos en las tragedias griegas que aquí se habrán representado, en las comedias romanas y resuenan los ecos de las voces de los actores reviviendo entre las bancadas de piedra.
La salida del Teatro Romano nos conduce a la entrada de la Alcazaba casi como por un sortilegio.

La Alcazaba, sueño árabe

Nos gusta. Desde la primera vez que la visitamos hace algunos años nos gusta. Sus callejas empedradas, sus vistas sobre el puerto de Málaga y sobre los tejados de la ciudad, su recorrido delicado, sus perfumes de azahar, su mirada directa al Mediterráneo.
Las entradas son múltiples y variadas y como vamos a visitar el castillo de Gibralfaro también, aquí se pueden sacar entradas combinadas para los dos monumentos, siempre con la prudencia evidente de no extraviarlas. Nos cuestan 6,90 euros para dos personas. Es recomendable llevar suelto, puesto que los tickets se deben extraer de unas máquinas expendedoras.
La Alcazaba combina en su esencia la delicadeza de un palacio y la rectitud de una fortaleza defensiva. Es en esa combinación donde radica su especial esplendor. Cuando se transita por sus almenas y se contempla la ciudad y el mar se entiende y comprende a la perfección la importancia de esta edificación desde allende los tiempos. Controla desde un promontorio junto al mar la bahía natural que forma el puerto de Málaga.
Fue edificada en el siglo XI y permaneció en pie y en manos musulmanas hasta la conquista de Málaga por las tropas cristianas en el siglo XV. Dos murallas con puertas acodadas forman el recinto principal. La inferior y de más vigor constructivo rodea por completo el edificio superior que alberga los palacio de los gobernantes. Paseamos, paseamos, paseamos.
Recreamos con nuestra imaginación la vida de antaño, los enseres que se muestran en las vitrinas, el murmullo del agua recorriendo las canalizaciones, las pinturas policromadas de sus arcos nos ayudan en la tarea. Observamos velos y túnicas y turbantes tras las esquinas, reinas moras, emires y gobernantes que miran las tierras de África desde la Torre del Homenaje. Nos sentamos un instante en sus jardines, cerramos los ojos, nos dejamos abrazar por el frescor de la mañana, por los perfumes violentos de las flores, por el arrullo de los caños de agua. Los visitantes vienen y van ante nuestros ojos, hablan idiomas distintos, acentos pronunciados y pensamos en el babel que tuvo que ser el puerto malagueño en el tiempo de los emires…
La Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro están comunicados por la Coracha, una calle ascendente entre dos lienzos de muralla imponentes. No se puede acceder a ella, así que para subir a Gibralfaro existen tres opciones. Caminando por la muralla exterior, en autobús (los horarios y paradas se indican en la entrada a la Alcazaba) o en coche. Si se toma la primera opción es aconsejable descender hasta la calle por el ascensor que hay en los palacios, ya que nos permite acortar un tramo antes de afrontar la subida hacia el castillo.

El Castillo de Gibralfaro, la fortaleza de Málaga

Son 20 minutos andando de manera ascendente y con un buen porcentaje de desnivel. El paseo, si se está en una mediana buena forma o si se hace con tranquilidad merece la pena, porque la ciudad de Málaga, la plaza de Toros de la Malagueta y los barrios de Pedregalejo, Limonar y el Palo van apareciendo poco a poco ante nuestros ojos). Llegamos algo cansados, pero con el cielo azul de Málaga anidando en nuestros ojos. Entramos.
La historia, como siempre, resulta evocadora. Los la etimología de las palabras, los topónimos. Gibralfaro se cree que proviene de la conjunción de dos vocablos uno árabe y otro griego. El primero de ellos Yabal, que podría traducirse como monte. El segundo, Faruh, que se traduce como faro, Su combinación Yabal-Faruh y su combinada evolución posterior llega a transformarse en Gibralfaro. El nombre indica también su más que probable origen fenicio-púnico como atalaya costera. El castillo de Gibralfaro se construyó en tiempos de Yusuf I, en el siglo XIV y probablemente se ideó como defensa natural de la Alcazaba contra los ataques por mar y por tierra con piezas de artillería.
Decir esto, describir el contexto en el que se construyó la fortaleza, sus razones y motivos pierden relevancia ante el paisaje que se abre ante nosotros. La vega del Guadalhorce se adentra en la provincia con sus inmensos campos de hortalizas y frutales. Málaga, Malaka, se rinde a nuestros pies, enseñándonos, casi a vista de pájaro alguno de sus secretos. Desde este otero podemos contemplar la catedral inacabada, el edificio del Museo Picasso, el torreón de la iglesia de los Martires y el de San juan, las barridas y nuevas urbanizaciones que se alejan del mar, el estadio de fútbol de La Rosalada (sede del Málaga Club de Fútbol), los bosques de pinos que abrigan el castillo, la alcazaba y sus palacios, las murallas, el puerto con sus insectos de acero con forma de grúas, la plaza de toros de la Malagueta, la extensión de Málaga hacia el este con El Palo al fondo, hacia el oeste y su conexión con Torremolinos, las estribaciones de las montañas…. Y el cielo azul… De ese color único y especial que luce sobre Málaga, que es común y distinto a los 101 municipios que componen la provincia, que no es agua ni es nube, que ofrece sol bravío en verano y una lánguida pereza en otoño, que regala días de playa en invierno y el revivir de los colores en la primavera…
Las murallas del castillo se pueden recorrer de forma perimetral. Hay tramos de escaleras bastante altos, pero se nos permite acceder a todos los baluartes defensivos, contemplar desde arriba el pasillo comunicante de la coracha o jugar a las guerras disparando ficticios cañones desde las troneras…
En el interior del recinto hay un centro de interpretación con algunas piezas auténticas y otras reproducciones que ponen en valor el relieve histórico de la fortaleza y de la ciudad de Málaga. Los fusiles, sables y trajes pueden hacer volar la imaginación de los niños.
Reina el sol en lo alto, llega el mediodía tardío, es tiempo de pensar en nuestro próximo objetivo: almorzar en la playa.

El Palo

Recogemos el coche en el parking en el que lo hemos estacionado y nos encaminamos en dirección al barrio de El Palo, lo que nos permite recorrer la costa de la capital y disfrutar del perfume de las primeras brasas para los espetos, del salitre intenso, de la ola recalada sobre la arena. Pasamos frente a los Baños del Carmen, un antiguo balneario construido en 1920 y que aocgió a las clases adineradas y burguesía malagueña. Ahora vive de su pasado, con un toque decadente que lo hace profundamente irresistible y lo convierte en uno de los mejores lugares de la capital para disfrutar de un café acompañado por la puesta de sol. Seguimos camino adelante hasta llegar al barrio de El Palo.
Huele a mar de manera instantánea, inmediata, como si fuere impreso en el adn esencial de la brisa. Se mece su vida al compás de las olas, del murmullo del mar, del vaivén delicado o recio del Mediterráneo.
Pasean las gentes por su paseo marítimo y se confunden turistas, visitantes y locales en una combinación única. Pasean las gentes en patines y en bicicleta, a paso ligero y a paso cansino, con el estupor en los ojos o la mirada azul del que todas las mañanas lo primero que ve es el mar. Y huelen las brasas preparadas para recibir la sardinas espetadas. Y son los espeteros los que las aventan con mimo y sabiduría centenaria. Al mar por el mar, por el aroma, por el gusto. Y los personajes que pueblan estos pagos. Como el marinero recio y enjuto, quemado mil veces por el sol, barbudo, que juega, silencioso al ajedrez con una caballero encorbatado. O la mujer mayor que pasea a su perro minúsculo ataviado con una traje de leopardo (el perro) mientras ella luce vestido de flores, mandil de flores, diadema de flores y unas bambas Nike con cámara de aire. Y todo salpicado por el reclamo de los restaurantes que pueblan el barrio y que ofrecen en sus cartas todos los pescados, todos los arroces, todas las combinaciones entre ambos, todo el mar Mediterráneo encerrado entre pucheros. Pero la elección la tenemos hecha. Es un clásico sin remedio ni intención de dejar de serlo y en una visita a Málaga es imprescindible descubrirlo, vivirlo o padecerlo al menos una vez: El Tintero.

Comida en El Tintero ¡¡Y yo cobreo!!

Aún sorprende, incluso habiéndolo visitado en un par de ocasiones. El griterío de los camareros “Concha fina, fina, fina, de verdad”, “En vinagre, llevo los boquerones en vinagre” “Cigalita plancha, digo, cigala plancha”, etc… Y así una retahíla simpar que comienza y no para. Los camareros se pasean entre las mesas gritando la mercancía que en ese momento llevan en la mano. El comensal levanta el brazo y el camarero se lo trae a la mesa. No hay carta en el sentido tradicional ni servicio en el sentido tradicional, es lo que se llama subasta de pescado. Los platos no se retiran de la mesa hasta el final, se acumulan sobre ella, son de tamaños y formas distinto y ahí se encuentra uno de los secretos del famoso ¡¡Y yo cobro!! ¡¡No me quieren ver, pero yo corno!! Se hace una llamado, el cobrador aparecem, cuenta los platos, las bebidas y con un bolígrafo escribe el importe sobre el mantel de papel de la mesa. Eso es el Tintero, pero hay que vivirlo. Es un espectáculo, siempre a rebosar, no existe el concepto de reserva… Y cuanta más gente, más lío, más griterío, más bulla… Abstenerse todos aquellos que esperen un lugar tranquilo y reposado al borde del mar. Hay que disfrutarlo sin complejos, levantar la mano sin contemplaciones para hacer un llamado al camarero que grita, por ejemplo ¡¡Calamar plancha llevo, oiga, calamar plancha!! Dos consejos: primero, en época alta de turismo ir pronto a comer (sobre la una o una y media), más tarde será difícil conseguir mesa, aunque se libran y se ocupan de manera permanente; segundo, no enloquecer pidiendo lo primero que se saque, tomarse su tiempo, esperar el plato del antojo personal o el que suene bien, hay para todos y con garantía de que el pescado es siempre completamente fresco. Pedimos agua y cerveza para beber y una retahíla de platos que incluyen arroz, gambas plancha, calamar plancha, almejas, adobo, peregrinas… El total de tanto dispendio en la cuenta se puede ver en una de la sfotografías. Tras la comida grabamos una secuencia mínima de la vida en El Tintero que se puede ver en el siguiente vídeo:





Despedida

La despedida de Málaga nos llena el corazón de emociones, colores, sabores, esencias, nombres, historias mínimas e historias mayúsculas, de pueblos y gentes, artistas, calles y plazuelas, edificios notables, paseos lentos, atardeceres de fuego, anochecidas alegres, amaneceres de postal, poemas y poetas, tapas, pintores y romanos, cofradías y turistas, museos, ríos ya renales, personajes, miradas, devociones y placeres, religiones, rectitud y parranda, soledad y bulla, calle Larios, teatros, almenas… Todo ellos lo agitamos, lo mezclamos hasta obtener un color único y especia, distinto e inigualable, el color del cielo de Málaga, el color azul del cielo, el color azul de su cielo.

Otras informaciones y enlaces de interés

La intención de esta visita: Hemos intentado hacer el recorrido más completo posible de la ciudad con puntos de interés dirigidos a un público general y que incluyen, creemos, los indispensables de Málaga y algo más. Nos hemos dejados llevar por buenas recomendaciones de profesionales y amigos, por la intuición y por la experiencia propia de la ciudad. Este reportaje en dos partes sólo pretende ser un boceto porque lo mejor, sin duda, es descubrir la Málaga que cada uno desee, quiera o necesite. La oferta de esta ciudad es tal que seguro, todos encontrarán su sitio como nosotros hemos encontrado el nuestro. Disfrutadla y vividla, en sus calles está parte de un sueño mediterráneo.
Los 23 museos: Málaga posee 23 museos de toda corte e índole, en el siguiente enlace se puede descargar un archivo pdf donde aparece la ubicación y descripción somera de cada uno de ellos. Museos de música, de casas de muñecas, de vidrio, de automóviles, un sinfín… Málaga Ciudad de Museos.
Las fiestas: Creemos que son cuatro los eventos sobre los que pivota la actividad festiva/cultural en Málaga. La Semana Santa, las fiestas de la Virgen del Carmen con su procesión marinera, la Feria de agosto y el Festival de Cine Español. A todos ellos los referenciamos con su correspondiente enlace.
Consejos: Para una visita completa, consultar a los técnicos del Patronato de Turismo de la Costa del Sol a a través del Contact Center o los técnicos de las diferentes oficinas de turismo. Una visita planificada, conociendo horarios, itinerarios y precios hará de la visita un recorrido o estancia más agradable.
Enlaces de interés: Además de todos los referenciados en las dos partes de este reportaje, tomamos como camino indispensable dos: la web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la web Turismo Málaga. En ellas encontrarán toda la información necesaria para una perfecta planificación de la visita.

Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.

5 comentarios:

Pantxike dijo...

Ha sido un puntazo, un gran colofón acabar El Color Azul del Cielo, con la segunda parte de la Ciudad de Málaga.Me quedo con este fragmento tuyo:
..."Todo ello lo agitamos,lo mezclamos hasta obtener un color único y especial,distinto e iniguanable,el color del cielo de Málaga,el color azul del cielo, el color azul de su cielo."
Pantxike.
Bueno Israel, se acaba una etapa y comienza otra, seguro tan éxitosa y
llena de experiencias que complentarán tu trayectoria profesional y ten por seguro que allá donde vayas tendrás a tus incondicionales siguiendote.
Besos para Anto y porsupuesto un abrazo muy fuerte para tí.

Nekane dijo...

Y el puntazo de EL Tintero
Nos dejas un poco así como plaf.
Ha resultado ser un blog sencillamente entrañable,didáctico y lúdico. Hace falta un libro de este blog
Con la esperanza de que nos sorprendfaqsa con algo tan atractico.
Un abracico,guapo

reimonalbert dijo...

Muy buen trabajo Isra,,, y lo del Tintero, la verdad, es más para padecer que otra cosa,,,, eso sí: hay que probarlo...
recuerda que queda pendiente ir a comer a una de esas ventas de poderoso condumio

reimonalbert dijo...

Muy buen trabajo Isra.... lo de el Tintero es más padecer que otra cosa, eso si: hay que probarlo.
Recuerda que tenemos pendiente ir a comer a una de esas ventas de poderoso condumio

FernanM3 dijo...

Y acaba en todo lo alto este periplo donde el chofer-guía más enamorado de su profesión (contador de historias-narrador de sensaciones)ha bordado el más bello tapiz de Málaga (más bella que nunca) Que lo pases a papel es fundamental, que se reconozca su excelencia es otra. Felicidades, zorionak... ahora nos queda una vida para ir deshojando esta joya, probar tus viandas, acercarse a tus miradores, reandar tus pasos (y los de Anto)Que grande ha sido y es. Los colores de Isra ahora se abren: te quedan verdes, lilas... ¡Que te leamos pronto! Brindemos y démonos un abrazo.