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18 ALGATOCÍN: DE MATANZAS, PRINCESAS Y CALLES INTRINCADAS

martes, 11 de agosto de 2009

Hay una leyenda. La leyenda de una princesa mora. Se llamaba Algatoisa y era la hija de un rey moro de Ronda. Sobre los cimientos de su castillo se erigió la actual Iglesia de la Virgen del Rosario. Ningún documento certifica la existencia de esta bella princesa capaz de dar nombre a un pueblo. Pero los mayores cuentan que los mayores cuentan que los mayores cuentan... Y la tradición oral se confunde con la realidad y con la historia hasta ser imposible comprobar qué de verdad y qué de leyenda tuvo la existencia de la princesa Algatoisa. Así, los historiadores, científicos de ley, aseguran que el nombre de Algatocín proviene del asentamiento en esta zona de una tribu bereber que respondía al nombre de Al Atusilyn y aunque será cierto, siempre preferiremos imaginar el espíritu de Algatoisa deambulando por el dédalo intrincado de las callejas algatocileñas. Un perfume a flores se huele al pasar tras un esquina, ¿será ella?

Aproximación


Antes de llegar al centro urbano de Algatocín y si venimos desde Gaucín por la carretera que une Ronda con Algeciras, tenemos una parada obligatoria para ubicarnos geográfica y mentalmente en el lugar que vamos a visitar. Apenas a un kilómetro del pueblo se encuentra el Mirador del Genal, un balcón asomado a al valle del río con el mismo nombre y que ofrece una panorámica sin igual. Se observan desde allí los pueblos blancos de Alpandeire, Fajarán, Jubrique o Genalguacil, la cima del pico Torrecilla e incluso el Peñón de Gibraltar. Ante nuestra mirada, un frondoso bosque de alcornoques, pinos y encinas que se aprietan unos contra otros, las hendiduras de los arroyos en el denso manto de las colinas, la fragancia de naturaleza exhuberante ascendiendo desde el Genal... Vemos el apiñado caserío de Algatocín, ubicamos el torreón de la iglesia, la cuesta que asciende hasta la ermita, el trazado irregular de sus estrechas calles.... Tomamos aire y descendemos con el automóvil hacia el centro. Apenas distan 30 kilómetros hasta Ronda, y en los fines de semana esta carretera es muy transitada por motoristas, así que también se recomienda cierta precaución y sosiego, para además, disfrutar mejor del paisaje.

Llegada y, lo primero, desayuno

Para entrar en el centro de Algatocín desde la carretera Ronda-Algeciras es necesario, una vez llegado a la entrada del pueblo, tomar el desvío que indica Estepona-Genalguacil y que atraviesa la parte baja del municipio donde se recomienda aparcar en el primer sitio que se descubra libre. Es un pueblo estrecho y con mucha vida, donde todo está muy cerca, así que no temamos pasear un tanto. Con toda probabilidad nos encontraremos en primera instancia con La Alameda, una plaza céntrica y que parece aglutinar la vida social algatocileña. Es este un lugar perfecto para iniciar la visita, ya que desde ella partes numerosas calles y callejas que se pierden en las sombras. Tomamos fuerzas en el bar que está situado en el frontal de la misma plaza. La tostadora está rota, así que se nos recomienda tomar una especialidad local, las tortas. Las tortas son una especie de masa de churro fina que, doblada sobre sí misma, realiza formas triangulares. Se puede acompañar con miel y una ración es generosa (vendrá media docena) y es suficiente para dos personas. Tomamos dos cafés con leche y tortas: 1, 80 euros. Mientras desayunamos vemos como los hombres sentados en el resto de mesas juegan al dominó mientras otro grupo charla y reposa en dos bancos situados a la sombra. A modo de pregonero moderno, nos sorprende una música y una voz que proviene de unos altavoces y que anuncia un inminente corte de agua. Sonreímos ante la naturalidad con la que los algatocileños reciben este mensaje que parece proceder del aire y lo práctico de su aviso. Nos levantamos y comenzamos el recorrido por las calles.

La iglesia y las calles

Comenzamos a perdernos entre las calles con el objetivo de encontrar la iglesia, situada en la parte alta del pueblo. Es una pérdida consciente con la que queremos dejarnos llevar, intentar desvelar algunos de los secretos del municipio. En la misma entrada a la Alameda hay un panel den forma de mapa donde aparecen ubicados los lugares de mayor interés como fuentes, iglesias, algunas casas del siglo XVIII, etc... Pese a mantener un trazado irregular cincelado a base de calles estrechas tiene Algatocín cierto porte señorial, con algunas casas suntuosas de base cuadrada y hasta tres pisos de altura y que mantienen las ventanas y puertas enrejadas. El mismo ayuntamiento, situado tras la alameda es una de esas casas. Sorprenden las flores aquí y allá, la explosión lila de las buganvillas. Hay calles en las que la profusión floral les hace parecer un vergel. Todo es casco urbano de Algatocín es un laberinto de zetas, de escalinatas escurridizas, de esquinas que se funden unas con otras. Aparecen entre estas calles antiguas los comercios sencillos, casi como casas particulares, protegidos del sol con esas esteras que cuelgan de su marco. Y allí entran y salen las mujeres y los hombres con un pan bajo el brazo, un carrito, dos bolsas de compra. Así, lleno de vida está Algatocín, compartiendo su pasado antiguo con su presente más real en una perfecta convivencia. Llegamos a la Iglesia Parroquial de la Virgen del Rosario, sublime torreón pintado de albero y grana que recorta su presencia contra el cielo y contra los montes. Una plazuela se abre ante su puerta principal, lateral, donde unos bancos permitirán al viajero sentarse y reposar. En el camino hemos descubierto muchos más ejemplos de esta arquitectura tradicional que hace a estos pueblos apretado, apiñados, tan especiales. Algatocín guarda algunas sorpresas en forma de antiguas casas que parece ser tuvieron cierto abolengo. Caminamos entre sus calles, nos refrescamos en sus fuentes, tomamos la sombra bajo sus múltiples emparrados. Y también hacemos una importante parada técnica.

Parada técnica: la matanza

Existen varias tiendas en Algatocín que ofrecen uno de sus mayores tesoros: los embutidos y los productos cárnicos. No en vano, la industria chacinera del municipio tiene renombre y sus productos, tradicionales y artesanales son de calidad. La importancia de la industria chacinera ha llevado al ayuntamiento a colocar un placa en la Alameda en la que se dice lo siguiente: "Con la llegada de los colonizadores cristianos, allá por el siglo XV, los productos derivados del cerdo se fueron implantando con tal fuerza que hoy en día no hay menú casero que no contenga su trocito de morcilla, chorizo, costillas o sus buenas orejas y callos si lo que se quiere cocinar es el famoso guiso patas. Algatocín, que en esto sigue la tradición de sus antepasado, una vez llegan los fríos sigue realizando la matanza a la antigua usanza, invitando para ello a parientes y vecinos a participar en la fiesta". Con estos antecedentes no podemos resistirnos, así que entramos en uno de sus comercios y compramos 1 ristra de chorizo, una morcilla y una salchichón con "denominación de origen" algatocileña. Total: 6,50 euros. Lástima no poder disfrutar de ese guiso de patas a base de fuego lento, chacinas, garbanzos y patas de cerdo fuertemente especiado. Llegará el invierno y con él la oportunidad segura de degustarlo.

La Ermita del Calvario y despedida

Preguntamos por el camino de la ermita, fuera del casco urbano del municipio y en su parte más alta. - Sí se puede ir andando, se tardan 15 minutos nada más, está muy cerca. Sólo tienen que subir por aquí, cruzar la carretera de Ronda y en seguida verán un camino empedrado que sube hacia arriba. Pues por ahí,- nos indica una señora. Eso hacemos. Con el ascenso la vista promete una panorámica apabullante. Dejamos atrás el antiguo lavadero y continuamos la subida por el camino empedrado. El último tramo discurre bajo la sombra de algunos pinos, y se agradece. Aconsejamos llevar un poco de agua porque aunque la subida es corta, es un tanto intensa. La puerta de la ermita permanece cerrada, atada con una cuerda gruesa y un nudo de fácil deshacer. Imaginamos que con la idea de permitir entrar al visitante e impedir la entrada a los animales. La ermita es una construcción pequeña, rodeada de un denso pinar, con algunos bancos propicios para el descanso que mira de tú a tú al Valle del Genal y ahí reside precisamente su grandeza. A nuestros pies el caserío apretado y morisco de Algatocín, frente a nosotros, las montañas rotundas que conforman el Valle del Genal con el pico Torrecilla al frente, a nuestra izquierda las primeras estribaciones de la Serranía de Ronda en la que se encaraman los primeros pueblos blancos, a nuestra derecha, hacia el este y entre brumas, el Campo de Gibraltar y la mole granítica del Peñón. Fragancia de pino en el aire. Sopla una brisa fresca y perfumada. ¿Se puede pedir más?

Recomendaciones y enlaces útiles

Chacina: La industria chacinera es de primer orden. Las mismas fábricas se localizan en el municipio y comprar un tanto en alguna de ellas es una buena opción de regalo o de consumo propio. Hay varios comercios en lo que adquirir chacinas y derivados del cerdo, todas ellas de garantía.
La Ermita y el Mirador del Genal: Armarse de unos buenos prismáticos y una cámara de fotos resulta imprescindible. los paisajes y las calles de Algatocín invitan al descubrimiento y a la fotografías. Explorar los rincones secretos y observar las estribaciones de los picos es un buen modo de recuerdo.
Enlaces de interés: Como referencia, la web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la página web municipal, www.algatocin.es. Como referencia eminentemente local se puede visitar el blog de Algatoisa y por pertenecer al Valle del Genal y a la Serranía de Ronda, hay diversas referencias a Algatocín en www.laserrania.org.

Este blog queda abierto a todas las sugerencias y recomendaciones de sus lectores. Quiere ser una puerta abierta y cuantas más opciones haya, mejor. Os esperamos en El Color Azul del Cielo.

6 comentarios:

MONTE AVENTURA, tu guía más natural dijo...

Perderse por la carretera pasajistica desde Casares a Ronda es una escapada a la historia, a leyendas de bandoleros y moriscos. Tambien una incursión a una naturaleza brava, de bosque antiguos de alcornoques y castaños, donde habitan el corzo, el ciervo y el jabalí.

El vuelo del buitre o del aguila culebrera nos acompaña en un sinuoso y serpenteante recorrido por una serrania indómita.

Gracias Isra por acercarnos a una de las comarcas más auténticas de Andalucía.

Bego dijo...

La vista desde el Mirador del Genal es estupenda,y me llama la atención las casas antiguas como el ayuntamiento.

Anónimo dijo...

Gracias desde el Ayuntamiento de Algatocín por esa descripción tan maravillosa de nuestro municipio.Leerla nos ha provocado cierta melancolía y a la vez alegría..gracias de verdad, y aquí tienes tu casa para volver cuando quieras.

Un saludo

Anónimo dijo...

Gracias desde el Ayuntamiento de Algatocín por esa descripción tan maravillosa de nuestro municipio.Leerla nos ha provocado cierta melancolía y a la vez alegría..gracias de verdad, y aquí tienes tu casa para volver cuando quieras.

Un saludo

Anónimo dijo...

HE ESTADO POR ESTAS TIERRAS Y ME HAN ENCANTADO LAS CARRETERAS MUY ENREBESADAS POR LA OROGRAFIA DEL TERRENO YO DIGO QUE NO ME ESTRAÑA QUE A CURRO JIMENEZ NO LO ENCONTRARA LA POLICIA CUALQUIERA SE PUEDE PERDER POR LA SERRANIA QUE A MI ME GUSTARIA PERDERME CON ALGUIENDE ESTE PUEBLO MARAVILLOSO.UN SALUDO.

CARMEN dijo...

Hola, me ha gustado mucho visitar la serrania de Ronda estos pueblos tan blancos, y el cielo tan azul es una delicia para la vista y un relax para el espiritu con la tranquilidad que se respira en el campo.Ha sido la primera vez que me acerco, por aqui y me da mucha pena marcharme,pero seguro que volvere, HASTA SIEMPE.