Una figura alargada y largirucha camina entre las hileras de naranjos. Lleva un sombrero oscuro y un cigarro en la mano. Bajo el brazo, un cuaderno. Pasea tranquilo, saboreando los perfumes de los frutales. Un pie tras otro. Le llaman de muchas maneras, "El inglés", "El viajero", "El escritor", algunos le llaman Don Gerald, otros señor Brenan. Hace algunos meses que escogió Alhaurín el Grande para vivir, para escribir, para caminar. Le vemos caminar por entre las hileras de naranjos y nos preguntamos si esa sombra será ficción o será realidad.
Una aproximación
Parece que la bruma matinal que cubre como leve nube de lana los frutales recogiera la exuberancia de sus aromas cítricos e impregnara el aire con ellos. Vive Alhaurín El Grande de su nombre árabe de raíz Al-haur traducido como hoya o valle, interpretando su nombre completo como “Jardín de Alá” como ya le nombraron los antiguos moradores de estas tierras. Vive remansado sobre un altozano, estribaciones primeras del norte de la Sierra de Mijas, desde el que contempla sus dominios de naranjos y limones. Salpican las casas solariegas, auténticos cortijos modernos, aquí y allá, asomando sus torres, sus lucernarios, sus muros de jardín domesticado. Y ese frescor primero de la mañana parece colarse entre las calles, largas, rectas, que nos conducen hasta el centro ciudad. Permanece silencioso aún Alhaurín El Grande en esta mañana de otoños todavía por cuajar.
Las primeras calles, la iglesia, el arco
Hemos entrado en el municipio desde el camino de Coín, nos adentramos por la calle Convento hasta llegar a la plaza Alta, donde estacionamos. Nos pertrechamos, sacamos una excelente guía que nos hemos descargado desde la página web municipal y que nos será de gran ayuda en la visita. Comenzamos. Descendemos por la calle Cruz, la luz primera de la mañana tiñe de brillantes dorados las fachadas de las casas. Comienza la vida, sosegada y apacible. Grandes casas, de techos altos y puertas de umbrío zaguán que desembocan en patios luminosos. Nos dejamos llevar por la calle Cruz. Cruzamos por algunas panaderías y recordamos que se alaba el pan alhaurino en la comarca, subrayando que resulta de gran calidad, variedad y mejor cocción tradicional. Compramos una barra artesana, 1,60 euros. Grande, crujiente, olorosa, con perfumes de trigo tostado, de corteza poderosa y restos de fina harina en la superficie que nos manchan de blanco las manos. Precisamente en esta calle Cruz se inauguraba en 2007 el primer Museo del Pan de España, un homenaje de la familia García, panaderos de toda la vida y dueños de la empresa “El Colmenero de Alhaurín”. Nos cruzamos con la calle Albaicín (a la que volveremos más tarde) y torcemos a la izquierda siguiendo el rastro del pináculo de la torre de la iglesia de la Encarnación. Desembocamos así en la plaza Baja, antesala del templo, una plaza amplia, grande, peatonal, en la que algunos bares ya han colocado sus terrazas para el desayuno. “La iglesia de la Encarnación se construyó poco después de la llegada de los cristianos al municipio en el año 1485. Su edificación se llevó a cabo en lo alto de una colina y sobre un castillo. En la parroquia se rinde culto a Nuestra Señora de Gracia, patrona de Alhaurín el Grande. Del primitivo edificio se conservan vestigios como la bóveda de crucería gótica del cuerpo bajo de la torre, si bien se desarrollaron importantes reformas a lo largo del siglo XIX, dándole su actual estética neoclásica”, apunta nuestra guía. Es un edificio macizo de forma cuadrangular con una torre campanario hexagonal rematada en un pináculo cerámico de color azul intenso. Es una iglesia de planta alargada, muy luminosa, con suelo de mármol blanco, remates color crema y láminas de madera forrando la base de las columnas. En los laterales de las naves aparecen hasta ocho hornacinas muy ilustradas portando otras tantas imágenes. Nos sorprenden los toques de campana cuyo tañido se extiende por las calles adyacentes al templo. Casi siguiéndolas nos situamos en la parte trasera de la iglesia, donde se halla el Arco del Cobertizo. Leemos nuestra guía “El Arco del Cobertizo es de época musulmana (S.XII). Este arco fue la entrada a la Medina y posiblemente formaba parte de una muralla que protegía la ciudad. En sus inmediaciones se situaba el zoco, donde se vendían productos agrícolas y ganaderos de la zona”. Parecen sonar aquí los ecos de ese trasiego de caminantes y comerciantes que entraban y salían del zoco cargados de productos, de especias y telas, de frutos, de pescados y carnes. Imaginamos el trajín de los burros y de las mulas ascendiendo desde el fondo del valle.
La ermita de San Sebastián, las casas
Desde el Arco del Cobertizo cruzamos delante de la puerta de la Casa Hermandad de Nuestra Señora de Gracia, y descendemos, cruzamos la Puerta de La Villa hasta llegar a la Casa de la Cultura, un hermoso edificio rehabilitado de fachada blanca y ventanas de forja negra. Cruzamos la calle Ollerías hasta llegar a la plaza de San Sebastián, lugar donde se ubica la ermita del mismo nombre. Curioso edificio que tuvo origen musulmán y que ya se presentaba en el año 1485 bajo la advocación de San Sebastián, del que eran muy devotos los Reyes Católicos. Sorprende el templo por su historiada espadaña de un solo ojo y doble campana, así como por sus elementos decorativos de estilo netamente andaluz y que se asemejan a cuatro jarrones alfareros pintados de brillante lila y blanco. Desandamos el camino andado hasta regresar a la intersección de la calle Convento con la calle Albaicín. Nos sorprende la gran cantidad de casas imponentes, algunas del siglo XVIII y XIX, grandes edificios pintados de vivos colores sobre la base del blanco, con forja en sus ventanas y puertas, zaguanes de solería hasta media altura, patios vivos de frutales. Se mezclan en el aire los perfumes del jazmín y de los cítricos que provienen del campo. Huele dulce en Alhaurín El Grande.
El Portón de San Rafael, la ermita de la Vera Cruz, el ayuntamiento
Ascendemos por la calle Albaicín y se va abriendo a nuestra espalda el paisaje de esta hoya de frutales que es el Valle del Guadalhorce. El paisaje se remata con el campanario azul de la iglesia en primer plano. Al final de la calle Albaicín, que tiene en rigor más pendiente de lo que aparenta, se encuentra el portón de San Rafael, la antigua entrada a una capellanía de las muchas que había en Alhaurín y que marca la salida del municipio hacia la sierra mijeña. El portón está constituido por un arco de medio punto de fábrica de ladrillo, rematado por una hornacina con la imagen del santo y una sencilla cruz. Tomamos el camino de la izquierda hasta llegar al parque Arquilla del Agua, donde nos sentamos a reposar la visita y tomar aire tras la subida de la calle. Estamos llegando casi al final del municipio, vemos las estribaciones de la sierra de Mijas a escasos pasos y recortado contra ella el perfil de la ermita de San Antón. Tras el reposo, regresamos hasta el Portón de San Rafael, cruzamos la calle Albaicín y seguimos adelante hasta cruzar la calle Molinos de Arriba e incorporarnos a la calle de la Calderona. Seguimos observando incluso en esta parte alta más antigua del municipio algunas casas de tronío y aspecto de pasado señorial. Calles largas que se curvan poco a poco y nos impiden ver el final de las mismas. La calle de la Calderona se transforma en la calle de Burdos y salimos así hasta la principal calle Convento, vía por la que hemos accedido antes hasta el centro urbano. Giramos a la derecha. Desde aquí se ramifican calles hacia arriba y hacia abajo, configurando, tejiendo, el entramado urbano de Alhaurín El Grande. Antes de comenzar nuestro descenso hasta la plaza Alta nos cruzamos con la plaza del Convento, lugar en el que conviven casi pared con pared el ayuntamiento y la ermita de la Vera Cruz (ahora en proceso de restauración). Es una plaza tranquila que también hace las veces de mirador natural sobre el Guadalhorce. Se observa desde aquí parte de la serranía rondeña con la Sierra de las Nieves en primer término. Se ven los manchones blancos que son en lontananza los pueblos de Yunquera, Alozaina, Casarabonela un poco más a la derecha y Coín de frente. ¿Por qué recibe este lugar el nombre de plaza del Convento? Antiguamente existía sonde ahora está emplazado el ayuntamiento el llamado convento franciscano de Santa Catalina, en la actualidad, las cuevas que pertenecieron a ese templo religioso forman parte de los bajos de la estructura de la casa consistorial, utilizándose, tiempos atrás, como pósito y en la actualidad como centro de celebración de eventos culturales. La puerta del ayuntamiento está abierta, entramos y nos encontramos con un gran patio interior de sabor típicamente andaluz. La ermita de la Vera Cruz, leemos lo que sobre ella apunta nuestra guía: “Dedicada en sus inicios al culto musulmán, está enclavada en el solar que albergó la ermita del s XVI destruida ,junto con el Convento franciscano de Santa Catalina, actual Ayuntamiento, por las tropas napoleónicas el 27 de Agosto de 1812 y ocasionando la muerte de 104 alhaurinos. De estilo Neogótico, fue reconstruida en el año 1921. Destaca su fachada principal, constituida por dos torres gemelas de esbeltos pináculos, que franquean la puerta principal, rematada en artístico rosetón y todo ello adornado con decoración vegetal”. Guerras que transforman la historia y la cara de los municipios. Desde la plaza descendemos a la calle Camino de Coín para encontrarnos con la fuente Lucena o la Fuente de los Doce caños, cuyo aspecto actual se debe a las obras de remodelación que se llevaron a cabo en el siglo XX. Fuente que dicen los alhaurinos nunca ha dejado de manar agua, incluso en los peores de tiempos de sequía. Nos refrescamos y buscamos el camino a la plaza Alta, donde hemos estacionado el coche.
Despedida
Nos llegan los ecos de Gerald Brenan, el rumor de sus poemas, de sus escritos, de sus relatos y cuentos. Lo imaginamos apostado con su sombrero en lo alto del Albaicín, paseando por la calle Convento, sentado en las proximidades del Arco del Cobertizo, ideando las fuentes de su próxima novela, de su próximo reportaje. Nos llega el rumor del rasgar del lapicero sobre la cuartilla de su cuaderno y este se mezcla con la brisa procedente de los naranjos y los limoneros. Nosotros también nos sentamos y abrimos un ejemplar de su autobiografía donde habla de sus experiencias en el sur, en el sur de Andalucía, y también aquí, en el sur de Málaga.
Consejos, informaciones y enlaces útiles
Gerald Brenan en Alhaurín el Grande: Hispanista, escritor, periodista, viajero impenitente Gerald Brenan se trasladó a Alhaurín El Grande el 18 de enero de 1968. Entre 1968 y 1973 viaja por Grecia, Turquía e Italia; ese último año publica por fin su biografía de San Juan de la Cruz y al año siguiente su segundo libro autobiográfico, Memoria Personal (1920-1972). En 1977 publica en inglés Los mejores momentos. Poemas. En 1978, Pensamientos en una Estación Seca, un libro de aforismos fruto de sus lecturas, ya en aquel momento caudalosas. En 1982 se le hace un homenaje popular en Yegen y recibe la Orden de Caballero Británico de manos del cónsul británico. Sus bienes de fortuna, sin embargo, son cada vez más reducidos. El 11 de octubre de 1983 es nombrado hijo adoptivo de Ugíjar (Granada). En mayo de 1984 se hacen patentes sus estrecheces económicas y es enviado a una residencia de ancianos en el distrito de Pinner de Gran Londres. Sus admiradores realizan una campaña para que se le traiga de vuelta. Los gobiernos nacional y andaluz consiguen su vuelta a Alhaurín el Grande. El 1 de junio de 1984 y se crea la Fundación Gerald Brenan. El 19 de enero de 1987 muere a la edad de 93 años, lega su cuerpo a la ciencia y es depositado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga. El 20 de enero de 2001 su cuerpo es incinerado y sepultado en el Cementerio Anglicano de Málaga junto a su esposa Gamel. En total escribió unos cincuenta libros, la mayoría de ellos de viajes.
Semana Santa: Las procesiones de la Semana Santa alhaurina se hallan envueltas en la disputa entre “moraos” y verdes, es decir entre la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno que procesiona el Jueves Santo y la hermandad de la Santa Ver Cruz que procesiona el Viernes Santo. Esta disputa que consiste en la sana competencia de mejorar sus imágenes y tronos para vencer a los contrarios se traduce en una amplia participación de la ciudadanía en las celebraciones, que además de los desfiles procesionales incluyen representaciones de pasajes de la Pasión.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la página web del Ayuntamiento de Alhaurín El Grande. Complementamos la información de Gerald Brenan con su archivo histórico de la Universidad de Austin.
Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.
78 ALHAURÍN EL GRANDE: LA MUSA DE BRENAN
martes, 5 de octubre de 2010
Publicado por Israel Olivera en 0:01
Etiquetas: Alhaurín el Grande, Antonio Gala, Costa del Sol, Gerald Brenan, Guadalhorce, limoneros, Málaga, naranjos, Valle del Guadalhorce
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3 comentarios:
La primera impresión de Alhaurín el Grande es de blancura,limpieza,nitidez y a la vez contraste en sus perfiles.
Cada día me sorprendo más con estos pueblos malagueños:un Museo del Pan,el Arco del Cobertizo que te lleva a imaginar la vida en los zocos y en la Medina,Gerald Brenan...
BELLEZA Y PAZ
Israel:Supongo que sabrás que en Bilbo tenemos también una calle llamada Ollerías.Curioso
Un abrazo y sigue haciéndonos vivir unos martes luminosos.
Pero que clase tiene Alhaurín El Grande,que suerte tienen los habitantes de este bello lugar..., entendemos perfectamente que Gerald Brenan quedo prendado de este grandioso pueblo . Al igual, que hemos quedado el resto, al leer esta maravillosa guía que nos ha escrito Israel Olivera de Alhaurin El Grande.Bravo!!, nos ha encantado.
¡QUE BONITO TIO......
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